Kirchner dio otro paso en su carrera para convertirse en el candidato con chances de triunfar en las elecciones presidenciales de 2011. Ante un teatro El Nacional colmado presentó el Instituto de Estudios y Formación política del Consejo del Partido Justicialista, que se llamará Gestar y tendrá como presidente al gobernador de San Juan José Luis Gioja, uno de los aspirantes a acompañarlo en la fórmula presidencial de 2011.

Hasta el microcentro porteño llegaron la mayoría de los gobernadores adeptos a las movidas K, pero debieron aguardar en las butacas: el escenario fue ocupado por una veintena de jóvenes peronistas que siguieron los discursos ubicados prolijamente desde tribunas ubicadas al fondo de las tablas.

Al frente, un estrado adornado con una mano empuñada con el símbolo de la V peronista fue usado por el Director Ejecutivo de la Anses, Diego Bossio, Gioja y Kirchner, una vez más, a cargo del cierre de una tertulia peronista.

Con su vos suave, Bossio personificó la militancia juvenil que acaparó el evento. Y en un discurso breve ponderó medidas oficiales recientes como la asignación universal por hijo, disparó contra las políticas neoliberales y destacó estadísticas como la baja de la indigencia y la pobreza desde 2003 a la fecha y, sobre todo, la disminución de la brecha entre ricos y pobres.

“Estamos con la menor desigualdad desde 1974 y tenemos otra vez la menor de Latinoamérica, lo que nunca debíamos haber perdido”, enfatizó.

Le siguió Gioja, quien se tomó más tiempo para ungirse como alma Mater de un centro de formación peronista que, contó, fue pergeñado durante la visita de Kirchner a Chaco y ultimado durante el reciente paso del patagónico por Tucumán.

El sanjuanino hizo docencia. Comparó la Gestar con la Escuela de Formación que Perón presentó en 1950, explicó que cualquier joven peronista deber conocer el pensamiento del General y entender como se aplica y, además, sorprendió al admitir que para esa tarea no alcanzan con las armas de ayer ni con las de hoy.

Usó esta última apreciación para destacar la necesidad de que el partido se modernice en su comunicación interna, con foco en la digitalización de sus contenidos y la utilización de las redes sociales. “La influencia de las políticas viaja por el cyberespacio”, dijo, casi en tono revolucionario.

Peronista al fin, matizó sorprendente convocatoria a la alfabetización llamando a la militancia. “No necesitamos tecnócratas, sino militantes con conocimientos técnicos. Los tecnócratas trabajan en horario de oficina, los militantes las 24 horas del día”, simplificó.

Broche K

Kirchner esperó que empiecen y terminen arengas con melodías futboleras para comenzar su discurso de cierre, no muy diferente a los que acostumbra a dar en cada acto fundacional: revisión superpositiva de su gestión y la de su esposa, con previo envío de saludo por ésta; dardos a la oposición y a los medios y, tal vez en su rol de funcionario internacional, esta vez le agrego un breve muestreo de la crisis económica de Europa, que usó para justificar la falsificación de datos del Indec

“Grecia reconoce que falseó todos los números de su economía que fueron aprobados por las consultoras que reprobaban a un gobierno en crecimiento”, dijo por su gestión y la de su esposa. Completó su tesis del viejo continente con números de Hungría, España e Italia.

Kirchner había iniciado su discurso con un saludo a los periodistas en su día y aprovechó la parada para volver a disparar contra el Grupo Clarín y pedir por la ley de medios, a la espera de una habilitación de la Corte Suprema.

Abogó, además, por “la recuperación de la transparencia que han perdido hoy los medios”, con repudios a quienes no hacen honor a la profesión “sino que aprovechan de la concentración mediática para falsear a la verdad”.

En esta ocasión, su autorevisionismo incluyó el pago al contado y con reservas al FMI, la inversión del 6% del PBI en educación y algunos recuerdos como la supuesta presión que recibió ni bien arribó a la Casa Rosada por parte de encumbrados empresarios de medios que le pidieron que les dé rango constitucional a las leyes de obediencia debida y punto final, que pronto pediría anular.

Como buen peronista, soñó que en el próximo período presidencial el 50% del PBI llegue a los trabajadores y después apuntó a Cobos cuando pidió que el partido “no se cierre” y tenga gestos de apertura pese a las malas experiencias.

“Algunos con poca visión no entendieron la convocatoria”, se lamentó. “Cobos traidor”, rompió el hielo un espectador desde su butaca. Kirchner no se detuvo para que el repudio se multiplique y siguió con un nuevo conteo acciones de su gobierno, que sólo calló cuando los aplausos sonaron más fuerte.