Crisis energética

La sequía obliga a paralizar una de las centrales hidroeléctricas más grande de España por primera vez en la historia

Endesa paralizará la central que funciona en el embalse de Mequinenza, en el río Ebro. Si la sequía se prolonga la medida puede replicarse en otras represas. El exceso de los regadíos, otro factor.

 "Si el otoño es seco, gran parte de España va a sufrir un colapso hídrico". La advertencia la lanzó en agosto Santiago Martín Barajas, coordinador del área de Agua de Ecologistas en Acción. Aquel presagio empieza a cumplirse. La prolongada sequía obligará a Endesa a adoptar una medida histórica: paralizar en dos semanas la central hidroeléctrica que funciona en el embalse de Mequinenza, en el río Ebro.

La inédita decisión, anunciada por Ángel García, jefe de producción de esta compañía, expone, al cabo, las consecuencias del impacto climático en la producción de energía, el talón de Aquiles de la economía europea. 

Si bien las renovables baten récord en el continente, la sequía -y el parón nuclear- obliga a usar más combustibles fósiles, a depender del petróleo, el gas y el carbón, las fuentes de energía que el capitalismo necesita dejar atrás para evitar los peores escenarios del cambio climático.

El otro ahorro: aumentan las restricciones de agua por la sequía, el calor extremo y el alto consumo

Las hidroeléctricas españolas son un ejemplo de esta "sábana corta". Los pantanos del tramo final del río Ebro están en mínimos históricos. Según el último Boletín Hidrológico, la cuenta del Ebro, con una capacidad de 7.919 hectómetros cúbicos (hm³) de agua, tiene hoy 2.798, un caudal bastante inferior al mismo período de 2021 (3.876) y muy por debajo de la media de los últimos diez años (4.105).

La inédita sequía de este año ha provocado una estrepitosa caída de la producción hidroeléctrica. Hasta ahora, según Endesa, el déficit se pudo contrarrestar gracias a las reservas. Según los datos recopilados por Red Eléctrica, el 2022 se encamina a ser el de menor producción hidroeléctrica en la historia de España. En los primeros nueve meses del año, el descenso fue del 48% respecto al 2021.

No me gusta la palabra colapso de forma vacía y ligera. Es fácil aventurar un colapso a cincuenta o a cien años. Pero no puedo dejar de advertir que estamos a las puertas de un colapso hídrico. Lo estamos rozando desde hace años. Ahora puede ocurrir

Sin el almacenamiento y sin lluvias (el comienzo del otoño ha sido bastante seco), la situación "empieza a ser grave". La central hidroeléctrica de Mequinensa -la décima más grande de España- está hoy en el 23% de su capacidad. Nunca se ha detenido desde su inauguración, en 1966. 

Endesa monitorea de cerca cuatro centrales en Catalunya: Talarn, Gavet de la Conca, Escales y Pont de Montanyana. Las próximas semanas será clave para evitar la paralización de estas represas. 

Según los expertos, que las cuencas hídricas estén en mínimos históricos no se explica solo por la sequía. El consumo productivo es un "factor determinante". José Albiac, investigador en gestión de agua de la Universidad de Zaragoza, alerta que la "reducción de los regadíos" es "indispensable" ante sequías y temperaturas extremas que serán cada vez más habituales.

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España, afirma este catedrático, pasó en el siglo XX de un millón de hectáreas con regadío a más de tres y medio. "El regadío se bebe en torno al 80/90% de cada 100 litros de agua disponibles en España", explica.

Aclara que el consumo doméstico de España es bajo respecto al de otros países. El ahorro de los hogares es importante, pero el principal problema radica en que "se saca demasiada agua de los ríos" para fines productivos.

Endesa monitorea de cerca cuatro centrales en Catalunya: Talarn, Gavet de la Conca, Escales y Pont de Montanyana. Las próximas semanas será clave para evitar la paralización de estas represas

Mismo diagnóstico hace Julia Martínez, directora de la fundación Nueva Cultura del Agua, integrada por profesionales de España y Portugal. Aclara que la situación es "preocupante" no solo por la falta de lluvias, también porque "estamos consumiendo cada vez más agua".

"Tenemos que empezar a tomar medidas y reducir los usos económicos del agua para garantizar los usos prioritarios: el abastecimiento humano y los caudales ecológicos", pide. 

Para Martín Barajas, "los embalses son almacenes de agua, pero están funcionando como estaciones de transferencias al sector productivo", explica.

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"Se esquiva el verdadero problema al hacer tanto foco en las sequía. La Comunidad de Madrid es un ejemplo. Sus embalses se encuentran al 63 %, nada menos que 23 puntos porcentuales por encima de la media de los embalses del conjunto del país. ¿Por qué ocurre esto? Porque estos embalses se dedican casi exclusivamente al abastecimiento urbano, sin derivar apenas nada de agua al regadío", subraya.

Y concluye: "No me gusta la palabra colapso de forma vacía y ligera. Es fácil aventurar un colapso a cincuenta o a cien años. Pero no puedo dejar de advertir que estamos a las puertas de un colapso hídrico. Lo estamos rozando desde hace años. Ahora puede ocurrir".