Nadie puede negar que la legisladora porteña Ivana Centanaro tiene facilidad para ir de un lugar al otro con la naturalidad que le da el perfil bajo y su tibia voz de una joven dirigente de la UCR.

Es que Centanaro (ex directora del Registro Civil con Aníbal Ibarra) ingresó en 2005 de la mano de Vilma Ibarra, sexta en la lista que encabezó el fallecido Elvio Vitali y que tenía a Rafael Bielsa como diputado nacional.

Allí, integró el bloque Frente para la Victoria durante tres años hasta que, con la caída de la imagen del kirchnerismo en Capital Federal, se alejó de forma intempestiva de Vilma (de hecho en 2007 cuando ingresó el ex jefe de gobierno ni se acercó al bloque Diálogo por Buenos Aires) y comenzó a jugar con Jorge Telerman y el Suterh a través del legislador porteño Juan Manuel Olmos.

Sin embargo, ahora logró un lugar en la boleta macrista para renovar su banca en la Legislatura porteña y se debate enel puestol 13 de la boleta macrista con la ayuda de su padre, el camarista Esteban Centanaro. Por eso, había renunciado al FPV que conduce Diego Kravetz la semana pasada.

Papá, el juez

El doctor Centanaro es también un histórico militante radical vinculado al Poder Judicial y, al igual que su hija muchos años después, fue titular del Registro Civil.

De buena relación con el macrismo, se perfila como un posible aspirante al Tribunal Superior de Justicia, donde su presidente, Julio Maier, se jubilará a fin de año.

Entre otras cosas, como camarista Centanaro fue uno de los que avaló que se avance con la licitación de mobiliario urbano luego de un fallo en primera instancia que indicaba lo contrario.

La impugnación, de parte de la empresa Spinazzola S.A., denunciaba graves irregularidades en la presentación de las ofertas y en el proceso licitatorio.

Además, Centanaro podría darle aire a la conflictiva relación que tiene el PRO con la justicia porteña (recusaciones y cruces permanentes) y actuar como interlocutor válido para apaciguar las aguas con el Poder Judicial.