Cataluña

Aragonès fracasa y abandona la cumbre Sánchez-Macron sin meter la agenda independentista

El presidente de la Generalitat insistió en que el procés no ha acabado y se automarginó del encuentro. El tratado de amistad entre España y Francia lleva la relación a otro nivel. En Moncloa presumen del acuerdo con París.

El foco mediático puesto en Barcelona sirvió al presidente de la Generalitat para insistir con que el procés no ha acabado. "Mientras el Estado sigue mirando a otro lado, y Cataluña no pueda decidir su futuro y se acepte la votación, habrá conflicto político", advirtió este jueves Pere Aragonès al gobierno de Pedro Sánchez. Y agregó que pudo expresarle a Emmanuel Macron "la voluntad de seguir construyendo una Europa más fuerte en la que consideramos que Cataluña tiene que formar parte de ella".

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Pero el mandatario catalán se automarginó de la cumbre hispanofrancesa, la número 27 y la primera tras la pandemia, al retirarse antes de que sonaran los himnos de España y Francia. Aragonès señalóAragonès promete referéndum pactado con Moncloa pero Sánchez e Illa lo rechazan

Junqueras dijo que tenía previsto irse, si bien apuró la retirada cuando se intensificaron los gritos de "traidor". Los posconvergentes y los antisistema criticaron que el Govern haya cedido ante Sánchez y permitido la cumbre en suelo catalán. Mientras los independentistas se lanzaban reproches cruzados, Macron estrechaba la mano de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, que dio la bienvenida al encuentro. Junqueras había agitado la protesta durante semanas y terminó apartado por su propio espacio. 

Los manifestantes independentistas protestan contra la cumbre bilateral en Barcelona.

La portavoz del gobierno restó importancia a las protestas y los silbidos que recibió Junqueras y dijo que "todos tenemos que hacernos cargo de que estamos en una cumbre muy importante, y lo relevante no estaba fuera, sino en lo que está sucediendo dentro, en las decisiones que está tomando España, en el liderazgo que estamos asumiendo en el ámbito europeo y energético". Isabel Rodríguez destacaba así las reuniones de consejos de ministros del Elíseo a Moncloa y viceversa y la la coordinación de las posiciones en Bruselas. 

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El tratado de amistad estipula una cumbre anual encabezada por los dos presidentes y augura un fortalecimiento de la posición de España en la Unión Europea. Sánchez puede presumir este logro no solo a los partidos de la derecha, sino a los independentistas de ERC y Junts, ya que Cataluña está destinada a ser un punto central en esta nueva etapa del vínculo hispanofrancés.