Guerra en Ucrania

Francia afirma que "la guerra no debe generar una dominación económica de EEUU" que debilite a la UE

El ministro de Economía de Francia puso en palabras un malestar que empieza a ser compartido por muchos funcionarios europeos.

El sacudón económico que sufre Europa por la guerra en Ucrania y la reconfiguración de la matriz energética mundial -la escasez de gas en la UE- empieza a generar algunas fisuras en el bloque occidental. Las segundas líneas de los líderes europeos, aquellos funcionarios encargados de frenar el temporal, ya no ocultan sus discrepancias respecto a una de las ecuaciones económicas que está dejando el conflicto bélico: el fortalecimiento de EEUU en detrimento del deterioro de la UE. 

Días atrás fue el ministro de Economía de Alemania, Robert Habeck, quien se quejó de la "falta de solidaridad" de los "amigos" (en clara referencia a Estados Unidos) por la subida de los precios del gas. "Algunos países, incluso amigos, están consiguiendo precios astronómicos en algunos casos", se quejó. 

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Más directo se pronunció el diputado del parlamento europeo, Michael Bloss: "La congelación (de los suministros) de gas y la guerra estratégica de Rusia no deben debilitar a la UE. Como aliados, deberíamos apoyarnos mutuamente. Estados Unidos debería ofrecer un precio de Gas Natural Licuado (GNL) en base al nivel del año pasado», agregó Bloss.

Este lunes fue el turno de su homólogo francés, Bruno Le Maire, quien consideró que la guerra en Ucrania no debe dar como resultado "una dominación económica de EEUU y un debilitamiento de la Unión Europea".

Por su fuerte impacto económico, 15 Estados miembros, incluida España, creen que la Unión Europea debe imponer un amplio límite de precios a todas las importaciones de gas

"No podemos aceptar que nuestro socio estadounidense venda el GNL (gas natural licuado) cuatro veces más caro al que se lo vende a sus industrias", criticó durante la lectura del proyecto de ley de programación de finanzas públicas 2023-2027 en la Asamblea Nacional de París.

Las declaraciones no parecen asiladas ni casuales. En las próximas horas, los ministros de Energía de la UE se volverán a reunir -esta vez en Praga- para intentar diseñar una plataforma comunitaria de compras conjuntas de gas ante unos precios que están asfixiando a toda la economía de la eurozona.

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Una medida que está sobre la mesa es la de fijar un precio máximo a todas las importaciones de gas en la UE, que afectaría a Estados Unidos, principal importador tras el cierre del grifo ruso. 

El problema, señalan las voces más díscolas a la "unidad ciega" con la administración de Joe Biden, no es solo el impacto en la cadena de precios (más inflación), sino la deslocalización industrial, la migración de grandes empresas ante la falta de competitividad.

 Robert Habeck, Ministro de Economía de Alemania. 

Por ese motivo, 15 Estados miembros, incluida España, creen que la Unión Europea debe imponer un amplio límite de precios a todas las importaciones de gas.

"El tope de precios es la única medida que ayudará a todos los Estados miembros a mitigar la presión inflacionista, a gestionar las expectativas y a proporcionar un marco en caso de posibles interrupciones del suministro, y a limitar los beneficios extraordinarios del sector", reza la carta que estos países le enviaron la semana pasada a la comisaria de Energía europea, Kadri Simson.

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Claro que este "nuevo enfoque" que empieza a ganar fuerza en Europa -repartir la carga de la crisis energética entre los aliados-, implica que Estados Unidos acepte intervenir su propio mercado energético, medida que parece poco probable.