La pelea por la juventud del Pro y el área del gobierno porteño dirigida a los jóvenes que concentra un presupuesto de más de 40 millones, amenaza con provocar un escándalo de proporciones en la apacible campaña del PRO.

Las tensiones comenzaron a crecer cuando fue evidente que el sector de la vicejefa María Eugenia Vidal pretende asumir la conducción del espacio, históricamente alineado con el influyente secretario general, Marcos Peña, quien todavía controla desde lo formal a la juventud a través de la actual presidenta, Victoria Roldán Méndez.

Pero este liderazgo es más formal que real. Es que como explicara LPO, pese a representar orgánicamente al partido, el sector de Roldán Méndez perdió el control de la calle en manos de las agrupaciones juveniles que responden a diversos referentes del macrismo, que son unas 15.

Las que adquirieron mayor notoriedad dentro del PRO tras los cacerolazos son La Solano Lima de Cristian Ritondo; La 24 de Vidal; La Macacha de la legisladora Victoria Morales Gorleri; la Generación Argentina Política (GAP), que responde al ministro de Educación, Esteban Bullrich; y La Frondizi de Rogelio Frigerio.

Roldán Méndez ni siquiera fue invitada a la reunión que convocó un par de semanas atrás uno de los nuevos referentes de la Juventud, Pedro “Piter” Robledo, el militante que a fines de marzo fue atacado junto a su pareja en un boliche de San Isidro por su condición de homosexual, que tras aquel episodio fue recibido por la propia Cristina Kichner.

En esa reunión y en otra que se realizó la semana pasada en la Fundación Pensar se propuso que todas las agrupaciones redacten una Carta Orgánica para que los Jóvenes PRO elijan sus autoridades sin la intromisión de los “adultos”. La intención es que los referentes del PRO no pongan las autoridades juveniles a dedo.

Este espíritu autonomista derivó en acusaciones cruzadas sobre las prácticas utilizadas para sumar voluntades, típicas de la política tradicional que desde el plano del discurso el PRO suele criticar.

A las piñas

La tensión por esas acusaciones estalló en el lanzamiento de los candidatos del PRO en el microestadio de Ferro, dos semanas atrás. Allí, un grupo que llegó en micros de la mano de algunos referentes de origen peronista se agarró a las trompadas en el medio del acto y provocó la consternación de los habituales espectadores de actos macristas que no están acostumbrados a las trifulcas intrapartidarias.

“Esto nunca pasó en el PRO, eso es la vieja política”, se escuchó rezongar cerca de Marcos Peña, uno de los más disgustados a raíz de ese episodio.

Decepcionado, el secretario General de Gobierno se alejó de las peleas juveniles y dejó el tema en manos de Vidal y de su hombre de mayor confianza, Federico Salvai, que ya tiene un lugar asegurado en los primeros puestos de la lista de legisladores porteños que se eligen en octubre.

Así las cosas, desde varias agrupaciones admitieron a LPO que el sucesor de Roldán Méndez, a quien se le vence el mandato a fin de año, saldrá del entorno de Vidal y Salvai. La vicejefa ya tiene el control de la Dirección General de Juventud que encabeza la ex legisladora Luciana Blasco y que maneja la friolera de 40 millones de pesos.

Fiel al estilo de Vidal, apenas desembarcó Blasco se ganó reproches internos por querer modificar la conducta de algunos empleados que según hicieron saber desde su entorno, no cultivaban un fanatismo por el trabajo.