Los asesores de Joe Biden eligieron el momento exacto para emitir la señal más fuerte desde que comenzó la guerra en Medio Oriente. El mismo día en que la campaña de reelección de los demócratas aterrizó en el estado decisivo de Michigan, el presidente tomó la decisión más enérgica en contra de Israel. Con la sanción a colonos israelíes, Biden ejecutó la represalia más dura para atenuar la ofensiva militar que el gobierno de Benjamin Netanyahu despliega en contra de la población palestina desde que, el 7 de octubre pasado, Hamas lanzó un ataque sin precedentes en la franja de Gaza.

La administración Biden impuso sanciones a cuatro colonos israelíes que ejercían violencia contra los palestinos, en el marco de una orden ejecutiva que reprime a quienes participan en ataques y destruyen propiedades en Cisjordania. La sanción excluye a los israelíes del sistema financiero estadounidense y les impide hacer negocios con ciudadanos estadounidenses sin una licencia especial.

La orden de Biden contra los colonos israelíes indica que la Casa Blanca empieza a arriesgar su propio pellejo por encomendar una política de consenso al gobierno aliado de Netanyahu: se cansó de gestionar moderación por parte de "Bibi" y ahora busca ejercer presión sobre Israel. 

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El cambio de estrategia va en línea con la demanda de Bernie Sanders y otros sectores que reclamaban en público a Biden una política distinta para responder a la demanda de las bases demócratas. "Sé que se siente extremadamente incómodo con lo que está sucediendo en Gaza. Lo que su gente también entiende es que si quieren ganar estas elecciones, tendrán que escuchar a la base demócrata, que es bastante amplia", afirmó el senador de Vermont a la revista New York Magazine.

Michigan alberga a una de las poblaciones árabe estadounidense y musulmana más grandes del país. Unas 300.000 personas declaran en el Estado tener ascendencia de Medio Oriente o el Norte de África. Peor todavía, grupos de árabes y musulmanes furiosos con Biden decidieron activar en ese estado cambiante la campaña de "Abandonen a Biden".

La sanción de la administración Biden pasa por encima de Netanyahu, excluye a los colonos israelíes del sistema financiero estadounidense y les impide hacer negocios con ciudadanos estadounidenses sin una licencia especial.

Biden sabía que en su visita a Michigan se encontraría con un altísimo nivel de malestar de la comunidad árabe por la guerra. De cara a la elección presidencial en la que todo indica enfrentará a Donald Trump en noviembre, el estado de Michigan indeciso o swing tiene una gran población árabe-estadounidense y se perfila como una pelea cuesta arriba para el presidente. El desafio es enorme para la Casa Blanca porque los estrategas electorales consideran que no hay forma de lograr la reelección sin los 15 votos electorales de Michigan y el respaldo internacional de Biden a Netanyahu conspira en el terreno domestico contra el sueño de acceder a un segundo mandato: no solo causa rechazo entre árabes estadounidenses y musulmanes, sino jóvenes y personas de color en general.

Aunque la Casa Blanca se aferra a sondeos que arrojan un posible empate e incluso una ventaja para Biden frente a Trump, el escenario electoral suma datos preocupantes. La última encuesta de Bloomberg/Morning Consult ubicó a Biden detrás de Trump en siete estados indecisos, incluido Michigan. El mes pasado, un estudio de Detroit News y WDIV-TV encontró que el presidente estaba en Michigan 8 puntos abajo del republicano y que sólo el 17 por ciento de los probables votantes creían que Biden merecía un segundo mandato. 

Manifestantes pro Palestina protestaron contra Biden este jueves en Warren, Michigan.

AP

Según 22 encuestas analizadas por The Hill/Decision Desk HQ, Trump está ahora 3,5 por ciento arriba de Biden en Michigan y viene creciendo. En octubre pasado, la tendencia era inversa y Biden le llevaba una leve ventaja al líder republicano. El estado es pendular. En 2020, Biden ganó Michigan por más de 150.000 votos y en 2016 Trump se impuso por menos de 11.000 votos. Algo parece indudable: para ganar el estado clave, Biden necesita recuperar el apoyo de votantes negros y árabes estadounidenses.

Biden hizo su primera escala este jueves en Michigan con una agenda que incluyó un nuevo encuentro con el sindicato United Auto Workers y una visita a They Say, un restaurante de propiedad afroamericana en Harper Woods. Pero se esforzó por eludir cualquier interacción con la gran comunidad árabe-estadounidense del estado, una fuerza de un  peso muy superior a la del sindicato automotriz en Michigan.

Después del encuentro de Biden con los sindicalistas de Detroit, la portavoz de campaña Lauren Hitt aseguró que el presidente hará muchos viajes a Michigan desde ahora hasta el día de las elecciones. Sin embargo, Biden sabe que, políticamente hablando, está pisando un campo minado.

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Los demócratas de Michigan le reclaman a Biden desde hace meses que dedique más tiempo a hacer campaña en su estado, pero en la Casa Blanca temían que las manifestaciones pro Palestina -que se registran en todo el país con una masividad nunca antes vista- arruinaran su recorrida de campaña. Según informó The Washington Post, los funcionarios de Biden tomaron medidas para mantener su visita más secreta de lo habitual: no difundieron la dirección de sus apariciones y decidieron que la caravana del presidente se moviera por calles laterales para esquivar las protestas en su contra.

Sin embargo, el desembarco no estuvo exento de contratiempos. Mientras Biden celebraba una reunión política en un restaurante, un grupo de manifestantes coreaba "Qué vergüenza", "Genocidio Joe" y "¿Cuántos niños mataste hoy?". La última frase tiene un peso histórico que todavía resuena y anuncia una deriva preocupante para Biden: es la misma que coreaban los estadounidenses contra el presidente Lyndon B. Johnson durante la guerra de Vietnam.

Michigan alberga a una de las poblaciones árabe estadounidense y musulmana más grandes del país. Unas 300.000 personas declaran en el Estado tener ascendencia de Medio Oriente o el Norte de África. Grupos de árabes y musulmanes furiosos con Biden decidieron activar en ese estado cambiante la campaña de "Abandonen a Biden".

Hasta el momento, Biden respaldó la campaña militar contra Hamás en Gaza que asesinó a más de 26.000 palestinos. Lo hizo en un escenario incómodo en el que Estados Unidos no pudo imponer su política para Medio Oriente desde que Hamas sorprendió con un ataque desde Gaza que mató a más de 1.200 personas -la mayoría civiles- y tomaron a otros 253 como rehenes.

La semana pasada, Julie Chávez Rodríguez, directora de campaña de Biden, lideró una discreta avanzada a Michigan con el objetivo de reunirse con funcionarios electos y líderes comunitarios árabes estadounidenses. Pero el resultado fue ambiguo y los medios informaron que algunos funcionarios se negaron a reunirse con ella, citando la resistencia de Biden a pedir un alto el fuego en Gaza.