Alejandro Vanoli insinuó hoy que a partir del año que viene las empresas podrán volver a girar utilidades al exterior, aunque aclaró que se discutirá “en cada caso”.

"Si el Gobierno hubiera permitido que libremente las utilidades se hubieran remitido al exterior, hubiera habido una crisis. Creo que hay que ir administrando y negociando en cada caso los giros de utilidades en función de las posibilidades", analizó el presidente del Banco Central en un reportaje concedido a El Cronista.

"Y, en muchos casos, entiendo que a partir del año que viene va a ser posible discutir esto sobre la base de distintos esquemas que hagan que las reservas internacionales del país no bajen. De nada serviría a las propias empresas que el BCRA habilite una vía de salida que conspire contra la estabilidad", agregó.

Como explicó LPO, este es una de las principales preocupaciones del sector empresario para traer inversiones y quieren garantizarse que los candidatos presidenciales les garanticen los giros, antes de ponerse a invertir en el próximo gobierno. Desde el 2011, cuando el gobierno empezó a trabar la remisión de ganancias fuera del país, la cifra acumulada supera los U$S10 mil millones, a un ritmo de U$S4000 millones anuales.

En el caso de la industria minera, al prohibir la remisión de utilidades se paralizó la actividad del rubro y las inversiones. Por lo que los analistas sostienen que en el momento en que el cepo se empiece a liberar la entrada de divisas volverá a fluir.

Vanoli puntualizó que "se va a poder secuenciar razonablemente entre el Gobierno, el BCRA y las empresas un esquema que permita ir estimulando las inversiones en el país, permitiendo que se gire una parte de las utilidades. En los últimos meses se dieron un conjunto de factores externos e internos que en algún momento se va a revertir y va a facilitar esa discusión".

Este “cambio de ciclo” ya está motivando inversiones de pesos pesados como el JP Morgan, que ayer anunció la creación de una oficina de operaciones en Buenos Aires, apostando a la oportunidad que presenta para los inversores los activos argentinos, con un enorme potencial de suba.

De acuerdo a los economistas, una de las posibilidades que podrían implementarse es una emisión de bonos para compensar parte de esos fondos.

"Hemos generado tanto en las entidades financieras como en otras empresas que en este contexto había que hacer un esfuerzo por reinvertir utilidades. Hacia adelante, iremos discutiendo con las distintas empresas, como se ha hecho en el pasado. Apostamos no sólo a la reinversión de utilidades, sino a que muchas empresas vuelvan a traer líneas de créditos del exterior, que en estos años no han traído", abundó.

Sobre el tipo de cambio, el titular del Central sostuvo que "gran parte de la respuesta la tendrá el nuevo gobierno, con el que tendré que coordinar, cualquiera sea, la política cambiaria. Dicho eso, creo que hay un consenso que se ha ganado en estos tiempos, incluso entre los candidatos de la oposición, de que la devaluación de la moneda no es un camino adecuado en Argentina para ganar competitividad, porque tiene costos sociales y pocas ventajas. Estamos tratando de dar certidumbre".

A propósito del cepo y su posible salida, remarcó que es "partidario del gradualismo. No me parecen viables las soluciones de shock y ya se ha empezado en este año y medio con un proceso de flexibilización de las restricciones, con el dólar ahorro, los pagos de importaciones y que puede alcanzar a otros rubros".

"Están las circunstancias propias de Argentina en un año electoral. Hay discusiones ideológicas sobre la apertura, pero me parece que el ritmo (de apertura) lo va a determinar no tanto el voluntarismo de los candidatos, sino la realidad de la economía mundial y la de la Argentina", explicó.

Consultado sobre cómo se ve después del 10 de diciembre, teniendo en cuenta que su mandato concluye en 2019, Vanoli contestó: "Cumpliendo con mi mandato y con la Carta orgánica, que marca estabilidad monetaria, estabilidad financiera, crecimiento e inclusión social. Una de las demandas más importantes de todos los sectores ha sido la de la calidad institucional, y en ese sentido, yo creo que, gane quien gane, se va a respetar la autonomía del BCRA".

Ante un eventual gobierno más ortodoxo, dijo que "no" tendría inconvenientes en seguir al frente del Central: "Creo que va a haber una continuidad de un proyecto político. Pero si los argentinos deciden un cambio, que haya convivencia. Si hubiera en el BCRA un presidente cercano al sector financiero y a la ortodoxia y un gobierno progresista, estaría lleno de editoriales diciendo que hay que respetar la independencia del BCRA. Supongo que, a la inversa, debería haber el mismo principio".