Giro a la izquierda

Sánchez confirma su guerra al establishment y le da la espalda al Ibex en el inicio del curso político

Hace un año, Sánchez inauguró el curso político arropado por los principales empresarios del país. El lunes abrirá la última etapa de su legislatura rodeado de ciudadanos. Su guerra con el Ibex no tiene vuelta atrás.

Las fotos son de hace exactamente un año. El presidente Pedro Sánchez inició el curso político 2021-2022 arropado por los principales popes del Ibex. Su discurso titulado "España puede" fue aplaudido por Ana Botín (Banco Santander), Carlos Torres Vila (BBVA), Antonio Brufau (Repsol), Fuencisla Clemares (Google), Pablo Isla (Inditex), José María Álvarez Pallete (Telefónica), Ignacio Sánchez Galán (Iberdrola), José Ignacio Goirigolzarri (Bankia), Isidre Fainé (La Caixa), José María Entrecanales (Acciona), Florentino Pérez (ACS) y Maurici Lucena (Aena), entre otros empresarios.

El lunes, cuando el jefe de Gobierno de inició al último curso político de su legislatura, ninguno de estos CEOs estará presente en el acto que encabezará. Esta vez, Moncloa no cursó invitaciones para los máximos representantes del establishment. Lo arroparán, únicamente, ciudadanos de a pie en un "formato inédito" de apertura de curso, según informó el Ejecutivo. 

"Los ciudadanos van a ser los protagonistas del acto y podrán exponer sus inquietudes y propuestas al presidente de forma directa y pública", anunció el equipo del presidente sobre la dinámica de la actividad. 

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El contraste de postales, la de un presidente palmeado por el empresariado y la del mismo mandatario palmeado por ciudadanos anónimos, confirma que la guerra con el Ibex no tiene marcha atrás y que el Gobierno inicia su campaña de reelección sin el apoyo del sector privado, tesitura política que no tiene antecedentes desde la recuperación democrática.

Moncloa no cursó invitaciones para los máximos representantes del establishment para el inicio de este curso político. Lo arroparán ciudadanos de a pie en un "formato inédito" de apertura de curso, según informó el Ejecutivo

¿Cómo se explica este "quiebre" con la pata empresarial? Por dos motivos. El primero: la crisis económica generada por la guerra en Ucrania. El giro geopolítico que generó la invasión de Vladimir Putin trastocó los planes de recuperación pos pandemia de Moncloa. 

El presidente Sánchez y el CEO de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, durante el último acto de inicio de curso política. 

En el acto del año pasado, Sánchez le prometió a los empresarios que no iba a permitir una "España contra otra". Todos, débiles (sectores vulnerables) y poderosos (Ibex), entraban en el plan económico que iba a dejar atrás la parálisis provocada por la Covid-19.

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Pero la guerra alteró esta hoja de ruta. Y el PSOE decidió un inesperado "giro a la izquierda" para que la crisis no recaiga -como en otras oportunidades- sobre las espaldas de las familias españolas. La receta: la que Unidas Podemos, socio de coalición, pedía desde el inicio de la pandemia: "mordida" al poder económico más concentrado (impuestos extraordinarios a la banca y a las energéticas) a para ampliar el escudo social e impulsar nuevas medidas redistributivas. El lema socialista para el 2023 es "gobernar para transformar y proteger a la clase media y trabajadora".

En el acto del año pasado, Sánchez le prometió a los empresarios que no iba a permitir una "España contra otra". Todos, débiles (sectores vulnerables) y poderosos (Ibex), entraban en el plan económico que iba a dejar atrás la parálisis provocada por la Covid-19. Pero la guerra alteró esa hoja de ruta 

La guerra quedó sentenciada con ésta frase de Sánchez: "Si Botín (Santander) y Galán (Iberdrola) protestan, estamos yendo por el buen camino". La batalla es más silenciosa del otro lado de la trinchera. Desde hace semanas, las empresas afectadas por el tributo están moviendo sus hilos para que la Justicia tumbe el decreto.

El otro motivo que alejó al PSEO de su histórica postura pro establishment es puramente político: el PP absorbió todo el electorado ubicado en el centro con su enroque de "moderación" (Feijóo por Casado). Según las últimas encuestas, 570 mil votantes socialistas elegirán al líder de los populares en las elecciones de 2023. 

Los comicios regionales en Andalucía confirmaron esa fuga de votos y la encerrona económica del Gobierno, confiado hasta ese entonces que el refuerzo del Estado de Bienestar iba a alcanzar para ganar las próximas generales. El dilema, entonces, quedó más claro que nunca: cabrear al Ibex o competir con muy pocas chances en las urnas. 

La guerra quedó sentenciada con ésta frase de Sánchez: "Si Botín (Santander) y Galán (Iberdrola) protestan, estamos yendo por el buen camino". La batalla es más silenciosa del otro lado de la trinchera. Desde hace semanas, las empresas afectadas por el tributo están moviendo sus hilos para que la Justicia tumbe el decreto

Sánchez decidió por la primera opción: "Este es un Gobierno molesto, incómodo para algunos intereses poderosos que añoran un viejo orden en el que el planteamiento que se hacía por parte del Gobierno anterior era un mercado laboral basado en la precariedad y en la devaluación salarial. Sabemos para quién gobernamos, que es la clase media trabajadora", dijo tras su giro. 

El lunes, el líder socialista estará arropado por cincuenta representantes de esa clase trabajadora. Los peces gordos del Ibex mirarán el acto por televisión. Desde las sombras intensificarán todo su lobby para volver a pisar pronto los pasillos del Palacio de la Moncloa.