Deuda externa

El dilema de Guzmán: rescatar a Buenos Aires o negociar bajo default

El Ministro de Economía corre el riesgo de que un default bonaerense le empañe la reestructuración de la deuda, pero un salvataje también tiene sus riesgos.

Cuando Martín Guzmán le dijo a Kicillof que no tenía presupuesto para asistirlo en el pago de los 250 millones de dólares de amortizaciones de capital que vencieron el último 26 de enero, también le abrió la puerta a una complicación capaz de patearle el tablero: un default de la provincia de Buenos Aires a días de haber asumido el gobierno.

Tras la negativa, Kicillof eligió una estrategia menos cauta que la del ministro: jugar al "gallina" con los bonistas. En este juego, normalmente dos autos avanzan a velocidad sobre la misma calle en sentido contrario. Si uno de los dos conductores no se "acobarda" y dobla, ambos chocan. Si uno dobla, pierde y es el "gallina". Hasta ahora los bonistas no doblaron y Kicillof tampoco: van dos veces que no aceptan la solicitud de postergar voluntariamente el pago del capital del BP21. Ahora solo quedan cinco días para que sea oficial el choque, es decir, el default.

Para Martín Guzmán es una complicación que Kicillof optara por encarar la negociación de su deuda "a lo guapo", porque los fondos con inversiones en la provincia de Buenos Aires son en buena medida los mismos con los que él deberá negociar y, precisamente porque no se conocen todos los bonistas, no se pueden cuantificar las repercusiones del default provincial. Y a días del "choque", lo único que podría hacer para evitarlo es prestarle a Buenos Aires los 250 millones de dólares con los que cumplir con el vencimiento ya no en tiempo y en forma, pero sí dentro de los diez días de gracia contemplados en el contrato.

En este sentido, el ex economista jefe de la Secretaría de Finanzas del Ministerio de Economía de la Nación, Javier Alvaredo, explicó que: "Si bien por un lado es claro que la potencial concreción de un evento de default de dicho instrumento podría ‘enrarecer' el clima propicio para avanzar con menos sobresaltos en el proceso de reestructuración de la deuda del gobierno nacional, no deja de ser menos cierto que la decisión de ‘rescatar' a un ‘deudor demasiado grande para caer' también está sujeta a riesgos no deseables, ya que dicha decisión tendría efectos negativos respecto de la voluntad política de priorizar la solidez de la capacidad de pago del Estado Nacional, afectando por tanto la buena fe con que se pretende encarar dicho proceso".

Además, acceder a un salvataje de último momento, lo dejaría al ministro subordinado al gobernador Kicillof y a la estrategia nacional sometida a las urgencias provinciales. Nada más lejos de la coordinación de estrategias que planteó públicamente Guzmán.

Entonces, la pregunta es cuál de las dos opciones es mejor; si no inmiscuirse en el manejo de Kicillof y recibir las esquirlas del choque, o -en medio de su propia reestructuración de deuda- ponerse en prestamista o financista de una provincia, perder credibilidad y ganarse una ola de reclamos de los demás gobernadores. En especial de los de Chubut, Mendoza y Jujuy, que son las más complicadas por el endeudamiento

Para la economista de EconViews, Lorena Giorgio, es "definitivamente peor" que Guzmán se desdiga respecto de que no tiene dinero para darle a ninguna provincia y a último minuto ceda y muestre que para algunas cosas la plata aparece.

'Nación ya declaró que no iba a asistir a la provincia de Buenos Aires. Si ahora vuelve tras sus pasos, cualquier "amenaza" de aquí en adelante pasaría a ser no creíble, además del riesgo moral que implica ante un escenario en el que son varias las provincias con problemas en el frente de la deuda', evaluó la economista Lorena Giorgio.

"Nación ya declaró que no iba a asistir a la provincia de Buenos Aires. Si ahora vuelve tras sus pasos, cualquier ‘amenaza' de aquí en adelante pasaría a ser no creíble, además del riesgo moral que implica ante un escenario en el que son varias las provincias con problemas en el frente de la deuda. Por otra parte, al no entrar al canje, los acreedores de la provincia de Buenos Aires le están dando una señal a Nación de que debe subir la vara a la hora de presentar una oferta para lograr la adhesión requerida. Es decir, es un juego de tire y afloje. No veo que cambie demasiado el hecho de que finalmente entre o no en default", explicó a Giorgio a LPO.

Por su parte, para Jorge Neyro, economista de ACM: "Solo con el diario del lunes vamos a saber qué es peor. Nunca conviene perder reputación antes de una negociación, pero tampoco conviene que se oscurezca el contexto financiero ni se tensen los ánimos no solo frente a la negociación con Nación sino con la deuda de las demás provincias. Pero hoy no tenemos información como para decir qué es peor porque tampoco sabemos cuál va a ser la oferta".

"En la historia hubo muchos bailouts (salvatajes) a las provincias y parte del mercado tiene incorporado que la Nación a último minuto interviene, lo que siempre sirvió como un seguro implícito, y pueden estar esperando hasta el último instante para ver si Guzmán cede; pero tampoco es el fin del mundo si Buenos Aires defaultea, tampoco ayuda, pero no es el fin del mundo. Depende mucho de lo que haga el Ministerio. Al fin y al cabo si la oferta es buena, el hecho de que Kicillof haya defaulteado antes quedará como una anécdota", agregó.