Dolar

Se nos van los dólares, llega la inflación

Vamos a un escenario en donde la inflación y la devaluación se retroalimentarán mutuamente.

En los últimos 12 meses el peso se devaluó el 30,2% anual, el gasoil subió el 28,7% anual, y la inflación los corre de atrás, pero pronto los alcanza.

El gobierno nacional viene tomando medidas de austeridad porque los números fiscales no cierran. Los ministerios han tenido que bajar los gastos el 30%, si no cumplen las metas fiscales habrá que pensar en otras formas de financiarse, privatizaciones y un crédito al FMI siguen en la mira, aunque el costo político puede ser muy elevado.

Los problemas que observamos son los siguientes:

1) En lo que va del año 2017 el Banco Central le envió al tesoro $ 23.000 millones para equilibrar las cuentas públicas.

2) En dos meses el Banco Central le compro dólares al tesoro por el equivalente en pesos a $ 156. 540 millones (aproximadamente U$S 7.850 millones)

3) En los dos primeros meses del año la base monetaria creció en $ 32.041 millones, cuando debería tener un sesgo contractivo ya que hay una gran emisión en diciembre. Este efecto expansivo no se vio en los 3 años anteriores en donde la base se contrajo entre los meses de enero y febrero.

4) La expansión de la base monetaria, sumado a una suba del dólar del 30% en un año impactan sobre los precios que están creciendo vertiginosamente en los últimos meses.

5) El tesoro nacional perdió muchos dólares para que la cotización no pase de $ 20,00, pero ahora dice sentirse cómodo con el tipo de cambio arriba de $ 20.

6) La caja de ahorro en dólares que tiene el tesoro tenía un saldo de U$S 6.088 millones al 31 de enero pasado, hoy tiene un saldo de U$S 2.042 millones. El gobierno se comió todo el crédito de U$S 9.000 millones que tomo a principios de enero.

Todos estos datos avalan marchas y contramarchas del equipo económico y el Banco Central. Están en un escenario de manta corta, desean bajar la tasa en pesos y que el dólar no suba, imposible. El resultado es una tasa más baja y un dólar reptando todas las jornadas.

El escenario de sequía obliga al gobierno a tomar una serie de medidas para poder surfear un segundo trimestre muy complicado. Las exportaciones de soja y maíz serán menores a las esperadas, no ingresaran todos los dólares que esperaban, como tampoco la recaudación fiscal que desean, en resumen, el ajuste es la única carta a jugar en los meses que siguen.

Desde el 28 de diciembre en adelante se aposto a bajar la tasa de interés para poder reactivar la economía, pero como sube la tasa a nivel internacional, los agentes económicos se van pasando al dólar.

Consecuencia: El gobierno mantiene la promesa de una baja tasa de interés, al mismo tiempo sube el dólar posibilitando una mejora relativa de la competitividad, ya que esta suba del dólar trae aparejada una suba de precios que nos vuelve a colocar en el mismo lugar de partida antes de la devaluación.

En los últimos 2 meses el dólar subió el 7,1%, la inflación minorista esperada rondaría el 4,8% para el primer bimestre del año, y la mayorista se ubicaría cerca del 6% anual. Paralelamente, el gas oíl subió el 7,7% en dos meses.

La devaluación pretende achicar el déficit de balanza comercial y de servicios, buscando que bajen las importaciones, y los argentinos viajen menos al mundo.

Otra medida económica meritoria es la de bajar el gasto público un 30% en cada ministerio

Consecuencia: Una medida muy positiva, esto ayudara a mostrar un menor déficit fiscal, se acordaron tarde de ajustar, hubiera sido más positivo si lo hacían cuando el mercado estaba en crecimiento en el año 2017, en la actualidad con una sequía tremenda y suba de tasas en el mundo, la baja del gasto público potenciara la recesión. Pero no queremos ser dramáticos, es una medida bienvenida, aunque tarde te acordaste.

Conclusión

Vamos a un escenario en donde la inflación y la devaluación se retroalimentarán mutuamente, ya que no hay un plan económico que permite contener los precios y devaluar el signo monetario sin que genere distorsiones en materia económica. La baja del gasto público es una saludable medida, que al llevarse adelante en un contexto recesivo potencia la recesión. En el primer semestre del año 2018 el gobierno encontrara dificultad para cumplir con la meta fiscal del 3,2% del PBI, lograr que la inflación se ubique en el 15% anual, y que la economía crezca el 3,5% del PBI.

Nuestro pronóstico es que la economía no crecerá por encima del 2,5% del PBI, la inflación se ubicará en el 23% anual en el mejor escenario, y el dólar con suerte lo parás en $ 24,00. Sigo pensando que de no poder cumplir la meta fiscal el gobierno deberá recurrir a las privatizaciones buscando un ingreso extraordinario y cubrir el bache fiscal. Si sigue perdiendo reservas, necesitara un crédito del FMI para fortalecerlas, para de esta forma generar un mayor control sobre la emisión y la inflación.

La herencia recibida fue muy pesada, se está observando que con gradualismo, un contexto internacional adverso y la sequía que afecta a las exportaciones de materias primas, es imposible manejar la coyuntura y sentar las bases de un largo plazo en crecimiento.