Schiaretti rechazó la avanzada de Alberto contra la Corte Suprema

Lo hizo en el discurso de apertura de sesiones de la Legislatura. Mostró su expectativa de ser un actor nacional.

En su último discurso como gobernador ante la asamblea legislativa, Juan Schiaretti marcó un fuerte rechazo hacia la avanzada del Gobierno nacional contra la Corte Suprema de Justicia de la Nación, y reclamó que se "respete" la división de poderes.

Intentando ponerse un traje de actor en el próximo escenario nacional, Schiaretti dijo que "el país debe tener mayor calidad institucional, debe respetarse la división de poderes"; plafón que utilizó para "ratificar" su rechazo "al intento de juicio político por parte del actual Gobierno nacional a la Corte Suprema de Justicia"

Ante los legisladores nacionales por Córdoba, bloque, pidió dejar atrás la grieta, su caballito de batalla para las elecciones que se avecinan. "Necesitamos unirnos, ponernos de acuerdo e ir para adelante, la Argentina nos necesita unidos y para adelante. Sé que somos más los que estamos dispuestos a poner el hombro para superar las diferencias que nos dividen, que aquellos que cultivan la grieta".

Lo escuchaban en primera fila Luis Juez, Rodrigo de Loredo y Mario Negri, líderes de Juntos por el Cambio, un espacio al que Schiaretti califica de fracasado tras el Gobierno de Mauricio Macri. Entre De Loredo y Juez está el futuro candidato a gobernador de ese espacio, de acuerdo con las expectativas de ambos dirigentes, quienes fueron socios en la última elección nacional, pero que no logran congeniar en la definición local.

A ellos, Schiaretti les dedicó un dardo cuando pidió a "los dirigentes políticos dejen de funcionar solamente alrededor de sus peleas, dejen de ser comentaristas de la realidad y se ocupen de resolver los problemas de la gente".

Schiaretti llegó a la Legislatura con fecha de vencimiento: el 10 de diciembre dejará de ser el gobernador de Córdoba, y por ende, el jefe del peronismo. Él intentará que lo suceda Martín Llaryora. Sin embargo, el actual mandatario dejó en claro que gestionará hasta el último día y que intentará moldear algunos trazos del próximo gobierno.

En este marco, no hubo un discurso de despedida ni de revisionismo histórico; al contrario: no mencionó que él cierre el ciclo iniciado por José Manuel de la Sota en 1998, cuando le ganó la elección a Ramón Mestre.

"Schiaretti se plantó como un actor del escenario político que viene", es uno de los análisis que se hicieron en la Legislatura tras escuchar al gobernador. Lo hizo un peronista, claro está. La oposición se enfocó en todo lo que no mencionó Schiaretti. "La inseguridad que nos desvela, la salud que nos robaron, la educación postergada", en palabras de Luis Juez, uno de los críticos.

Ese "escenario que viene" es el país sin Cristina Fernández en el centro del poder. Al menos, eso imagina el schiarettismo, que le asigna a su jefe chances de integrar el post cristinismo.

"No es progresista quien gobierna de manera autocrática y feudal por más que recite consignas", dijo Schiaretti, en otro tiro por elevación al kirchnerismo, espacio al que el schiarettismo lo quiere subordinado al peronismo, no al revés.

Aunque en el Gobierno reconocen que esta construcción "anti grieta" en la que trabaja Schiaretti aún le falta músculo, el proceso de descomposición del Frente de Todos alimenta la expectativa de que más sectores del peronismo no K confluyan en un nuevo esquema electoral.

Lo repiten en el corazón del schairettismo desde hace semanas: "Si el peronismo quiere dejar atrás al kirchnerismo, debe encarar un proceso en el cual el peronismo de Córdoba debe ser líder, porque es el espacio con la gestión más exitoso y el único que enfrentó sistemática a Néstor Kirchner y Cristina Fernández", es la lectura.