En las últimas elecciones legislativas de Entre Ríos Jorge Busti, gobernador hasta dos años antes, escondió su furia con su sucesor Sergio Uribarri y acordó la unidad peronista, sabiendo que no hacerlo podía derivar en una derrota estrepitosa. No le alcanzó: el Acuerdo Cívico y Social, que mezcló a la UCR con la Coalición Cívica, se llevó la victoria por medio punto.

Para las elecciones de octubre Busti y Uribarri se sacan chispas para lo que, esta vez sí, será un enfrentamiento entre ambos ahora para definir la gobernación. Y el diputado del extinto Acuerdo Cívico, Atilio Benediti, triunfador aquella noche, no figura en los papeles de casi nadie.

El ejemplo no es caprichoso: en la mayoría de las provincias donde el Acuerdo Cívico y Social ganó en 2009 hoy no sólo esa alianza está en veremos, sino que la UCR, por las suyas, tampoco consolidó a candidatos con posibilidades de repetir el éxito y arrastrarlo hacia una candidatura nacional.

Es ese escenario una de las causas de que, consolidado como único candidato de la UCR, Alfonsín esté buscando imperiosamente adhesiones provinciales, aún cuando su partido y el frente que quiere repetir ganó hace dos años en Córdoba (para diputados nacionales), Mendoza y Santa Cruz, y estuvo sólo a décimas de ganar en Santa Fe.

Y aunque pocos lo recuerden, tuvo una ascendente elección en la provincia de Buenos Aires, la de mayor distrito electoral, donde Margarita Stolbizer alcanzó 21,2, la mejor elección de un frente radical en 10 años.

Para tomar una dimensión del salto que significó, mientras Graciela Fernández Meijide llevó al radicalismo a casi 40 puntos en 1999, la UCR sola había cosechado 17 en 1995. Ahora no tiene un candidato definido y busca imperiosamente la adhesión de De Narváez.

También en la Ciudad de Buenos Aires con los 20 puntos del Acuerdo Cívico, con Carrió en tercer lugar a la lista, la UCR volvió a una elección de dos dígitos. Hoy sólo tiene un candidato (Silvana Giúdice) que no garantiza ni la tercera parte.

“Teníamos una posibilidad histórica y la perdimos por la interna. Otra vez no dejamos crecer a nadie”, se lamenta un diputado nacional que acompañó sin éxito las frustradas candidaturas de Julio Cobos y Ernesto Sanz.

El año pasado la UCR fue eso: una cruel interna entre quienes insistían con Cobos y quienes, aún rencorosos con Cobos, ignoraban las interesantes encuestas del mendocino y alentaban a Alfonsín, hasta ese entonces un natural candidato en la provincia de Buenos Aires, donde hoy pugna por tener presencia.

Sólo internas peronistas

El desorden radical eclipsó a los candidatos provinciales le abrió el camino a que, como hace cuatro años, dirigentes de origen peronista de diriman las provincias, como ya es un hecho en Entre Ríos. Sobre todo porque a muerte de Néstor Kirchner y el posterior ascenso de Cristina Kirchner los tomó sin esos asuntos resueltos. Y después todo fue más difícil.

El primer capítulo de esa historia ocurrió en Chubut, donde la gobernación se la disputaron los intendentes Martín Buzzi y Carlos Eliceche, en representación de Mario Das Neves y el kirchnerismo. La UCR quedó fuera de discusión.

Para la elección de La Rioja del 29 de mayo, la próxima del calendario electoral, la situación podría repetirse. El gobernador Luis Beder Herrera, cercano a la Casa Rosada, se mida con su antecesor Ángel Maza.

Con el Acuerdo Cívico y Social, el diputado radical Julio Martínez, llegó en 2009 a 32 puntos una cifra que no debería permitir una división del peronismo. De uno y otro lado, en La Rioja creen que esa situación fue posible por la desunión radical.

Más en el olvido quedó el golpe que significó el triunfo del Acuerdo Cívico en Santa Cruz, a través de una sólida alianza entre el diputado radical Eduardo Costa y su esposa María Zuvic, presidenta de la Coalición Cívica santacruceña.

“Carrió tiene hoy más bronca con la UCR que con Kirchner. Habla pestes de ellos porque siente que la volvieron a traicionar”, contó a LPO un diputado de partido que en los últimos meses intentó sin éxito que abra un camino de alianzas. “Nos van a cagar”, le dijo cada vez que le preguntó.

La foto de Mauricio Macri y el diputado radical Oscar Aguad de esta semana es otro documento interesante: la última elección legislativa tuvo la novedad el retorno del triunfo radical a Córdoba, donde mandaron por décadas.

La interna posterior dividió a los ganadores y hoy la discusión está entre el Frente Cívico de Luis Juez (que ganó la elección a senadores nacionales) y una unidad peronista que, acorde a la circunstancias, pergeña José Manuel De la Sota con las diferentes versiones kirchneristas.

Pero el golpe más grande de la UCR, que motivó el retiro definitivo de escena de Cobos, fue la derrota de Catamarca después de 20 años de gobernar a través de un Frente Cívico. Ocurrió el 13 de marzo, mientras Sanz y Alfonsín trabajaban en la interna que nunca llegó.

El propio kirchnerismo local aceptaba dos meses antes de los comicios que no tenía posibilidad de ganar. Hasta la semana anterior también era algo poco esperable. Muchos creen que la interna que el senador Oscar Castillo con el gobernador derrotado Eduardo Brizuela del Moral (en este caso los dos cercanos a Cobos) tuvo un papel central en la derrota.

Cobos abandonó la carrera presidencial y no quiere volver a Mendoza, donde la incertidumbre radical tiene acéfalo de candidatos a la Ucr y le dio vida al PJ aun cuando el gobernador Celso Jaque, imposibilitado de reelección, es uno de los que peores imagen tiene en su territorio.

Es este escenario es el que alienta a las alianzas. Aunque el diputado alfonsinista Ricardo Gil Lavedra prefiere no hacer comparaciones. “Lo único cierto es que el único candidato de la UCR es Alfonsín. Vamos a formar un frente de orientación progresista y a partir de ahí veremos”, explicó a LPO.

El riesgo mayor de la UCR es quedarse definitivamente sin gobernaciones, dejando éstas divididas entre oficialistas y vecinalistas aliados u opositores. Perdida Catamarca, le resta defender Corrientes en 2013 y esperar qué ocurre en Río Negro, donde Miguel Saiz repitió en 2007 las victorias que los radicales obtienen interrumpidamente desde 1983 pero no alteró su alianza con el Gobierno.

Ya dio una señal: en la última interna partidaria de la provincia, presentó un candidato y le ganó a los referentes de Sanz y Alfonsín.