Socialismo

Hermes Binner, el socialista con vocación de poder

Transformó una agrupación testimonial en un partido de gobierno que administró la ciudad de Rosario por tres décadas y en 2007 se convirtió en el primer gobernador socialista del país.

Hermes Binner falleció este viernes a los 77 años en la localidad de Casilda donde se encontraba internado desde el domingo pasado por una neumonía que terminó de debilitar su frágil salud.

Médico de profesión, fue intendente de Rosario por dos períodos, desde 1995 hasta el 2003, donde sentó las bases del sistema de salud que es modelo en el país mientras convertía al socialismo en un partido de gobierno.

Comprendió, como pocos, los resortes del poder y los caminos para acceder a él que los transitó con la cuota de pragmatismo necesaria. Tal es así, que siendo el primer secretario de Salud de la intendencia de Héctor Cavallero, se hizo de las herramientas para convertirse en el líder de una fuerza que hasta ese momento era una expresión universitaria pero que se fue extendiendo en toda la geografía de la ciudad.

En plena década de los '90, cuando Carlos Menem hegemonizaba la arena política y Cavallero era seducido por el peronismo, Binner rompió con "el Tigre" para fortalecer el armado progresista que lo llevó a la intendencia de Rosario en 1995.

Binner patentó un estilo que trascendía a la imagen de doctor austero y transparente que supo cultivar. Logró hacer política ocultando las tensiones de la política, modelando al oponente y ubicándolo en "otro" lugar, blindando su distrito y endilgándole los males al gobierno provincial cuando fue intendente o a la Nación cuando le tocó administrar la Casa Gris.

Discutir "valores" y definirse a partir del adversario, fue la fórmula implacable que le permitió ganar elecciones y al mismo tiempo, con rigurosa disciplina orgánica, evitar que los conflictos internos escalasen y trascendieran más allá del buró.

La crisis del 2001 encontró a Binner al frente de la Municipalidad de Rosario. Las movilizaciones con la consigna "que se vayan todos", que desbordaban el Monumento a la Bandera en las agitadas noches de diciembre, nunca lo interpelaron. No era un exponente de "la clase política" y se lo veía caminando por la ciudad cuando la mayoría de la dirigencia era escrachada en los lugares públicos.

El conservadurismo que representaba Carlos Reutemann le facilitó la construcción de su principal adversario y allí montó el andamiaje para saltar a la gobernación provincial en 2007 con el Frente Progresista Cívico y Social, la fuerza que aglutinó a radicales, demócratas progresistas y otros partidos más chicos, siempre liderados por el socialismo.

Como gobernador, siguiendo la misma receta que usó cuando fue intendente, Binner proyectó la construcción de los hospitales zonales, grandes efectores de salud de alta complejidad, ubicados en distintos puntos de la provincia, que hoy son fundamentales para la lucha contra la pandemia.

Durante años, Binner fue la figurita ganadora. En 2011, el slogan Bonfatti más Binner le permitió al socialismo retener la gobernación sin mayores sobresaltos. En esas elecciones, Hermes Binner cosechó más de 20 puntos como candidato a presidente quedando en segundo lugar por abajo de Cristina Fernández quien logró su reelección con el 54% de los votos.

Hermes Binner junto a Antonio Bonfatti

Experimentado en campañas, fue clave para que en 2015 el Frente Progresista retuviese la gobernación con Miguel del Sel pisándoles los talones. En esa oportunidad, Miguel Lifschitz había perdido las PASO como candidato a gobernador y la reelección de Mónica Fein al frente de la Municipalidad rosarina estaba seriamente comprometida. 

Binner, sacando nuevamente chapa de líder indiscutido, se instaló en el comando de campaña en Rosario y desde allí dictó las pautas para enfrentar las elecciones generales que fueron un éxito. 

Pero ese mismo año concluía su carrera política como candidato cuando después de haber ganado las elecciones locales peleó la senaduría con una boleta corta, sin candidato a presidente, en una competencia súper polarizada entre el peronismo y Cambiemos. A sabiendas que llevaba las de perder, igualmente enfrentó a su adversario histórico, Carlos Reutemann, con la templanza de un militante.