El jefe de la Departamental La Plata, Darío Camerini, y la poderosa Comisaría Primera quedaron en el centro de la polémica tras el violento episodio que sufrió el intendente de La Plata, Julio Garro, ayer en su casa ubicada en un reconocido country de la capital provincial.
Según pudo saber LPO, Cristian Ritondo y Julio Garro trabajaban en un esquema de reformas en la Departamental que derivarían en un desplazamiento de Camerini y un fuerte control sobre la Primera.
Camerini es considerado “el cajero de la Primera”, una comisaría considerada clave en el entramado policial de la ciudad toda vez que, ubicada frente al Teatro Argentino, tiene jurisdicción sobre la mayoría de los edificios gubernamentales del centro de La Plata.
Justamente esa comisaría controla y administra las horas extras y los trabajos adicionales que cumplen los efectivos en varias reparticiones del estado provincial. “Las horas Cores son un negocio y buena parte de ese negocio se administra desde la Primera”, dijo a LPO una fuente con acceso a la Justicia.
Se sabe que, en el marco de la investigación por episodio en la casa de Garro fue detenido un efectivo de La Bonaerense que cumplía funciones en la Primera. Se trata de Patricio Masana, y está acusado de haber colaborado con los delincuentes.
Masana reporta directamente a Camerini y está procesado por una fuga de presos. Esa causa fue investigada en su momento por la fiscal Virginia Bravo, quien estaba de turno ayer cuando sucedió el episodio en la casa del intendente.
El efectivo alquilaba una casa en el country Grand Bell a metros de la de Garro y los investigadores habrían encontraron allí planillas de las horas cores de efectivos que reportan a la Primera. Por eso, esta tarde trascendió que Bravo amenazó con llamar a declarar al comisario de la Primera.
Camerini mantiene vínculos con el juez César Melazo en el control de la noche. Conoce el territorio de la capital provincial como pocos: fue titular de las comisarías primera, quinta, novena y décima.
Su última intervención polémica fue cuando ordenó una feroz represión a trabajadores municipales despedidos en las puertas del Palacio Municipal de La Plata, en los primeros días de enero.
Por entonces, aunque Garro no dudó en avalar esa represión, Ritondo se ocupó de despegarse de la orden de Camerini y aseguró que no existió instrucción alguna desde la esfera política ni policial, que ordenara la actuación de la Infantería en el lugar.
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