Chile

Murió Edwards, dueño de El Mercurio y "rostro civil" del golpe

Tenía 89 años y un cuadro de salud agravado. Su rol durante la dictadura.

Luego de permanecer durante meses en un deteriorado estado de salud, falleció esta tarde en Santiago de Chile Agustín Edwards, dueño del histórico diario El Mercurio, considerado en esta capital como "el rostro civil" del golpe de Augusto Pinochet.

Edwards fue un personaje influyente y controvertido por el papel político que desempeñó en determinados periodos de la historia reciente de Chile. Había nacido en París en 1927 y todavía era un niño cuando llegó a Santiago. Ni siquiera tenía 30 años cuando -tras la muerte de su padre- heredó la empresa periodística que controla actualmente los diarios El Mercurio, La Segunda y Las Últimas Noticias.

Tras conocerse la muerte de Edwards, el Colegio de Periodistas de Chile publicó un duro comunicado: "Quedará en los registros de la historia de Chile el oscuro legado que Agustín Edwards Eastman dejó, tanto por sus acciones personales como por su manejo de las empresas periodísticas que controló, las que fueron el soporte comunicacional de la conspiración contra el sistema democrático al servicio del golpe militar, que ensombreció Chile a partir del 11 de septiembre de 1973", dice el texto. Esas entidad había expulsado oficialmente a Edwards de sus filas en 2015.

Un sector de la sociedad chilena considera a Edwards como "la cara civil del golpe". Quienes lanzan esa acusación argumentan sus nexos con la CIA y la información que publicaban sus diarios, particularmente La Segunda.

Por su fuerte influencia, la mayor parte de la clase política chilena evitó manifestarse sobre el empresario. En plena campaña para ganar adeptos y fortalecer el Frente Amplio, un armado que busca ser una alternativa entre Nueva Mayoría y Chile Vamos, la periodista Beatriz Sánchez no se pronunció sobre la muerte de Edwards. Tampoco se pronunció Alejandro Guillier, el candidato que proclama Nueva Mayoría.

Sin embargo, hubo un sector político que salió a defender su legado. El diputado José Manuel Rojo Edwards, quien a través de su cuenta de Twitter lamentó el fallecimiento del empresario. "Lamento la muerte de Agustin Edwards. Muere un defensor de la libertad", escribió.

Edwards pertenecía a una familia tradicional que por muchas décadas se ubicó entre las primeras fortunas de Chile, en algún momento fue dueña de importantes empresas como CCU, el Banco de A. Edwards, los seguros Chilena Consolidada, la Universidad Técnica Federico Santa María y la aerolínea Ladeco. Donde la dinastía dejó una marca de mayor profundidad, sin embargo, fue en la prensa chilena, donde su tatarabuelo fundó en 1827 El Mercurio de Valparaíso, el periódico de habla castellana más antiguo del mundo. Reportero durante su juventud en el International Herald Tribune en París y en The Time, en Londres, actualmente por su edad y estado de salud estaba retirado del trabajo directo en los periódicos, aunque su influencia se seguía sintiendo en los diarios de su propiedad.

Edwards Eastman jugó un papel decisivo para la historia de Chile y mantuvo por décadas elevados contactos con Estados Unidos, que sirvieron de base para influir en el devenir del país. Su etapa a cargo de El Mercurio, que heredó y dejó como el diario más influyente de Chile, coincidió con el período de la Guerra Fría. Luego del triunfo de Allende en 1970, dejó Chile con su familia y se instaló en Estados Unidos. Documentos del Gobierno norteamericano afirman que la cadena El Mercurio recibió apoyo financiero de Washington en su oposición a la Administración de Allende. Luego del Golpe de Estado de 1973 regresó a Santiago, donde su diario fue criticado durante 17 años por los opositores a la dictadura de Pinochet, sobre todo por la cobertura de los casos de violaciones a los derechos humanos.

El Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR), el brazo armado del Partido Comunista nacido a mediados de los ochenta, en 1992 secuestró a su hijo Cristián. Fue uno de los episodios que marcó el retorno a la democracia en Chile y que motivó a Edwards a crear la Fundación Paz Ciudadana, una organización transversal para buscar soluciones a los problemas de seguridad ciudadana. Aficionado a los yates y a las tradiciones campesinas chilenas, tenía un perfil reservado y sus apariciones públicas eran mínimas.

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