El maquinista del tren Chapa 5 que el sábado pasado se estrelló en un anden de la estación Once de la línea Sarmiento, quedó muy complicado en la causa que lleva adelante el juez Ariel Lijo.
La situación de Julio Benítez se agravó ya que la pericia de ADN ordenada sobre la sangre que tenía el disco rígido de la cámara ubicada en la cabina determinó que pertenece al motorman, según informó Télam.
Del mismo modo, se determinó que la mochila de Benítez, donde presuntamente escondió el disco rígido, también tenía su sangre, lo mismo que la gaveta donde estaba guardado el dispositivo de grabación.
Lijo evaluaba volver a tomar declaración indagatoria a Benítez, ya con mayores elementos procesales, y podría ampliar la imputación a los delitos de "estrago, lesiones y sustracción y ocultación de prueba".
Las imágenes de la cabina no podrán ser recuperadas ya que el disco rígido quedó irrecuperable, según determinó una empresa especializada que intentó repararlo. Esas imágenes pudieron haber sido claves para determinar la causa del accidente.
Oscar Maturano, el líder del gremio La Fraternidad, había afirmado que el disco rígido fue colocado allí por "alguien de afuera". Otras fuentes del sindicato habían dicho a LPO que era “imposible” e “inverosímil” que Benítez haya podido robarse el dispositivo. “Estaba con la nariz rota, atrapado. En qué tiempo y con qué fuerza va a robar el rígido. Necesita una barreta y mucha fuerza, no es el estéreo de un auto”, señalaron.
"Se negó a los controles"
El ministro de Interior y Transporte, Florencio Randazzo, afirmó que el motorman del tren se negó a someterse a controles de rutina el día del choque en la estación Once y sólo se realizó la prueba de alcoholemia.
Según el funcionario, Benítez "se negó a realizarse los controles de rutina, solamente aceptó el de alcoholemia, argumentando que había un acuerdo gremial", a pesar de lo cual la compañía le permitió conducir la formación que protagonizó la colisión. "El motorman había realizado solamente el control de alcoholemia (que dio negativo). Esto, más la falta del protocolo de comunicación, más la falta de controles de rutina (porque no había realizado ningún otro) terminó en el lamentable desenlace", opinó.
"La empresa (UGOMS) tenía antecedentes con respecto al comportamiento de Julio Benítez y tomó una determinación, con una falta absoluta de sentido común, que fue un apercibimiento como si fuera una amonestación a un pibe que pone una bomba en el colegio. Debería haberlo suspendido como mínimo, para no decir que lo debería haber despedido", sentenció Randazzo en diálogo con radio Del Plata.
"Tenemos un problema en el recurso humano del Sarmiento. Necesitamos que los trabajadores nos acompañen", sostuvo y añadió: "En las grabaciones que dimos a conocer, se ve una actitud de impunidad e irresponsabilidad en el motorman Benítez. Con las cámaras que colocamos, podemos constatar esas actitudes y debemos sancionarlas con la máxima sanción".
Randazzo concluyó que "si la empresa operadora del servicio había visto en agosto cuál era la actitud de Benítez, tenía que haberlo sacado en aquel momento".