¿Le sorprendió la denuncia de Aníbal Fernández?

Me dio un ataque de risa inmediato, me pareció en verdad un chiste de “La Nelly”, parte de una gran farsa. Nosotros hacemos una tira ácida, absurda, satírica y grotesca sobre la realidad política, pero la realidad política hace que nuestra tira sea realista, porque en verdad esto es una cosa insólita, pensar que estamos usando el espacio que tenemos para incluir los nombres de la custodia presidencial…de un momento para otro nos hemos convertido en el superagente 86.

¿Por qué esos nombres? ¿Sabían que eran miembros de la custodia?

Sergio Langer, quien hace la tira conmigo, dijo pusiéramos Carbone porque es el custodio de la cuadra de su casa. Ya eso solo despeja cualquier comentario, porque fue así, armamos la tira con dos nombres convencionales para policías. Pusimos “cabo Sosa” porque es corto y quedaba bien. El original decía “sargento Balmaceda” y Langer lo cambió para hacerle un chiste al custodio de su cuadra, que lee “La Nelly”. Fue una casualidad total y absoluta.

¿Entonces se equivocó el jefe de Gabinete?

Su planteo es errado porque a nosotros nadie nos dice lo que tenemos que poner. Si él siguiese la tira en lugar de leer una sola, se daría cuenta. Él lo ha dicho, que hace 2 años que no lee Clarín, que “es para envolver los juevos”. A nosotros nadie nos dice qué se tiene que escribir y qué no. Desconozco los nombres de la custodia y me parece un descuido del ministro decirlos si son tan importantes. Fernández se debería haber preocupado no porque aparecieron los nombres sino, en caso de que fueran tan importantes, porque alguien los dejó filtrarse. Pero suponiendo que esos nombres coinciden con los de la custodia presidencial, ¿Dónde está el gesto mafioso en una tira que lo único que hace es celebrar la media sanción de la ley de matrimonio entre personas de igual sexo? No consigo leer ese mensaje al que remite el ministro.

¿Hay una persecución contra ustedes? Está el antecedente del dibujo de Hermenegildo Sábat.

No quiero pensar que hay una persecución, yo vivo aquí con mi familia, con mis hijos, nuestra vida transita entre los límites de la normalidad y si hubiera un principio de persecución, intentaría no sentirlo porque eso afectaría mi trabajo de todos los días. Quiero seguir trabajando con la misma libertad con la que trabajé hasta hoy, que es una libertad muy amplia.

En cuanto al dibujo de Sábat, sería irrespetuoso comparar no su trabajo sino su trayectoria con la nuestra. De su trabajo, ni hablar. En el caso de Sábat, se atacó a un símbolo de la ilustración política en Argentina, un tipo que está más allá de cualquier opinión. Nuestra tira no tiene ese nivel de consagración, es mucho más explícito que en las gráficas de Sábat, más elípticas. Nosotros trabajamos con el humor y es llamativo que Aníbal Fernández lo haya perdido.

Pero bueno, después de todo, evidencia que Fernández sigue leyendo Clarín…

No diría que lee el diario, sí que lo leyó esa vez, porque nosotros escribimos sobre el matrimonio gay desde el jueves. El tema no tenía ninguna vinculación con lo que él trae: nosotros estábamos celebrando la meda sanción de una ley que entre los votantes del Congreso, buena parte eran legisladores del Frente Para la Victoria. Cuando uno empieza a ver conspiraciones en todos lados, está ejerciendo una forma de analfabetismo. Leyendo sólo cosas entre líneas, uno pierde noción de la realidad, así como si se lee literalmente todo el tiempo.

¿Le sorprendió que haya sido él y no otro el que “denunció” el “gesto mafioso”?

Me extraña de una de las personas más lúcidas que tiene el Gobierno, más allá de las opiniones políticas que uno pueda tener. Es uno de los cuadros más lúcidos, pero esta vez, se le escapó la tortuga.