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Exclusivo: Trump quiere elevar la tasa al 4.5% y obligaría a México a recortes más severos al gasto

Un incremento a así dejaría en desventaja al gobierno mexicano con poco margen de maniobra. Los impactos.

El futuro presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, tiene en mente un enorme plan de inversiones en infraestructura. Y para atraer los capitales necesarios para financiarlo apunta a una fuerte suba de tasas de interés que haga que vuelvan a su país los dólares que durante la administración de Obama –con la tasa prácticamente en cero- emigraron a los mercados emergentes en busca de rendimientos más atractivos.

Por eso, el mercado daba por descontado que en diciembre la Reserva Federal (Fed) subiera la tasa de corto plazo un cuarto de punto de 0.5% a 0.75%. Lo que no esperaba es que su titular, Janet Yellen –una defensora de la tasa cero-, adelantara que las subas de la tasa en 2017 iban a ser tres y no dos.

LPO se enteró de fuentes del equipo de transición de Donald Trump que el presidente electo quiere instrumentar una política mucho más radical: Pretende que la tasa de interés de la Fed ascienda a 4.5% anual. La decisión, como la mayoría de las iniciativas del magnate es polémica.

“Es mucho. Demasiado. Me parece demasiado fuerte. Debe ser la tasa de interés de largo plazo, porque si fuera la de corto, sería generar deflación (la inflación norteamericana es del 1.7% anual) y generar una fuerte caída de la actividad económica, directamente ponerse la economía norteamericana de sombrero. Por el lado monetario lo veo difícil”, dijo a LPO el director del Centro de Estudios Económicos de la Consultora OJF, Fausto Spotorno.

“Para una tasa de la Fed del 4.5%, necesitaría una inflación del 5% y un crecimiento económico del 5% anual. Y no creo que Yellen acceda”, agregó Spotorno sobre la presidenta de la Reserva Federal.

La idea de Trump es que las empresas estadounidenses que se relocalizaron en países emergentes vuelvan, confirmaron a LPO desde el comando de campaña de Trump. Lo mismo, las divisas que están dando vueltas por el mundo. Esto complica particularmente China, que en este momento está enfrentando una fuerte caída de reservas, lo que la obliga a vender bonos del Tesoro estadounidense para hacerse de dólares con los que atajar la caída.

La otra gran duda viene por el costado político. La visión de Trump no es compartida por la mitad demócrata y tampoco es respaldada por el ala liberal del partido republicano. “Los presidentes de Estados Unidos siempre son más sobrios en el ejercicio que en la campaña. El Congreso es conservador. Y dentro de los republicanos, Trump tampoco es poderoso. No creo que consiga aumentar tanto el déficit fiscal”, opinó Spotorno.

Un incremento abrupto de la tasa de interés implicaría un fuerte aumento del déficit fiscal en Estados Unidos porque se encarecen los servicios de la deuda. Más cuando el equipo de Trump planea ampliar el gasto y financiarlo con más emisión de deuda.

Aunque nada es imposible. En ese punto, ¿cuáles serían las consecuencias en México? Hasta ahora, los movimientos que ha dirigido Agustín Carstens, al frente del Banxico, han correspondido a los movimientos en Estados Unidos. Una estrategia no sólo de mantener la inflación en un objetivo no mayor a 4%, pero también de seguir siendo atractivos para los inversionistas y evitar fuga de capitales.

Agustín Carstens, gobernador del Banxico. 

¿El Banxico podría igualarlo? Son pocas probabilidades. Y de hacerlo, implicaría un sudden stop -una posible interrupción inesperada en el flujo de capitales que ingresa a un país o de una contracción en el mercado de crédito-, con impactos fiscales, dicen los especialistas consultados al respecto.

El economista Julio Soto explicó a LPO que la relación entre tasas domésticas y externas es de 5.75% a 0.75%, por lo que en esa dinámica, calcula que el banco central mexicano tendría que subir hasta 9.5% las tasas

Para Arturo Carranza, del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP), ello sería insostenible, además de que ve un margen de maniobra limitado a falta de crecimiento.

En ese sentido tendría que recurrir a otras herramientas, sin embargo, reconoce que no hay un “abanico amplio”. Y con una fuerte fuga de capitales, prevé “un canal de contaminación en la economía mexicana”, con menor actividad económica, menos inversiones, menos empleo y que se traducirá en mayor malestar social, describen los especialistas.

Por su puesto hay alternativas, pero son acciones que hasta ahora el gobierno no ha querido tomar. Por ejemplo, estímulos a la inversión privada, fortalecer el mercado interno, impulsar inversión pública. Es decir, toda una reingeniería que limitaría o redireccionaría el gasto del gobierno.