Donald Trump no aceptará los resultados y la noche electoral se prolongará hasta entrada la madrugada. El republicano insiste con que los demócratas cometieron fraude y se aprovechó de los reportes de Utah de que algunas maquinas presentaron mal funcionamiento durante la votación.

"Hay reportes que indican que cuando la gente votaba por el Partido Republicano, la boleta entera se cambiaba en favor de los demócratas", dijo Trump, y señaló la información que tenía de Utah como ejemplo de esta situación supuestamente desfavorable.

Indagado por la prensa sobre si aceptará el resultado de las urnas, afirmó:  "Veremos cómo van las cosas hoy". Y luego vaticinó: "Con suerte, saldrán bien y no nos tendremos que preocupar, lo que significa que, con suerte, ganaremos".

Sin embargo, esta postura la esgrimió desde que se inició la campaña y ahora la repite con fuerza: solo un triunfo aplastante de Hillary Clinton -que a simple vista no ocurrirá- podría disuadirlo de una noche con frases incendiarias en su bunker junto a sus seguidores. Si el resultado fuera excesivamente apretado el caso continuará hacia la arena judicial.

Durante el día llegaron novedades incómodas para la campaña de Trump como el hecho de que su rival se estaría imponiendo en Florida, Ohio y Carolina del Norte. Trump requiere de un triunfo en alguno de esos tres Estados para permanecer en la carrera en el Colegio Electoral.

Clinton tendría ventaja en distritos donde inicialmente Trump tuvo alguna posibilidad como Nevada, New Hampshire e Iowa. Esto sin considerar la sorpresa que podría llegar desde Texas, donde la votación luce mucho más apretada de lo previsto.

LPO reveló que en la Corte Suprema de Washington ya estaría definido intervenir en caso de que la elección se dispute en los tribunales y evitar que la carrera por la Casa Blanca se defina en cores inferiores.

"Deplorables" de Trump intentan frenar el voto latino

Los “deplorables” de Donald parecen estar preparándose para que les “roben” la elección. Desde el inicio de la jornada las comunidades on line de seguidores de Trump, quienes adoptaron el apodo de "deplorables" que Hillary les puso hace unos meses, estuvieron documentado supuestos casos de fraude electoral.

En sus foros advirtieron que en Philadelphia los votantes republicanos están siendo intimidados por grupos de seguidores de Hillary, y exhortaron a todos los pro-Trump a no dejarse influenciar y salir a votar por el candidato.

Mientras tanto, los seguidores del republicano en Twitter impulsaron el hashtag #StayHomeStaySafe (quédate en casa, quédate seguro) para intimidar a los votantes latinos con la amenaza de ser deportados. Aunque no ha habido reportes de que inmigrantes indocumentados hayan intentado votar, muchos temen que la campaña en Twitter provoque que hispanos nacionalizados prefieran no votar por temor a que la policía migratoria detenga a sus parientes indocumentados. Por supuesto no ha habido ningún operativo de este tipo, se trata de una campaña del miedo.

"No se necesita identificación con fotografía para votar", dice el letrero en una casilla. El tuitero comenta bajo la imagen que por eso hay ilegales y "gente muerta" votando. Para los líderes de las comunidades negra e hispana, las leyes que solicitan identificación con fotografía para votar incitan la discriminación a las minorías, ya que muchos ciudadanos de estas comunidades no cuentan con este tipo de documentos. En muchos estados está prohibido solicitarlos. Durante años los republicanos han alertado que no hacerlo permite el fraude electoral, aunque no haya casos documentados.

También están propagando el rumor de que en California fueron detenidos hasta 40 indocumentados que intentaban votar ilegalmente, y de que está haciendo votar a personas fallecidas. Desde hace meses el sector más extremo de seguidores del magnate ha prometido salir a protestar si su candidato pierde por un supuesto fraude electoral.

El ex congresista y columnista conservador Joe Walsh capturó el sentiemiento entre muchos de los seguidores de Trump cuando, hace dos semanas, tuiteó que el 8 de noviembre saldría a votar por Trump, y el 9 “si Trump pierde, voy a tomar mi mosquete”.