Vicentín

Vicentín: tres generaciones que convirtieron un almacén de ramos generales en un imperio

La historia del grupo que dio sus primeros pasos con el algodón y creció con los militares. Pero fue durante el kirchnerismo que se convirtió en un jugador global.

La historia de Vicentín es la historia de una familia y, en gran medida, la historia social y política del norte santafesino donde dos hermanos combinaron sus destrezas en los negocios con las capacidades productivas de la región para levantar los cimientos de una de las diez compañías de mayor facturación de Argentina, al amparo de los gobiernos de turno.

Mientras las consecuencias del crack del '29 asolaban al mundo, en Avellaneda, una pequeña localidad del norte de Santa Fe, Pedro y Francisco Vicentín atendían un almacén de ramos generales y en paralelo, desmotaban algodón: separaban la fibra (que se vendía a las hilanderías) de la semilla con la que fabricaron el primer aceite crudo que se mandaba a refinar a Buenos Aires.

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De esta manera, Vicentín Hermanos y Cía atesoró el "primer millón" procesando y acopiando el algodón de los productores santafesinos y chaqueños. En 1966, durante el gobierno de Onganía, la empresa comienza a diversificarse, adquiere sus propias tierras para producir su propio algodón e incursionar en otros cereales y oleaginosas.

Ya para entonces, Vicentín, junto a la Unión Agrícola de Avellaneda, una cooperativa que se terminó conduciendo como un grupo concentrado, ostentaban una posición dominante en el mercado de granos de la zona que fijaban precios y plazos de pago muy poco convenientes para los productores.

Las condiciones eran tan abusivas que los pequeños y medianos chacareros se agremiaron, a principio de los '70, en las Ligas Agrarias para defender sus derechos que el Golpe de Estado de 1976 se encargó de desarticular tras una feroz represión. La mayoría de sus dirigentes terminaron presos y muchos desaparecidos. Algunas de las denuncias por violación a los derechos humanos comprometieron a miembros del directorio de la empresa Vicentín de aquellos años.

La condiciones que imponía Vicentín a los productores en los 70 eran tan abusivas que los chacareros se agremiaron en las Ligas Agrarias, pero después del golpe de 1976 la mayoría de sus dirigentes terminaron pesos y desaparecidos. Las denuncias de derechos humanos comprometieron a miembros del directorio.

Durante la dictadura de Videla y Martínez de Hoz, el grupo logró un crecimiento exponencial: en 1979 instalaron la planta de acopio, molienda y puerto en la ciudad de Ricardone, a pocos kilómetros de Rosario, mientras que en el norte provincial se ubicaba como la número uno en el procesamiento del algodón, siendo la principal fuente de trabajo para las ciudades de Avellaneda y Reconquista.

Para entonces, la compañía se había convertido en Vicentín S.A.I.C. y era gerenciada por las segundas y terceras generaciones. El directorio se empezó a poblar con otros apellidos como los Nardelli, Padoán, Buyatti, Gazze casados con las hijas de los Vicentín y con ellos, surgieron nuevos paradigmas para los negocios.

El puerto de Vicentín. 

En ese sentido, los herederos de Pedro y Francisco prefirieron apostar al desarrollo de las plantas del Cordón Industrial del Gran Rosario hacia donde orientaron las inversiones. En 1986, el directorio tomó la decisión de mudar todas las unidades productivas al sur de la provincia cerrando las de Avellaneda, dejando a la localidad sin la principal fuente de empleo, manteniendo en ella solamente la estructura administrativa.

Durante una década, Avellaneda vivió en la depresión económica hasta que a mediados de los años noventa, Vicentín crea una sociedad satélite, la Algodonera Avellaneda, que volvió a dar vida a la ciudad que los vio nacer.

Los herederos de Pedro y Francisco Vicentín decidieron mover las plantas industriales al cordón industrial del Gran Rosario, dejando a Avellaneda  sin su principal fuente de empleo. La ciudad vivió una depresión económica hasta que en los 90 se creó la sociedad Algodonera Avellaneda, que revivió la ciudad.

Con la revolución tecnológica en la agricultura que multiplicó los rindes y extendió las fronteras productivas, la empresa se fue transformando en uno de los principales holdings de capitales nacionales con presencia en toda la cadena agroexportadora.

Al principio del kirchnerismo, la compañía montó una planta de biodiesel en base a soja en Avellaneda que no logró el rendimiento que esperaban por la escasa producción de ese cultivo en la zona, por aquellos años. Sin embargo, germina uno de los proyectos más ambiciosos de las nuevas generaciones: Renova.

Sergio nardelli en la reunión con Alberto Fernández y Jorge Obeid en Olivos.

Con la suiza Glencore como socia principal, el Grupo Vicentín levanta, entre los años 2010 y 2014, las plantas de procesamiento de soja y producción de biodiesel y glicerina más moderna del mundo en la localidad de Timbúes, a 40 kilómetros de Rosario.

Curiosamente, fue durante la década kirchnerista cuando la compañía logró su consolidación como uno de los jugadores más importantes de la exportación agroindustrial con el boom de la soja y que se coronó con el ascenso de Alberto "Beto" Padoán al frente de la Bolsa de Comercio de Rosario.

Con la suiza Glencore como socia, Vicentín levanta entre 2010 y 2014, las plantas de procesamiento de soja y producción de biodiesel y glicerina más moderna del mundo en la localidad de Timbúes. Durante la década kirchnerista consolida su posición como uno de los grandes jugadores de la soja.

Como se dijo al principio, los nexos políticos con los diferentes gobiernos fue el común denominador de la historia de la empresa. Tal es así, que Padoán tuvo que transitar los tribunales de Comodoro Py por la causa de los cuadernos por supuestos aportes en negro a las campañas del kirchnerismo.

Sin embargo, los directivos del grupo no se esmeraron en ocultar sus preferencias por el macrismo. En las elecciones de medio término de 2017, Padoán integró la lista de diputados de Fuerza para el Cambio que encabezó el radical Jorge Boasso, identificado con el gobierno de Mauricio Macri.

Pero quien menos se esmeraba en disimular los vínculos con Cambiemos fue Gustavo Nardelli, presidente de la Terminal Puerto Rosario y hermano de Sergio, el CEO que lleva adelante las tratativas con el gobierno para evitar la expropiación.

Padoán junto a Dietrich en Rosario.

Junto al entonces ministro de Transporte, Guillermo Dietrich, quien viajaba a Rosario casi todas las semanas, participaban de reuniones organizadas por la Fundación Libertad. En su edificio maduró la idea de que Nardelli pelee la gobernación por Cambiemos.

La estrategia de Dietrich duró hasta que se enteró Lilita Carrió y pegó el grito en el cielo. La dirigente de la Coalición Cívica hacía tiempo que había puesto el ojo en la Hidrovía y los puertos santafesinos y se encargó personalmente de hablar con Macri para que la candidatura no prosperase, como publicó en aquel entonces LPO.

Paradójicamente, el derrumbe de los bonos y la fuga de divisas durante el último año del gobierno de Cambiemos impactó en el mercado de granos lo cual se potenció con la gran devaluación, tras las PASO, que generó problemas de liquidez en muchas compañías como Grimaldi, Guardati-Torti, BLD y la misma Vicentín que argumentó estrés financiero al momento de anunciar el default, a pesar de haber sido beneficiada con créditos millonarios otorgados por el Banco Nación.

Ahora, la justicia deberá investigar varias aristas, entre ellas, si hubo comisión de delito en la entrega de los préstamos por parte de las autoridades del Banco Nación y los alcances de las responsabilidades de los directivos de Vicentín en la caída de la empresa.

Mientras tanto, el futuro del principal holding agroexportador de capitales nacionales dependerá de la suerte de la expropiación que se deberá debatir en el Congreso.