En Mendoza, el Frente Cambia –la variante local de Cambiemos– incluye a radicales, demócratas, macristas, Libres del Sur y dirigentes del Frente Renovador. Justamente la última pata de la alianza es la que más problemas le está trayendo al gobernador Alfredo Cornejo.

Este lunes, el diputado provincial del Frente Renovador Guillermo Pereyra no bajó al recinto e hizo caer el quórum de la Cámara Baja cuando el oficialismo, por orden expresa de Cornejo, se aprestaba a ratificar el nuevo convenio colectivo de trabajo de los empleados del Instituto Provincial de Juegos y Casinos.

El detalle es que Pereyra es el histórico secretario general del Centro de Empleados de Comercio (CEC) de Mendoza. Y se opone a la ratificación del Convenio Colectivo de Trabajo porque incluye cláusulas que son “perjudiciales para los empleados”, y del que se valdría el Gobierno para justificar los despidos de más de 20 personas a principios de año.

La intención del gobernador es eliminar ciertas cláusulas que fueron acordadas en noviembre del 2015 entre el sindicato y el gobierno de Paco Pérez. Según Cornejo, algunos ítems “otorgan demasiado poder a los gremios”.

Con todo, Pereyra decidió no sentarse en su banca, lo que envalentonó a los bloques del Frente para la Victoria y el FIT. En la Cámara de Diputados, de 48 integrantes, los opositores son 23, mientras que el bloque de la alianza Cambia Mendoza tiene 25 miembros, contando a Pereyra. En el caso de que el diputado sindicalista se hubiera sentado en su banca, Cornejo hubiera tenido quórum, y si el titular del CEC hubiera votado en contra, hubiera definido el presidente de la Cámara, el radical Néstor Parés.

Es la segunda vez en una semana que Cornejo no logra el cometido por culpa de Pereyra, que no reniega de ser parte de la alianza gobernante. “El disenso es positivo”, dice.

Mientras, el oficialismo piensa cómo darle vuelta al asunto y lograr el convenio colectivo que avalaría despidos y acotaría el “poder” del sindicato. La clave está en la Constitución de Mendoza, que establece que tras tres sesiones extraordinarias caídas, bastará con la tercera parte de sus miembros para poder habilitar la sesión.

A Cornejo no le gustó para nada la actitud de Pereyra y se mostró furioso en la inauguración de una escuela. Incluso acusó al diputado sindicalista de tener diferente vara respecto a su doble rol. “El Vea (por la cadena de supermercado del grupo chileno Cencosud) no permitiría que Pereyra ponga a sus repositores o cajeros”, bramó Cornejo, haciendo referencia a la supuesta demasiada injerencia del sindicato del Instituto de Juegos y Casinos en las decisiones del organismo.

Igual, Cornejo sobró la situación al afirmar: “No dar quórum me parece un recurso válido en una oportunidad, pero tarde o temprano se va a aprobar, no veo la necesidad de dilatar”.

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