08 de mayo, 2024
¿Cuánto influye en el crecimiento el "viento de cola"?
Los economistas k parecen ningunear el rol de la soja en la economía argentina, criticando a quienes argumentan que el gobierno se vio favorecido por el "viento de cola" y ponen el acento en las políticas desplegadas para favorecer la industria. Las opiniones de Del Pont, Bein, Kulfas y Roque Fernández
Durante el cierre de ayer de AEDA realizado en la Facultad de Ciencias Económicas volvió a plasmarse disimuladamente el debate acerca del “viento de cola”, uno de los tantos que surgen alrededor de la economía en el período kirchnerista.
El presidente de AEDA, Matías Kulfas, tuvo en su turno una posición “industrialista” en la que destacó que “Argentina fue el único país de Latinoamérica que no reprimarizó sus exportaciones” y evitó mencionar la producción agraria y el rol que cumple la soja desde los inicios del kirchnerismo.
El director del Banco Nación evitó hablar de la soja en su rol como motor del crecimiento económico en la Argentina. Destacó “el desempeño del sector manufacturero en la Argentina, que mostró logros superiores a los de la región”. Nada explicó acerca de la enorme proporción que mantienen las exportaciones agrarias y la masa de divisas que permiten mantener estas políticas “neodesarrollistas”.
Para Kulfas uno de los puntos claves en la "profundización de la reindustrialización" es el papel jugado por las innovaciones tecnológicas. El presidente de AEDA afirma que "el estímulo a las ramas productivas que hacen uso intensivo del conocimiento, porque son las que permiten generar rentas tecnológicas, tienen mayores posibilidades de insertarse en los segmentos más dinámicos del comercio internacional y generan empleos calificados que pagan mejores salarios". Además, propone "la actualización tecnológica de las ramas manufactureras tradicionales, transitando hacia producciones de alta gama".
Las declaraciones de la ministra de Industria Debora Giorgi sumaron otro punto a la postura de Kulfas. La funcionaria sostuvo que el crecimiento "no se explica por el viento de cola sino por profundas decisiones políticas" cuyos pilares son la "inversión en infraestructura, en capital humano y en el enclave de ciencia, tecnología e innovación". “Hubo muchos momentos históricos de buenos precios internacionales y también vocación industrial y sin embargo el crecimiento no perduró”, detalló Giorgi y agregó que la Industria es el motor del crecimiento y constituyó el 17% del aumento del PBI entre 2003-2011.
Por su parte Fabián Amico y Alejandro Fiorito, en un debate mantenido con Eduardo Curia en la revista Argentina Heterodoxa, admiten que “frente al viento de cola cabían dos actitudes: arriar las velas o desplegarlas a pleno. A diferencia de otros países de la región, Argentina hizo lo segundo, y en tal lapso la economía creció a tasas bien altas”.
Las declaraciones de Marco del Pont de esta mañana fueron en el mismo sentido. "Esto no es sólo soja, viento de cola, mejora de los términos del intercambio o rebote del gato muerto", comentó. Y advirtió que "el viento de cola si no es bien aprovechado, puede llegar a perpetuar o profundizar los problemas estructurales de los países en desarrollo en términos de primarización productiva".
Alejandro Arlía, ministro de economía de la provincia de Buenos Aires fue un poco más sincero, y en la charla de ayer junto a Kulfas afirmó que “a nosotros no nos gusta que nos digan que hay viento de cola, pero hay que reconocer que los términos de intercambio nos favorecen”.
La tesis del “viento de cola” se planteó numerosas veces por economistas opositores y no tanto. Sin ir más lejos, durante el panel de ayer de AEDA, Miguel Bein consideró a la producción del campo, en especial de la soja y a pesar de “no crear trabajo”, una herramienta fundamental para la obtención de divisas que puedan sostener “otros déficits” y políticas públicas expansivas. En ese sentido mostró en uno de sus gráficos la evolución en los términos de intercambio de la argentina con el resto del mundo y habló de una “Revolución agrícola” en el campo, en la que hubo una duplicación en la oferta y en los precios.
Además descartó la posibilidad de que el precio de la soja descienda como consecuencia de una reducción en la tasa de crecimiento de China, y comentó en forma irónica que “en los modelos de crecimiento para el año que viene casi ningún economista tiene incorporado que el precio de la soja suba”.
Para los especialistas los términos de intercambio son determinantes para el funcionamiento de los gobiernos. “en el 88’ los términos de intercambio era de 88, en el 2011, 151. Pobre Alfonsin” concluyó con gracia. Por su parte Roque Fernandez, del CEMA, también se atrevió a hacer un análisis similar “si De la Rúa hubiera tenido estos precios en los commodities era Churchill”, afirmó a LPO. El ex ministro de economía además recalcó el papel que está jugando la enorme inyección de liquidez a nivel internacional derivada del salvataje de los bancos, que llevó a la tasa de interés en Estados Unidos a prácticamente cero.
Para Fernandez el viento de cola “permitió tapar las dificultades internas” y afirmó que “sin estas condiciones tan favorables no hubiera sido posible mantener las políticas del gobierno”, como por ejemplo la recaudación obtenida a partir de las retenciones.
El presidente de AEDA, Matías Kulfas, tuvo en su turno una posición “industrialista” en la que destacó que “Argentina fue el único país de Latinoamérica que no reprimarizó sus exportaciones” y evitó mencionar la producción agraria y el rol que cumple la soja desde los inicios del kirchnerismo.
El director del Banco Nación evitó hablar de la soja en su rol como motor del crecimiento económico en la Argentina. Destacó “el desempeño del sector manufacturero en la Argentina, que mostró logros superiores a los de la región”. Nada explicó acerca de la enorme proporción que mantienen las exportaciones agrarias y la masa de divisas que permiten mantener estas políticas “neodesarrollistas”.
Para Kulfas uno de los puntos claves en la "profundización de la reindustrialización" es el papel jugado por las innovaciones tecnológicas. El presidente de AEDA afirma que "el estímulo a las ramas productivas que hacen uso intensivo del conocimiento, porque son las que permiten generar rentas tecnológicas, tienen mayores posibilidades de insertarse en los segmentos más dinámicos del comercio internacional y generan empleos calificados que pagan mejores salarios". Además, propone "la actualización tecnológica de las ramas manufactureras tradicionales, transitando hacia producciones de alta gama".
Las declaraciones de la ministra de Industria Debora Giorgi sumaron otro punto a la postura de Kulfas. La funcionaria sostuvo que el crecimiento "no se explica por el viento de cola sino por profundas decisiones políticas" cuyos pilares son la "inversión en infraestructura, en capital humano y en el enclave de ciencia, tecnología e innovación". “Hubo muchos momentos históricos de buenos precios internacionales y también vocación industrial y sin embargo el crecimiento no perduró”, detalló Giorgi y agregó que la Industria es el motor del crecimiento y constituyó el 17% del aumento del PBI entre 2003-2011.
Por su parte Fabián Amico y Alejandro Fiorito, en un debate mantenido con Eduardo Curia en la revista Argentina Heterodoxa, admiten que “frente al viento de cola cabían dos actitudes: arriar las velas o desplegarlas a pleno. A diferencia de otros países de la región, Argentina hizo lo segundo, y en tal lapso la economía creció a tasas bien altas”.
Las declaraciones de Marco del Pont de esta mañana fueron en el mismo sentido. "Esto no es sólo soja, viento de cola, mejora de los términos del intercambio o rebote del gato muerto", comentó. Y advirtió que "el viento de cola si no es bien aprovechado, puede llegar a perpetuar o profundizar los problemas estructurales de los países en desarrollo en términos de primarización productiva".
Alejandro Arlía, ministro de economía de la provincia de Buenos Aires fue un poco más sincero, y en la charla de ayer junto a Kulfas afirmó que “a nosotros no nos gusta que nos digan que hay viento de cola, pero hay que reconocer que los términos de intercambio nos favorecen”.
La tesis del “viento de cola” se planteó numerosas veces por economistas opositores y no tanto. Sin ir más lejos, durante el panel de ayer de AEDA, Miguel Bein consideró a la producción del campo, en especial de la soja y a pesar de “no crear trabajo”, una herramienta fundamental para la obtención de divisas que puedan sostener “otros déficits” y políticas públicas expansivas. En ese sentido mostró en uno de sus gráficos la evolución en los términos de intercambio de la argentina con el resto del mundo y habló de una “Revolución agrícola” en el campo, en la que hubo una duplicación en la oferta y en los precios.
Además descartó la posibilidad de que el precio de la soja descienda como consecuencia de una reducción en la tasa de crecimiento de China, y comentó en forma irónica que “en los modelos de crecimiento para el año que viene casi ningún economista tiene incorporado que el precio de la soja suba”.
Para los especialistas los términos de intercambio son determinantes para el funcionamiento de los gobiernos. “en el 88’ los términos de intercambio era de 88, en el 2011, 151. Pobre Alfonsin” concluyó con gracia. Por su parte Roque Fernandez, del CEMA, también se atrevió a hacer un análisis similar “si De la Rúa hubiera tenido estos precios en los commodities era Churchill”, afirmó a LPO. El ex ministro de economía además recalcó el papel que está jugando la enorme inyección de liquidez a nivel internacional derivada del salvataje de los bancos, que llevó a la tasa de interés en Estados Unidos a prácticamente cero.
Para Fernandez el viento de cola “permitió tapar las dificultades internas” y afirmó que “sin estas condiciones tan favorables no hubiera sido posible mantener las políticas del gobierno”, como por ejemplo la recaudación obtenida a partir de las retenciones.
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Estos son delincuentes comunes, simples saqueadores, ninguno resiste una oposición (exámen) en el extranjero....no los conoce nadie, nunca fueron nada, son incapaces.
Les guste ó no, duren mucho ó poco, solo dependen de la suerte de otros países.
Un gobernante capaz, puede usar ese viento de cola, para argentinizar empresas de servicios públicos, saldar la deuda externa e impulsar el crecimiento, tal como hicieron Perón, Illia o los Kirchner.
Un mal y corrupto gobernante, va a utilizar ese viento para desindustrializar el pais, generar deuda externa y desocupacion, tal como hicieron las dictaduras genocidas del 56 y los 70, o la rata que nos goberno hasta hace algo mas de una decada
PERO SI LA SOJA BAJASE A 300 , no DURARIA UN MINUTO !!!!
LA MENTIRA SE ACABA !!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Hay algo en lo que todos los economistas estan de acuerdo: en algun momento el precio de la soja se va a caer. y despues ?