05 de mayo, 2024
Las trabas de Marambio para que los presos no puedan estudiar
El cuestionado titular del Servicio Penitenciario Federal bloquea el funcionamiento del programa UBA XXII, a través del cual reclusos acceden a educación universitaria. Por temor a los Hábeas Corpus, los manejos van desde hostigamientos hasta traslados injustificados. El Ministerio de Justicia no lo puede controlar y peligra un sistema clave para la recuperación social de presos.
Las denuncias contra el cuestionado director del Servicio Penitenciario Federal (SPF), Alejandro Marambio, siguen saliendo a la luz. A los turbios nombramientos, la continuidad de motines, los reclamos internacionales por Derechos Humanos en las cárceles y la jugada política para nombrar en la Procuración penitenciaria a gente de su confianza, todo denunciado por La Política Online, ahora se conocieron las sucias maniobras para frenar el programa UBA XXII, un sistema de la Universidad de Buenos Aires que funciona desde hace 23 años y que permite a los reclusos acceder a educación universitaria.
La UBA no es una entidad que se caracterice por las presentaciones y las persecuciones judiciales. Pero a tal gravedad llegó a este asunto que Leandro Halperín, representante de la UBA dentro del programa carcelario, elevó un recurso de amparo presentado el pasado 29 de diciembre y que esta semana fue asignado a al juzgado en lo Contencioso Administrativo Federal N° 5, a cargo de la jueza Susana Córdoba, como informó Clarín la semana pasada.
Sin entrar en los detalles del amparo, un extenso detalle de los hechos de 32 páginas, lo que no salió aún a la luz fueron los manejos que Marambio -a quien apuntan como un hombre “hiper sensible” a las críticas- llevó adelante para obstaculizarles a unos 350 reclusos que estudian en este programa la oportunidad de una calidad y una esperanza de vida un poco mejor a lo que viven y sufren día a día.
Dicen que el funcionario, un protegido del ministro de Justicia Aníbal Fernández, tiene una “peligrosa obsesión por las críticas que pueda recibir algo bajo su órbita”, aunque ni siquiera importe que eso deje en exposición su trabajo de forma explícita.
“Viene del progresismo, mantiene un discurso de Derechos Humanos, esta vinculado con las Madres (de Plaza de Mayo), ha generado actos en las cárceles que fueron positivos, pero si decís que en las cárceles hubo un muerto es como si se los dijeras a él”, apunto a La Política Online una fuente del sistema carcelario que conoce al dedillo la labor de Marambio.
Ahí es donde encuadrarían el ataque del director del SPF a UBA XXII. Al parecer, no quiere saber más nada de los estudiantes de Derecho de las cárceles que dejan en evidencia serios desmanejos en las causas. Aunque eso, tal vez, no tenga que ver específicamente con su labor.
Los temidos Hábeas Corpus
El programa UBA XXII es educación en cárceles. Entre las carreras que se cursan, figuran sociología, economía y abogacía. La modalidad es prácticamente igual al de la universidad en las calles: la misma carga horaria, los mismos profesores y hasta las mismas dificultades que puede encontrar un alumno regular. Hasta el título es igual y de ninguna manera aparece una diferenciación para aquellos que se recibieron o estudiaron en una cárcel.
Lo que ocurre, es que al tambaleante SPF parece no convenirle demasiado tener presos abogados. Y mucho menos un planteo muy interesante del programa UBA XXII, en el que en el último año los alumnos tienen un práctico obligatorio en el que tienen que patrocinar a personas que no tienen recursos, bajo el control de un docente. Entre los lugares donde pueden operar están Tribunales, el Colegio de Abogados de San Isidro o en el centro universitario de Devoto, espacio dentro de la cárcel donde tiene sus aulas y sus libros UBA XXII.
“Les hacen escritos a sus compañeros para que los presenten ellos mismos y esto molesta, porque ponen en alerta falencias del sistema penal”, detalló la fuente, que igualmente destacó que el final de esas presentación varía constantemente y no todos llegan a buen puerto –“a veces tienen razón y otras no”, explicó-.
Un especialista carcelario, lo analizó de otro modo: “Cambia el modo de relacionarse del preso frente a un problema. Antes era un motín, pero para eso los que manejan las cárceles están preparados”.
Presión carcelaria
La única manera que encuentran en el SPF para frenar este tipo de presentaciones es, insólitamente, atacar a los estudiantes y puntualmente al programa UBA XXII. Así, se llevan a cabo distintos tipos de presiones y manejos de parte de Marambio que muchas veces rozan la violación de derechos humanos.
“A un muchacho le molieron las manos a golpes porque presentaba Habeas Corpus. A otros les inventaron una excusa de que se iban a escapar, los levantaron a las 5 de la mañana y los trasladaron a Marcos Paz. Ninguno fue sancionado, a ninguno se le inició una causa penal y algunos volvieron por orden judicial a Devoto. No hubo nada sobre una fuga. Uno era presidente del centro de estudiantes, uno se recibía y salía en dos meses. Hoy esta en libertad y no se recibió gracias a Marambio”, contó indignado un funcionario universitario que sigue de cerca el plan UBA XXII.
“Los dejan diez horas en un micro para que no puedan rendir”, comienza a explicar un vocero carcelario otro caso. Y detalla: “En Marcos Paz, los chicos que estudian tienen que ir a rendir a Devoto, incluso a muchos los trasladan para que no puedan seguir cursando. Los sacan de los pabellones a las 2 de la mañana, los tienen en una leonera hasta las 5 con un montón de chicos más, los suben a un micro esposados de pies y manos al piso; los tienen dando vueltas horas y los devuelven al penal a las 10 de la noche. Si al otro día tienen otro examen, a las 2 de la mañana de nuevo arriba para otra ronda igual”.
Pero tal vez el más complicado de Marambio fue cuando el diputado Juan Carlos Gioja, titular de la Comisión Administradora de la Biblioteca del Congreso de la Nación, y el profesor Sergio Torres, integrante de la cátedra del ministro de la Corte Suprema Eugenio Zaffaroni, organizaron una gran donación de libros que ellos mismos iban a hacer entrega en Devoto.
Aunque en 23 años jamás se registró un incidente dentro de UBA XXII, Marambio elevó una resolución suspendiendo la cita porque, decía, no podía garantizar la seguridad de los asistentes. El acto se hizo igual y, obviamente, todo salió perfecto y no hubo problemas de seguridad. El objetivo, claro, era otro.
La UBA no es una entidad que se caracterice por las presentaciones y las persecuciones judiciales. Pero a tal gravedad llegó a este asunto que Leandro Halperín, representante de la UBA dentro del programa carcelario, elevó un recurso de amparo presentado el pasado 29 de diciembre y que esta semana fue asignado a al juzgado en lo Contencioso Administrativo Federal N° 5, a cargo de la jueza Susana Córdoba, como informó Clarín la semana pasada.
Sin entrar en los detalles del amparo, un extenso detalle de los hechos de 32 páginas, lo que no salió aún a la luz fueron los manejos que Marambio -a quien apuntan como un hombre “hiper sensible” a las críticas- llevó adelante para obstaculizarles a unos 350 reclusos que estudian en este programa la oportunidad de una calidad y una esperanza de vida un poco mejor a lo que viven y sufren día a día.
Dicen que el funcionario, un protegido del ministro de Justicia Aníbal Fernández, tiene una “peligrosa obsesión por las críticas que pueda recibir algo bajo su órbita”, aunque ni siquiera importe que eso deje en exposición su trabajo de forma explícita.
“Viene del progresismo, mantiene un discurso de Derechos Humanos, esta vinculado con las Madres (de Plaza de Mayo), ha generado actos en las cárceles que fueron positivos, pero si decís que en las cárceles hubo un muerto es como si se los dijeras a él”, apunto a La Política Online una fuente del sistema carcelario que conoce al dedillo la labor de Marambio.
Ahí es donde encuadrarían el ataque del director del SPF a UBA XXII. Al parecer, no quiere saber más nada de los estudiantes de Derecho de las cárceles que dejan en evidencia serios desmanejos en las causas. Aunque eso, tal vez, no tenga que ver específicamente con su labor.
Los temidos Hábeas Corpus
El programa UBA XXII es educación en cárceles. Entre las carreras que se cursan, figuran sociología, economía y abogacía. La modalidad es prácticamente igual al de la universidad en las calles: la misma carga horaria, los mismos profesores y hasta las mismas dificultades que puede encontrar un alumno regular. Hasta el título es igual y de ninguna manera aparece una diferenciación para aquellos que se recibieron o estudiaron en una cárcel.
Lo que ocurre, es que al tambaleante SPF parece no convenirle demasiado tener presos abogados. Y mucho menos un planteo muy interesante del programa UBA XXII, en el que en el último año los alumnos tienen un práctico obligatorio en el que tienen que patrocinar a personas que no tienen recursos, bajo el control de un docente. Entre los lugares donde pueden operar están Tribunales, el Colegio de Abogados de San Isidro o en el centro universitario de Devoto, espacio dentro de la cárcel donde tiene sus aulas y sus libros UBA XXII.
Datos oscuros
Según datos estadísticos, sólo el 2 por ciento de los reclusos que acceden a educación universitaria reinciden en hechos delictivos, mientras que el porcentaje en el resto supera el 30 por ciento. “En 2008 murieron 59 personas en las cárceles y 6 en lo que va de 2009. Si cierran UBA XXII no nos enteramos más de estas cosas”, sugirió un analista.
“Les hacen escritos a sus compañeros para que los presenten ellos mismos y esto molesta, porque ponen en alerta falencias del sistema penal”, detalló la fuente, que igualmente destacó que el final de esas presentación varía constantemente y no todos llegan a buen puerto –“a veces tienen razón y otras no”, explicó-.
Un especialista carcelario, lo analizó de otro modo: “Cambia el modo de relacionarse del preso frente a un problema. Antes era un motín, pero para eso los que manejan las cárceles están preparados”.
Presión carcelaria
La única manera que encuentran en el SPF para frenar este tipo de presentaciones es, insólitamente, atacar a los estudiantes y puntualmente al programa UBA XXII. Así, se llevan a cabo distintos tipos de presiones y manejos de parte de Marambio que muchas veces rozan la violación de derechos humanos.
“A un muchacho le molieron las manos a golpes porque presentaba Habeas Corpus. A otros les inventaron una excusa de que se iban a escapar, los levantaron a las 5 de la mañana y los trasladaron a Marcos Paz. Ninguno fue sancionado, a ninguno se le inició una causa penal y algunos volvieron por orden judicial a Devoto. No hubo nada sobre una fuga. Uno era presidente del centro de estudiantes, uno se recibía y salía en dos meses. Hoy esta en libertad y no se recibió gracias a Marambio”, contó indignado un funcionario universitario que sigue de cerca el plan UBA XXII.
“Los dejan diez horas en un micro para que no puedan rendir”, comienza a explicar un vocero carcelario otro caso. Y detalla: “En Marcos Paz, los chicos que estudian tienen que ir a rendir a Devoto, incluso a muchos los trasladan para que no puedan seguir cursando. Los sacan de los pabellones a las 2 de la mañana, los tienen en una leonera hasta las 5 con un montón de chicos más, los suben a un micro esposados de pies y manos al piso; los tienen dando vueltas horas y los devuelven al penal a las 10 de la noche. Si al otro día tienen otro examen, a las 2 de la mañana de nuevo arriba para otra ronda igual”.
Pero tal vez el más complicado de Marambio fue cuando el diputado Juan Carlos Gioja, titular de la Comisión Administradora de la Biblioteca del Congreso de la Nación, y el profesor Sergio Torres, integrante de la cátedra del ministro de la Corte Suprema Eugenio Zaffaroni, organizaron una gran donación de libros que ellos mismos iban a hacer entrega en Devoto.
Aunque en 23 años jamás se registró un incidente dentro de UBA XXII, Marambio elevó una resolución suspendiendo la cita porque, decía, no podía garantizar la seguridad de los asistentes. El acto se hizo igual y, obviamente, todo salió perfecto y no hubo problemas de seguridad. El objetivo, claro, era otro.
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No mientan más con los derechos individuales, porque sólo defienden los derechos de los asesinos, violadores y ladrones.
La UBA espacio reconocido internacionalmente se quiere sacar o limitar...
Los que quieran tomar este lugar futuramente se riesgaran en negar la tortura, mala praxis, el abandono de justicia y de persona que existe en argentina?...