Terminada sin mayores resultados la última reunión entre el presidente del radicalismo, Ángel Rozas, y los emisarios del socialismo; Ricardo Alfonsín llamó a los dirigentes que integran su círculo íntimo y les confirmó lo que ya le había adelantado a algunos días atrás, con pedido de estricta reserva: Javier González Fraga sería su candidato a vicepresidente.

Había intentado convencer a Roberto Lavagna pero tras fracasar optó por uno de los economistas más cercanos al ex ministro. La idea, en cualquier caso, era darle un claro mensaje al establisment y completar el giro a la centro derecha que ya inició con su alianza bonaerense con Francisco De Narváez.

Lavagna se excusó en la complicada coyuntura política. "No me interesa algo así a último momento, con esta idea de pagar candidaturas a las apuradas. Mi idea es negociar políticas a largo plazo", se excusó el ex ministro cuando fue sondeado por el alfonsinismo.  

“Es una selección acertada. González Fraga es un economista productivista que podrá garantizar las políticas para reducir la pobreza”, celebró ante LPO el diputado Juan Pedro Tunessi, siempre cerca de las decisiones de Alfonsín.

Similares argumentos había expresado el propio candidato presidencial para justificar su decisión. "Conocía sus condiciones personales y para mí son importantes, como su compromiso con el desarrollo, que no es lo mismo que crecimiento, y la distribución del ingreso, para combatir el trabajo en negro y lograr un mejor salario", señaló, y agregó un dato que calificó de importante: "Javier viaja en colectivo".

Su currículum, sin embargo, no emociona a todos los radicales. De 63 años, se recuerda su paso por la presidencia del Banco Central durante la presidencia de Carlos Menem, como también su reciente militancia en el Movimiento Productivo Argentino (MPA), brazo político elegido por Eduardo Duhalde para volver a la arena política, cuando ensayó una frustrada candidatura a diputado nacional por la Capital.

El economista incursionó en el mundo empresario tras su paso por el menemismo, cuando afianzó su empresa La Salamandra, marca con la que elabora dulce de leche y mozzarella de búfala, dos productos gourmet que le valieron premios internacionales. Luego vendio la marca.

Como docente se desempeñó siempre en la Universidad Católica, donde tuvo como discípulos a Alfonso Prat Gay y Martín Lousteau, con quien escribió un libro recientemente.

González Fraga es un conferencista obligado en los encuentros que organizan los sectores más opositores del campo; además de contar con excelentes contactos en el empresariado opositor al gobierno -liderado por Techint- que intenta contra viento y marea unificar todas las propuestas opositoras detrás de Ricardo Alfonsín.

La designación de González Fraga, así como la alianza con De Narváez, buscan cubrir al diputado de una aureola de "gobernabilidad", cubriendo la mayor asignatura pendiente de los radicales y de Alfonsín en particular, que no cuenta en su currículum con ninguna experiencia de gestión. Además de ser el economista para el establishment una garantía, frente a un Alfonsín visto más como un mal menor frente a CRistina, que como una primera opción, como si lo fue Ernesto Sanz.

Sin embargo, para los radicales más ortodoxos no es el vice soñado. La mayoría creía que era el momento de elegir un referente propio tras el desaire del socialismo, pero se toparon con González Fraga sin siquiera poder debatir el asunto. “Me entusiasma participar en esta lucha por restablecer los valores republicanos", explicó el economista después de ser proclamado, en una apresurada conferencia de prensa en lo que fue el estudio de Barrio Norte del padre del diputado.