Coronavirus

Como funciona el grupo de elite que rastrea la cadena de contagios en Singapur

En ese país asiático, los controles son estrictos pero no hay una cuarentena masiva. Las clases no se interrumpieron.

Entre los países que vienen mostrando una lucha exitosa contra el coronavirus, el de Singapur es un caso curioso. Ese país del Asia insular implementó un plan novedoso para enfrentar la pandemia que resultó efectivo. Ubicado cerca de China, cuenta con apenas 558 casos confirmados y solo dos muertes.

Se trata de un grupo de elite conformado por policías, militares y funcionarios del ministerio de Salud que se mueven con rapidez para localizar y realizarles pruebas a casos sospechosos.

Ese grupo sale a la caza de las personas que estuvieron en contacto con los infectados. El objetivo es mantener controlada la epidemia, aunque no aniquila por completo las infecciones.

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Un artículo del New York Times califica de "detectivesco" el trabajo de este grupo que logró dar con un grupo de entusiastas de la música que cantaban juntos y expulsaban gotículas respiratorias, con lo que propagaron el virus a sus familias. También a un gimnasio y una iglesia, y terminaron por formar la mayor concentración de casos en Singapur.

El gobierno apuesta todo a moverse por delante del virus. "Si persigues el virus, siempre estarás en desventaja", asegura un especialista en enfermedades contagiosas del gobierno. Singapur, junto a Taiwán y Hong Kong, cuenta con pocas víctimas fatales por coronavirus a pesar de que el primero de los casos se reportó el 23 de enero.

La BBC detalla una acción concreta del grupo de elite. Una tarde, una maestra de yoga que llevaba su vida de manera normal recibió una llamada desde un número desconocido. "¿Estuvo en un taxi a las 18:47 el miércoles?", le preguntaron del otro lado de la línea.

La mujer revisó la app que usó para conseguir el viaje y explicó que efectivamente había estado en el taxi y que el traslado había durado apenas seis minutos. Hasta ahora, no sabe si fue el conductor u otro pasajero el que estaba infectado.

Todo lo que sabe es que fue un funcionario del ministerio de Salud de Singapur quien hizo la llamada y le dijo que tenía que quedarse en casa y entrar en cuarentena. Al día siguiente, tres personas aparecieron a su puerta, vestidos en batas y con mascarillas.

"Me dieron un contrato -la orden de cuarentena- que dice que no puedes salir de tu casa so pena de una multa y encarcelamiento. Es un documento legal", dijo la maestra. Dos semanas después, la mujer no había manifestado síntomas de coronavirus y pudo salir de su casa.

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Un artículo de Perfil revela más datos de este grupo. Más de 6.000 personas fueron rastreadas y contactadas mediante el reconocimiento facial a través de cámaras de seguridad y el análisis de metadatos.

La investigación policial se inicia con una simple llamada telefónica a una persona sospechada de estar en contacto con un infectado, a la que se somete a un exhaustivo interrogatorio, no sólo para confirmar si estuvo en riesgo, sino también para saber con qué personas interactuó y rastrear el eslabón de posibles contagios.

Singapur cuenta con casi 8.000 personas por kilómetro cuadrado, es uno de los países más densamente poblados del mundo. Un foco de infección no identificado podría propagar la enfermedad rápidamente.

Por eso, ese país del Asia insular pasó años construyendo un sistema de salud pública que incluye clínicas especiales para epidemias y un sistema de mensajería oficial que insta a las personas a lavarse las manos y a estornudar en un pañuelo durante la temporada de influenza. La Ley de Enfermedades Infeciosas le da a este estado nación una amplia facultad para priorizar el bien común por encima de las preocupaciones de privacidad. "En tiempos de paz planeamos para epidemias como esta", asegura Lalitha Kurupatham, subdirectora de la división de enfermedades transmisibles.

A esas políticas de Estado se suma una condición que comparte con la mayoría de los países asiáticos: la disciplina de su población para cumplir las medidas del gobierno. A esto se suma la vigilancia y la respuesta rápida, las pruebas, el aislamiento de los enfermos, el rastreo de los contactos y la cuarentena a los expuestos. Otro dato importante: ese país se las arregló para mantener las escuelas abiertas todo el tiempo, aunque con almuerzos espaciados entre sí para evitar las grandes multitudes.

Los medios internacionales dan cuenta de dos casos testigo. En uno se multó a una pareja que dio información falsa sobre su historial de viajes y en otro, se quitó el estado de residencia a una persona que violó su cuarentena.