El kirchnerismo cruza guiños con Larreta, que prefiere postergar el diálogo
Las señales de acuerdo que envía el peronismo -incluso el kirchnerismo- a un eventual gobierno de Horacio Rodríguez Larreta, ya son imposibles de disimular. Una posibilidad que el jefe de Gobierno abona con su teoría que para gobernar de manera exitosa la Argentina hace falta un consenso del 70 por ciento de la política, aunque corrido por los halcones el jefe dejó de decirlo en público.
"Horacio tiene razón, pero ahora la gente está furiosa con los peronistas y sólo prende el discurso de polarización, lo del 70 por ciento es para el día después de ganar, no para este momento", afirmó a LPO un dirigente de la primera línea del PRO que suele hablar con el jefe de Gobierno. No esta claro si esa idea caló en Larreta, pero por algún motivo hace una semanas precisó que su idea de "consenso" excluye al kirchnerismo.
Cristina le pegó Alberto y Pérsico por los planes sociales: "Si Evita los viera"
Por eso, más que palabras directas de los protagonistas acaso haya que atender a las señales que se cruzan. Este martes Larreta pidió terminar con la intermediación de los planes sociales, respaldando una bandera que viene levantado Cristina Kirchner en su interna con el Movimiento Evita, que los administra en buena parte y que fueron los grandes beneficiados de los gobiernos de Alberto y Macri.
No sería el único punto de encuentro. Según pudo saber LPO, desde Parque Patricios le hicieron llegar a Cristina que en caso de ser gobierno buscarán "terminar con la persecución por causas políticas" contra los ex presidentes, una visión que también engloba a Mauricio Macri.
"Es una cosa de república bananera, no puede ser que un presidente se la pase desfilando en la Justicia por decisiones políticas. Una cosa es la corrupción, pero cualquier cosa, no", aseguró a LPO una fuente del larretismo, marcando una delgada línea roja entre las investigaciones por defraudaciones al Estado y la utilización política de la justicia para perseguir a ex presidentes.
Se trata de una premisa que genera ruido hacia adentro de Juntos por el Cambio, especialmente en el ala dura de la coalición. "El problema es con los ultras, porque su negocio es tirar piedras", analizó un legislador porteño. "Meternos en la Justicia solo le sirve a la Justicia. Los jueces se ponen contentos cuando les cae una causa política", agregó la fuente larretista.
Allegados a Rodríguez Larreta aseguran que ya le hicieron llegar mensajes a la vicepresidenta sobre su posición, aunque no quisieron develar la respuesta de la titular del Senado. "No es la idea que tenemos de la política. Las decisiones de gobierno se juzgan con los votos, no en tribunales", concluyeron.
Más allá de las derivas ideológicas, la definición encierra una cuestión pragmática: la posibilidad de una candidatura de Cristina, acaso para politizar sus problemas judiciales, envalentonaría a Macri a buscar un segundo mandato. Los dos ex presidentes tienen una alta imagen negativa y al mismo tiempo encarnan la única opción de triunfo de su contrincante.
Una encuesta de Reale Dalla Torre (RDT) muestra que por el momento Macri podría ganarle a Cristina en un balotaje. Tal vez por eso el ex presidente esconde sus cartas y aún no levantó la mano de Larreta como su candidato dentro del PRO y jugará al misterio hasta último momento.
Como sea, en el kirchnerismo no pasaron desapercibidas las palabras del periodista Horacio Verbitsky, que en una entrevista con Perfil se refirió en tono amable a Rodríguez Larreta.
"Yo creo que Rodríguez Larreta es el único de ellos que está en condiciones de gobernar. Porque tiene, de alguna manera, un programa, tiene equipos, está trabajando hace muchos años, es el único trabajador de todos ellos", le dijo a Jorge Fontevecchia.
Verbitsky es tal vez el periodista que tiene mayor diálogo con Cristina y consideró que el jefe de Gobierno porteño "viene de una tradición peronista y desarrollista".
Son señales, pero Larreta por ahora mantiene su decisión de no anticipar ninguna negociación con el peronismo, en cualquiera de sus variantes. Cerca suyo comentan con humor que cuando la situación del Gobierno se enrarece, el jefe de Gobierno apaga el teléfono para evitar el telefonazo de su amigo Sergio Massa.