Crisis ecosocial

El presidente de Irlanda llama a decrecer: "El crecimiento eterno precipita la destrucción de todo"

Michael D. Higgins instó al país a "reequilibrar la economía, la ecología y la ética". Es el primer mandatario que avala públicamente la Teoría del Decrecimiento.

La aceleración de la crisis climática y la ineficacia del capitalismo verde para descarbonizar las economías de los países desarrollados -condición sine qua non para la sobrevivencia de la humanidad- empiezan a consolidar el decrecimiento, teoría económica tabú y marginal por cuestionar el principio básico del desarrollo de las sociedades, en la agenda política de Europa. 

Como adelantó LPO, la Unión Europea financia desde el año pasado investigaciones científicas sobre la viabilidad de este disruptivo modelo. Desde hace años, científicos y ecologistas advierten que, inevitablemente, el mundo necesita una "disminución controlada y progresiva de la producción" -pilares opuestos al que se sustenta el actual modelo capitalista- para enfrentar la "crisis estructural y sistémica" ligada al cambio climático y a los límites de los recursos minerales y energéticos del planeta. 

Si no se atiende de forma "urgente" a los "límites del planeta" (el declive de las energías fósiles, la escasez de minerales, la destrucción de la biodiversidad, etc.) y los gobiernos de las economías desarrolladas siguen apostando a aumentar los modelos de producción y consumo, el sistema va "camino al colapso", según esta teoría.

La revista científica Nature también se hace eco del decrecimiento: "Puede funcionar"

En febrero, el decrecimiento consiguió romper su abstractismo (la principal crítica de sus detractores) al confirmarse el éxito de una de sus principales medidas, la semana laboral de cuatro días, tras publicarse una investigación realizada por un grupo de prestigiosos científicos de la Universidad de Cambridge.

Ahora, el que llamó a terminar con la "obsesión" del "crecimiento inexorable" fue el presidente de Irlanda, Michael D. Higgins (82 años), exministro de Cultura y expresidente del Partido Laboralista, una figura con mucho peso simbólico -poca relevancia ejecutiva- en el sistema parlamentario de este país. 

"Crecimiento significa más rendimiento. Más rendimiento significa más impacto. Más impacto significa menos planeta. El crecimiento eterno precipita la destrucción de todo", afirmó durante su intervención recepción organizada por Think-Tank for Action on Social Change (TASC), un think tank dedicado al cambio social.

"El decrecimiento es un mal marco político, es demasiado opuesto al sentido cultural dominante"

Y agregó: "La fijación por el crecimiento perpetuo ha dado como resultado una disciplina que se ha vuelto ciega ante el desafío ecológico, la catástrofe ecológica que enfrentamos ahora".

El primer ministro irlandés, Leo Varadkar. 

D. Higgins dijo que Irlanda debe "reequilibrar la economía, la ecología y la ética". "Nuestra obsesión por la expansión económica inexorable expresa, quizás, un deseo de trascender nuestros límites materiales y elevarnos por encima del estado de naturaleza. Sin embargo, esta fijación del crecimiento aumenta paradójicamente la potencia de esos mismos límites", reflexionó.

Hemos llegado a una coyuntura sumamente crítica en la que se ha demostrado que los modelos dominantes de crecimiento económico dañan la cohesión social, la vida democrática y el futuro de la vida misma en nuestro frágil y vulnerable planeta

A su juicio, esta fijación por aumentar el PIB ha generado un "cóctel mortal de desigualdades explosivas, desregulación masiva y una globalización definida únicamente por las densidades comerciales ha precipitado esta crisis ecológica".

Se preguntó: ¿Podemos elaborar un nuevo discurso económico, un discurso que responda tanto a las necesidades y aspiraciones fundamentales de nuestros ciudadanos como a nuestras responsabilidades globales en relación con nuestro planeta?

"Decrecer no es empobrecer, es un proceso inevitable para vivir bien"

Y concluyó: "Hemos llegado a una coyuntura sumamente crítica en la que se ha demostrado que los modelos dominantes de crecimiento económico dañan la cohesión social, la vida democrática y el futuro de la vida misma en nuestro frágil y vulnerable planeta. El nuevo paradigma tiene la capacidad de ganar la aceptación general, y no solo es un gesto importante hacia la solidaridad intergeneracional, es nuestra única esperanza como pueblo global de evitar una catástrofe ecológica y social".

Según cita de The Irish Times, el discurso del presidente descolocó por completo al Gobierno. Altos cargos del Ejecutivo se negaron a hacer comentarios sustantivos sobre las opiniones del presidente, incluso extraoficialmente, dejando entrever que las reflexiones fueron a título personal y no una hoja de ruta oficial.