México

El crimen se dispara en la Ciudad de México y complica a la protegida de López Obrador

Claudia Sheinbaum parecía la heredera natural de AMLO, pero su gestión se empantanó ante el crecimiento de secuestros y asesinatos. El canciller Ebrard se convierte en "superministro".

"Yo venía a recoger el diploma de mi hijo [...] y ahora me llevo un certificado de defunción", dijo el martes a la prensa Norelia Hernández. El 4 de junio su hijo Norberto Ronquillo Hernández, un estudiante universitario que migró del norte del país, fue secuestrado en la zona sur de la Ciudad de México. Su cuerpo sin vida apareció en una zanja una semana después.

El caso Ronquillo, como cientos otros antes, impactó en la megalópolis mexicana que concentra más de 27 millones de personas si se le suma el Conurbano. De acuerdo con cifras del Secretariado Nacional de Seguridad Pública, durante el primer trimestre del año se registraron 26 secuestros en la Ciudad de México, mientras que en 2018 fueron cuatro. Especialistas han señalado que la administración de la jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, contabiliza los delitos con una metodología más precisa a la usaba su antecesor Miguel Ángel Mancera. 

El exponencial crecimiento también se ve reflejado en otros crímenes. El número de ataques sexuales subió de 68 a 310, mientras que las extorsiones a comerciantes se elevaron de 125 a 277. Lo cierto es que más allá del típico debate sobre las estadísticas la percepción de los ciudadanos es que la ciudad es más peligrosa.

Hasta hace poco la Ciudad de México era la joya en la corona de la izquierda mexicana. La ciudad más grande, influyente y progresista del país, la CDMX -como se le conoce desde hace un par de años gracias a una reforma constitucional que la elevó al estatus de estado de la República- representa desde mediados de los noventa el bastión más importante de la izquierda institucional.

Todos sus alcaldes electos (antes de 1997 el alcalde era impuesto por el Presidente de la República) han intentado contender por la presidencia. Cuauhtémoc Cárdenas en 1988 y 2000; AMLO en el 2006, 2012 y finalmente 2018; Marcelo Ebrard en el 2012; y Miguel Ángel Mancera en el 2018. No es casualidad que cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador, líder del partido Morena, eligió a Claudia Sheinbaum como la siguiente jefa de Gobierno de la CDMX, su nombre de inmediato saltara al frente de la lista de posibles delfines presidenciales para la elección de 2024 (en México está prohibida la reelección del presidente desde los años de la Revolución).

La alcaldesa y la Ciudad han sufrido golpes muy duros esta semana. Al homicidio del joven estudiante Norberto Ronquillo se sumó el de otro joven de 29 años: Leonardo Avendaño fue secuestrado el martes y apareció sin vida un día después. En las redes sociales, ciudadanos, periodistas y políticos de la oposición cuestionaron la capacidad de Sheinbaum. Antes de eso, el presidente López Obrador había salido en su defensa durante un evento en la capital del país.

"¡No está sola, no está sola, no está sola!", repitió el presidente frente a las cámaras de la prensa nacional. AMLO se quejó de que unos "grandulones abusivos, ventajosos" a veces "maltratan mucho" a la jefa de Gobierno. El timing no podía haber sido más inapropiado, apenas dos días después de la aparición sin vida de Ronquillo. La familia del joven estudiante informó que pagaron el rescate que demandaron los secuestradores. Igual lo ejecutaron.

"Fui a expresar mi voz por las Norelias, por los Norbertos de todo el país. Pero no fui a pelear, porque no es momento de pelearse con el Gobierno", dijo Norelia Hernández después de reunirse con Sheinbaum y la procuradora general de la Ciudad de México.

A Ebrard, mientras tanto, lo siguen llamando el "supersecretario".