Bergoglio, la llave para reubicar la villa 31 y abrir un negocio de 300 millones de dólares
La urbanización de la villa ubicada en Retiro no es sencilla. Urbanización y relocalización son opciones problemáticas, al menos que interceda arzobispo de Buenos Aires. De fondo, la posibilidad de usufructuar terrenos por 300 millones de dólares.
La cuestión de las villas, para la gestión de Mauricio Macri, es central. Ya sea para relocalización o para la urbanización, el gobierno de la ciudad tiene un ojo puesto en cómo resolver el tema.

Claro que en el caso de la villa 31 ubicada en Retiro la cuestión no sólo está relacionada con mejorar la calidad de vida de los habitantes de los asentamientos, sino que, como telón de fondo, existe un futuro negocio que movería, al menos en tierras, 300 millones de dólares, y en el que también está involucrado el Gobierno nacional.

La Política Online pudo saber que, en secreto, distintos representantes del gobierno nacional y de la administración macrista se reunieron en estos días para analizar en detalle la situación en esos terrenos, propiedad de la ONABE (Organismo Nacional de Administración de Bienes), que depende del poderoso Ministerio de Obras Públicas.

Allí se analizaron dos cuestiones primordiales: primero, qué hacer con la villa 31; y segundo cómo lograr usufructuar una franja de terrenos ubicados muy cerca de los asentamientos y cuyo valor asciende a 300 millones de dólares.

El primer problema está basado en cómo construir viviendas dignas, cómo urbanizar las calles, cómo dotarlas de los servicios básicos, en definitiva, cómo transformar a la villa en un barrio como cualquier otro.

Claro que los que conocen del tema saben perfectamente que los habitantes del lugar no quieren irse a otro sitio. Por eso, se barajó la opción de que, provisoriamente hasta que terminen las obras, se asienten en unos terrenos aledaños vacíos que pertenecían a YPF.

Ante esta idea quienes sí se oponen son los punteros políticos que controlan la villa. Es que para ellos la urbanización les jugaría en contra ya que perderían el poder, a través de la prebenda, que tienen actualmente.

El cardenal, la clave

Ante este conflicto de difícil solución, hay una solución viable que manejan tanto en el Gobierno K como en el macrismo: tender un puente con el cardenal Jorge Bergoglio.

¿Y por qué él? Sencillo: desde la época del Padre Hugo Mugica la villa 31 está en manos de la Iglesia. Allí, no sólo viven varios curas que responden al arzobispo de Buenos Aires, sino que tienen relación con los punteros políticos.

Inclusive, el propio Bergoglio suele visitar los asentamientos de Retiro y codearse con los habitantes de la zona. Según dicen cerca del cardenal, sus excursiones al lugar funcionan como una suerte de termómetro social.
Negocios, terrenos y dinero en danza

Por este motivo, y para mantener la calma en la villa, en el Gobierno nacional ya están pensando un posible interlocutor que pueda negociar con Bergoglio una solución pacífica.

De esta maniobra quedaría afuera el Gobierno de la ciudad ya que el cardenal habría quedado disgustado luego de la negativa de Macri en nombrar a su candidato como Director de Escuelas de Gestión Privada.

Lo cierto es que habrá que ver los términos del futuro acuerdo en medio de la negativa del oficialismo en enviar un embajador al Vaticano y la posible eliminación del obispado castrense.

De lograrse el acuerdo, quedará todo dispuesto para la urbanización de “la 31”, el traspaso momentáneo de sus habitantes a los terrenos que pertenecían a YPF, y, el uso, venta o concesión de las tierras valuadas en 300 millones de dólares.

Finalmente, según pudo saber La Política Online, todo quedaría en manos de la Corporación Puerto Madero ya que, acorde a los que explicaron las fuentes consultadas, de esa forma sería más fácil construir en ese lugar.
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El jefe de Gobierno dijo que el ministro de Justicia incumplió con la Justicia al no impedir el ingreso de materiales al barrio carenciado de Retiro y así frenar la construcción de grandes edificaciones que ponen en peligro a los vecinos. "Siempre tiene alguna excusa rápida", agregó. Por su lado, el funcionario nacional afirmó que a "Macri es un enorme vago" e irónicamente le pidió "que agarre un libro que no muerde".