energía

En medio de la crisis de Río Turbio, Chile anuncia el cierre de las centrales a carbón

Apuesta a cambiar la matriz eléctrica y convertir a las renovables en la fuente primaria de energía en 2030.

Mientras el Gobierno argentino trata de encontrarle una solución a la crisis en la mina de Río Turbio y sin novedades sobre la continuación de las obras en la central termoeléctrica, en Chile el gobierno de Michele Bachelet anunció el inicio de un proceso para cerrar todas las centrales a carbón.

El Ministerio de Energía chileno y las empresas del sector (la francesa Engie, la italiana Enel, la estadounidense AES Gener y la chilena Colbun) llegaron a un acuerdo que establece que no se podrá construir nuevas centrales a carbón que no cuenten con sistemas de captura y almacenamiento de carbono, al tiempo que se establecerá un cronograma para el cierre gradual de las que funcionan actualmente sin esas tecnologías anti contaminación.

La generación a carbón constituye actualmente la principal fuente de generación eléctrica de Chile, con cerca de un 40% de la matriz, y existen 15 centrales y 27 unidades con base a carbón.

La idea del acuerdo es modificar esa matriz y que las renovables sean en 2030 la fuente primaria de energía. Para ese año, la generación a carbón deberá bajar a 25% según el plan del gobierno. La idea es abandonar la producción hacia 2050.

"La generación termoeléctrica dejará de ser la principal fuente de energía y será junto con la hidroelectricidad, otras tecnologías renovables y el almacenamiento, el complemento de la generación variable solar fotovoltaica y eólica en momentos de ausencia de luz solar o viento", indicó el Ministerio de Energía.

El acuerdo abrió un fuerte debate en Chile y los integrantes del gobierno de Sebastián Piñera, que asume en marzo, pusieron algunos reparos, especialmente en la cuestión de los plazos para reducir la dependencia del carbón y en el costo económico que significará abandonarla.

"No corresponde (poner plazos), porque justamente hay que, responsablemente, ver qué es lo que conviene desde el punto de vista de la seguridad, flexibilidad y de los precios de la energía", declaró la futura ministra de Energía, Susana Jiménez.

Del lado del actual oficialismo, replican que la "descarbonización" es inevitable y una respuesta al cambio climático. "Sabiendo que el Acuerdo de París dice que tenemos que tener cero emisión neta de carbono hacia finales de siglo, tienes que descarbonizar la matriz de transporte, de producción y de energía eléctrica (que en la actualidad está dominada por combustibles fósiles, no renovables y sucios)", indicó el ministro del Medio Ambiente, Marcelo Mena.

Como sea, el proceso chileno agrega un elemento a la discusión en torno al futuro de Río Turbio, que además de la crisis actual en la mina de carbón (que no produce desde 2015 y tiene sus principales expectativas en la exportación a Chile) tiene un futuro incierto respecto a la central térmica. 

Esa obra el kirchnerismo la dejó sin terminar (a pesar de un acto de "inauguración" que hizo Cristina Kirchner) y el macrismo la frenó apenas asumido, aunque luego prometió terminar. En el medio estalló el escándalo por el caso de corrupción que terminó con Julio De Vido. 

Para completar los problemas en torno a la culminación de la central, la española Isolux que está a cargo de la construcción atraviesa severos problemas económicos y busca desprenderse de sus activos. Pero los posibles interesados en comprarla (se mencionó a Cartellone y Eurnekian) no quisieron quedar pegados a la corrupción durante el kirchnerismo. Como si fuera poco, Isolux fue parte de la sospechosa maniobra que le permitió a la familia Macri hacerse de una millonaria ganancia con la compra y venta de los parques eólicos.