Es una guerra fría, tal vez a destiempo, pero ya se hace sentir. Con distinto ímpetu, la disputan los gobernadores José Luis Gioja y José Alperovich, de San Juan y Tucumán, los candidatos más firmes a acompañar a Néstor Kirchner en una fórmula presidencial para 2011.

Sus nombres sonaron con igual intensidad pero fueron fogoneados desde lugares bien distintos: mientras a Gioja mostró el acompañamiento de todo el PJ y el trabajo refinado del operador del peronismo y del Gobierno –en el orden que sea- Juan Carlos Mazzón, Alperovich es impulsado por la Casa Rosada y elogiado con creces por el círculo kirchnerista.

Y ambos muestran un perfil acorde a sus padrinos. Tal vez porque ya no tiene reelección, el sanjuanino no disimula su interés por ser el candidato a vice del PJ, aun si Kirchner no es el candidato a presidente y, por ejemplo, ese lugar es ocupado por el gobernador bonaerense Daniel Scioli.

La mayoría de sus colegas lo acompañó el lunes en el Hotel Nacional de Capital, donde presentó junto a Kirchner el Instituto de Estudios y Formación política del PJ, denominado Gestar y que presidirá acompañado de jóvenes entusiastas del partido como el director ejecutivo de la Anses, Diego Bossio, y Mauricio Mazzón, hijo del operador K, quien, además, fue quien acercó a Bossio a la Rosada.

En el entorno de Gioja no se desentienden de sus intenciones. “Cualquier cura quiere ser obispo”, responden. Y en su provincia, donde sólo se sabe que no seguirá como gobernador, pelean para sucederlo su hermano y senador nacional, César Gioja, y el secretario de Minería de la Nación, Jorge Mayoral.

Alperovich espera

La situación del gobernador tucumano es distinta. Meses atrás, en su entorno se sorprendieron cuando era incluido con frecuencia en los viajes internacionales de la presidenta, como en sus incursiones a España y Washington.

“Kirchner no habla de eso, pero sí lo repiten en su entorno. Pero Alperovich sólo hablará de la provincia”, explicó a LPO uno de los dirigentes de peso que más lo frecuenta.

El ex presidente tiene motivos para pensar en el tucumano: en las últimas elecciones fue quien más votos le aportó al oficialismo. En 2007, por ejemplo, Cristina ganó con el 62% de los sufragios (reunió cerca de medio millón de votos), un caudal que le permitió descontar las pobres performances en las grandes ciudades.

Aunque también transita su segundo mandato, a diferencia de Gioja, Alperovich sí tiene posibilidad de ser reelecto debido a que la reforma constitucional que habilitó la reiteración de mandatos no computa el que estaba en curso.

La UCR impugnó esa concesión ante la justicia, que todavía no se pronunció y, se presume, lo haría sólo si el gobernador se decida a buscar un tercer período.

El riesgo es mayúsculo y de ahí tal vez su pasividad. También por obra y gracia de la Carta Magna provincial, las elecciones para renovar autoridades en Tucumán están pautadas para fines de agosto de 2011 por lo que una derrota en la interna nacional, prevista para el segundo domingo de ese mes, lo dejaría sin tiempo para reintentar mantener el poder en la provincia.

Por las dudas, en Tucumán ya hacen cola para sucederlo. Una de las posibilidades más firmes es que le deje su legado a su esposa, la senadora nacional Beatriz Rojkes, quien, cuentan en la provincia, tiene aceptación en la población.

¿Y si es ella y no él la compañera de fórmula de Kirchner? La especulación creció durante la reciente visita de Kirchner a la provincia, en la que el matrimonio permaneció pegado, para que no escatimen fotos.

La otra opción es que el ministro de Salud de la Nación, Juan Manzur, vicegobernador con licencia, vuelva a sus pagos para manejar los hilos de la provincia. Su rol es central: el trabajo social y sanitario que la Nación desplegó en Tucumán explica las buenas cosechas de votos de los Kirchner.

Cerca de Manzur, cuya imagen positiva en el Gabinete sorprende a los operadores de la Casa Rosada, trabajan a destajo para que Alperovich secunde a Kirchner en una fórmula. Saben que eso dejaría al ministro mejor parado para su futuro.