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El Gobierno lamenta que el caso Ginés les estropeó el "momentum" de Alberto

Creen que el presidente había logrado posicionarse como un actor regional y apostaba a coronar un relanzamiento con el discurso ante la asamblea.

"Maravilloso", dijo Alberto Fernández en el auditorio del CCK para celebrar la presentación que había hecho Gustavo Béliz del Consejo Económico y Social.

En ese momento, pasada la una de la tarde del viernes 19, el presidente no tenía señal en el celular, como tampoco la tenían el resto de los funcionarios que habían ido a verlo cumplir con una promesa de campaña con la que buscaba relanzar la gestión.

Cuando Alberto y sus funcionarios salieron a la explanada del Kirchner, los celulares empezaron a vibrar tras recuperar las barras de 4G y se dio inicio a la semana más difícil que debió transitar el presidente en materia política.

-Mirá esto, qué quilombo -le dijo a Alberto uno de sus estrechos colaboradores, mientras caminaban rumbo a la Rosada. La nota de Horacio Verbitsky destapando el vacunatorio VIP no como periodista sino como vacunado ya había copado los medios y las redes.

Alberto llegó a su despacho y en solo media hora ordenó el despido de Ginés González García. Ni siquiera lo llamó, después de tantos años de relación, sino que le encargó esa tarea a Santiago Cafiero.

La bronca del presidente no se limitaba al escándalo en sí, que esperaba cortar con el desplazamiento de uno de sus ministros más poderosos, sino al plan que le había frustrado el episodio de un tirón.

Tras un año entero de pandemia, en el que apareció como el cuco en la televisión para decirles a los argentinos que no salgan de la casa, Alberto se basaba en una serie de indicadores positivos para pensar que el 2021 asomaba como un año mucho mejor.

En primer lugar, la reactivación económica es una de las armas que maneja el Gobierno para ganar las elecciones. El rebote después de un año con la peor caída económica en décadas ya se sintió en la industria, la construcción, el agro y la energía, que como explicó LPO, ya están mejor que en el último año de Macri.

En el Gobierno también estaban confiados en mostrar una vacunación yendo de menos a más, con 5 millones de vacunas arribadas al país justo el día en que Alberto tiene que dar el discurso para abrir las sesiones en el Congreso.

Decepción en el Evita porque Alberto bajó la movilización: "Una plaza sin gente lo muestra débil"

Ese discurso lo iba a encontrar apenas llegado de México, adonde fue a exhibirse como líder regional. El albertismo se jacta de que el presidente ya demostró que habla con todos, a diferencia de otros ex presidentes del espacio. Ya sea con Nicolás Maduro, Joe Biden, Vladimir Putin, Jair Bolsonaro -que vendrá en un mes-, Evo Morales y Sebastián Piñera, a quien reconcilió con el mexicano López Obrador.

Todo estaba dado para encarar el discurso como el lanzamiento de la campaña y un lavado de cara de su gestión. Pero debió dedicar los últimos 9 días a salir de la encerrona que le significó el vacunatorio.

Ahora, tras suspender la movilización al Congreso para evitarse más críticas por el manejo de la pandemia, Alberto prepara un discurso con eje en la reactivación y en el proyecto de Ganancias que eleva a 150 mil pesos el mínimo no imponible.