Biden pone la fuerza militar en el centro de su estrategia de contención de China
Joe Biden y Xi Jinping tuvieron su primera conversación telefónica desde la asunción del mandatario estadounidense. Según un comunicado de la Casa Blanca, Biden expresó sus"profundas preocupaciones" por las prácticas económicas "injustas y coercitivas" de Pekín, por la represión en Hong Kong y por las violaciones a los derechos humanos en Xinjiang, región donde habita la minoría musulmana de los uigures.
Por su parte, Pekín brindó detalles a través de la agencia oficial Xinhua con un combinado de saludos protocolares y defensa diplomática a las acusaciones de su principal adversario. En ese marco, XI dijo: "China y EE. UU. deben restablecer diversos mecanismos de diálogo para entender, de manera precisa, las intenciones políticas del otro y evitar malentendidos y errores de cálculo, dijo Xi, y subrayó que es importante gestionar las diferencias cuando existan y buscar juntos la cooperación donde sea deseable".
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"La cuestión de Taiwan y los temas relacionados con Hong Kong y Xinjiang, entre otros, son asuntos internos de China y conciernen a la soberanía e integridad territorial del país asiático, ante lo cual la parte estadounidense debe respetar los intereses fundamentales de China y actuar con prudencia", agregó el líder chino.
De todas formas, el fondo del debate gira en torno a la estrategia que Biden decidió adoptar para frenar el avance chino en la zona Asia-Pacífico. Se trata de un grupo de tareas liderado por el Departamento de Defensa que tendrá como tarea central presentar evaluaciones y recomendaciones sobre la estrategia militar de Estados Unidos.
Con esta jugada, Biden cambia las formas de la pelea con China y orienta su prioridad a la zona de influencia con una estrategia utilizada en tiempos de Barack Obama basada en no confrontar desde la retórica pero desplegar una serie de políticas militares como cerco contra el avance chino sobre occidente.
LPO consultó al magister en Relaciones Internacionales y especialista en China y el sudeste asiático, Gustavo Girado, que sostuvo que "la diferencia más importante entre Trump y Biden respecto a China es cosmética y tiene que ver con los modos y en el hecho que Estados Unidos tendrá un perfil más multitaleralista. Mucha de la gente que acompaña a Biden son conocedores de lo que pasa en Asia-Pacífico pero tiene métodos de la vieja escuela, no conocen todas las variantes que China supo explorar en estos ocho años".
"Lo que plantea Biden es retomar la estrategia de Obama en lo que fue un avance más fuerte en términos militares con su política de pivote en Asia-Pacífico. Trump se retiró de ese escenario pero presionó militarmente de forma indirecta con Taiwán e India usando a Gran Bretaña", agregó el académico.
A su vez, la doctora en Historia y especialista en Estados Unidos, Valeria Carbone consideró que "ese despliegue tiene que ver más con Corea del Norte que con China".
En estos cuatro años, China ocupó el lugar vacío que dejó la gestión Trump en los ámbitos multilaterales y reforzó su posición. También, potenció su poderío militar a diferencia de la época de Obama. En agosto de 2019, la BBC publicó un informe en el plantea que "la estrategia de defensa de Estados Unidos en la región del Indo-Pacífico está sumida en una crisis sin precedentes" y agrega que Washington podría tener dificultades para defender a sus aliados de China.
Un técnico del portaviones USS Ronald Reagan frente a un helicóptero MH-60R Sea Hawk en el área de disputa del mar del sur de China.
El 18 de abril de 2018, China realizó por primera vez desde 2015 maniobras militares en el estrecho de Taiwán que operaron como advertencia para el movimiento independentista en ese país y una carta de presentación de su tecnología militar.
En el 19 congreso del partido, en octubre de ese mismo año, Xi Jinping declaró que la modernización del Ejército Popular de Liberación debería completarse el año 2035 y para 2050, la misión es ser una potencia militar global. Para ese objetivo ambicioso, se asignaron 150 mil millones de dólares para 2017.
¿Puede esta disputa escalar en América Latina? Girado opinó que "la política de Biden no sólo no está muy clara sino que China está esperando la resolución de algunas situaciones como las elecciones sen Ecuador, la situación institucional en Perú y la nueva Constitución chilena. Estados Unidos no va a cambiar demasiado su política y no hará fácil la avanzada de Huawei en las licitaciones del 5G en diferentes países de la región como zona de influencia natural norteamericana".
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Según datos de 2020, Pekin logró convertir a flota de la Marina China en la más grande del mundo, que cuenta con 350 barcos de guerra, sobrepasando a la de los Estados Unidos por primera vez en la historia, que cuenta con 293. Esto es lo que le preocupa a Biden.
Por su parte, Valeria Carbone dijo que "Estados Unidos está muy preocupado por la influencia de China porque no puede competir en materia de inversión económica. Trump creó una iniciativa dentro del Departamento de Estado que se llama "Crecimiento en las Américas" para fomentar programas de inversión y flexibilización para las inversiones privadas de sus empresa y contrarrestar a los chinos. El tema es que China lo piensa en términos de política de Estado mientras que Estados Unidos se sostiene en el sector privado".
De esta manera, Biden inicia su gobierno con una disputa con China a dos bandas: en América Latina contra la influencia económica asiática y el avance del 5G y en Asia-Pacífico en un escenario militar que promete altos niveles de tensión.