Cristina Kirchner se refirió por primera vez públicamente al nivel de reservas que tiene el país, uno de los datos que más altera al Gobierno por el drenaje constante que sufren por los gastos previstos en importar energía y pagar vencimientos de deuda, en un escenario que se agrava por la caída de precio de la soja.

En Santa Cruz, donde inauguró dos represas y convocó a empresarios y sindicalistas, la Presidenta protestó porque “todos los días algunos están poniendo en duda las reservas de la República Argentina, cuando representan un 7.8 por ciento del PBI”.

La presidenta apuntó que la relación entre reservas y monto de importación es de 54 por ciento y la relación entre reservas y deuda externa del 26.2.

Fue en ese punto cuando comparó con Australia, donde la relación entre reservas y monto de importación es de 20 por ciento y entre reservas y deuda es del 3,6 por ciento; y con Canadá donde es del 15 por ciento en el primer caso y del 5,2 en el segundo.

"Sin embargo, todos los días algunos están poniendo en duda las reservas de la República Argentina, cuando representan un 7,8 por ciento del PBI", protestó Cristina.

“Los dólares tienen que ser genuinos, porque no existe aquí la maquinita de hacer dólares”, agregó la Presidenta, que confirmó así el anticipo de LPO. La escasez de divisas es un tema que desvela a la Presidenta, que esta muy al tanto del problema pero no atina a definir un rumbo para sortearlo.

Entre 2014 y 2015 Argentina tiene vencimientos de deuda por 15 mil millones de dólares que se suman a un escenario de déficit, caída del precio d ela soja y utilización intensa de las reservas del Central. Esto encendió luces de alarma en el Gobierno.

Como reveló LPO, Cristina se estuvo reuniendo con interlocutores de primer nivel con los que habló abiertamente de este problema y admitió que tiene muy en claro que los dólares son una cuestión fundamental para la economía y el riesgo que entraña esta situación para su Gobierno. Sin embargo, no s etareve a hacer un giro por mercado.

Según los analistas, el precio de la soja podría desplomarse a una franja que va de los U$SS450 a los U$S400 –o incluso menos- la tonelada, en un contexto en donde el Banco Central seguiría perdiendo reservas y se estima que a fines del año que viene podría caer por debajo de los U$S30 mil millones, si se paga el cupón de PBI.

El problema es que Cristina no tiene claro si al final del giro que le proponen encontrará los dólares que necesita la economía argentina. O por el contrario habrá consumido ingentes porciones de capital político –renunciaría por ejemplo a la bandera del desendeudamiento- para encontrarse con que el problema sigue allí.