La gestión de Javier Rodríguez como secretario de Emergencia Agropecuaria no para cosechar críticas de propios y ajenos. Es que el polémico militante de La Cámpora maneja de una manera bastante particular la caja más jugosa del Ministerio de Agricultura.

Según pudo averiguar La Política Online con diversas fuentes, son en total unos $ 500 millones que Rodríguez no solamente demora en repartir, sino que cuando lo hace, lo ejecuta de forma casi exclusiva a municipios ultra/kirchneristas.

De ahí nació la bronca que tienen muchos intendentes de las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, entre otras, que deben lidiar cara a cara con las quejas de los productores por la falta de recursos para reparar caminos rurales.

Así fue como, por ejemplo, a mediados del año pasado el intendente de Cañuelas, Gustavo Arrieta, casi se agarra a piñas con un grupo de productores que fueron hasta la sede de la municipalidad local a reclamarle que destine fondos para esa causa.

Así las cosas, las crecientes críticas a Rodríguez giran en torno a que los escasos recursos se destinan a las intendencias que forman parte de la Federación de Municipios Peronistas. El año pasado giró $ 20 millones a 40 municipios bonaerenses de los cuales 38 responden a la Casa Rosada.

Entre otros, se cuentan, Chacabuco, Suipacha, Ameghino, Navarro, San Antonio de Areco, Torquinst, Alberti, Las Flores, Guaminí, Madariaga, Brandsen, Lobería, Balcarce, Tapalqué, San Miguel del Monte, Chivilcoy, Bolívar, Moreno, Carlos Tejedor y González Chávez.

En ese momento el único dato que llamó la atención es que Rodríguez se apiadó con dos municipios no kirchneristas. Éstos fueron Tandil (que está en manos del radical Miguel Lunghi) y General Pueyrredón (conducido desde 2011 por Gustavo Pulti de Acción Marplatense).

En rigor, la bronca de los intendentes tiene sustento: los fondos destinados para reparar caminos rurales son insuficientes teniendo en cuenta que en la Argentina existen 556.481 kilómetros de caminos de tierra y/o ripio perteneciente a la red nacional, provincial y municipal.

Si bien estos caminos son clave para que la producción agropecuaria llegue a los puertos, ciudades e industrias, a Rodríguez se lo ha escuchado decir en más de una oportunidad que “el mantenimiento y la recuperación está a cargo de los municipios”.

Por otro lado, en el interior también están muy molestos porque hay zonas productivas que fueron duramente castigadas por inundaciones y sequías, pero que, misteriosamente, aún no fueron declaradas bajo emergencia y/o desastre agropecuario.

Como sea, lo cierto es que la presencia de Rodríguez también genera rechazos dentro del Ministerio de Agricultura, en donde cuentan que responde únicamente al ministro de Economía, Axel Kicillof, quien no es bien visto en la cartera del campo.

Ni siquiera el secretario de Agricultura Familiar, Emilio Pérsico, ni la secretaria de Desarrollo Rural, Carla Campos Bilbao (los dos funcionarios, si se quiere, más kirchneristas de Agricultura), tienen buena relación con el camporista Rodríguez.

Es que el hombre de Kicillof se hizo ganar enemigos por una serie de conductas impropias de un funcionario serio y maduro. Todos recuerdan el día que Rodríguez mandó a un colaborador a cambiar su nombre de lugar en un panel que integraba con el objetivo de sentarse al lado de Carlos Casamiquela.

En este sentido, también cuentan que son constantes sus operaciones de prensa para intentar figurar como el número dos de Agricultura. De hecho, pone especial énfasis en aparecer en fotos y textos en comunicados que envía la cartera del campo a los periodistas.

Pero no siempre lo logra: hace poco tiempo no pudo aparecer en uno de los comunicados, aunque para contrarrestar esto movió sus contactos en medios kirchneristas (horas después la agencia Télam publicó lo que quería Rodríguez).

Tampoco se llevaron una buena imagen los ex alumnos de Rodríguez en la UBA a quienes les daba clases de economía. Muchos de ellos recuerdan que el funcionario se ponía nervioso ante cada pregunta que desconocía su respuesta y que tendía a arremangarse las mangas para ganar tiempo.

Rodríguez y la economía

Cuando Casamiquela presentó a su equipo de colaboradores a fines de 2013, se suponía que Rodríguez era “un intelectual que serviría para equilibrar las cuestiones de la economía con la agrología y la biología”, según dijo el ministro de Agricultura en ese entonces.

Pero hoy, a un año y medio de aquellas palabras, quedó demostrado que la designación de Rodríguez ni siquiera dio esos resultados. En rigor, el militante de La Cámpora es un economista con orientación estatista y nula experiencia en el campo real.

Cabe recordar que, tal como dio a conocer LPO en su momento, en 2006 Rodríguez publicó un libro denominado “Los señores de la soja”, al tiempo que anteriormente había escrito otra publicación llamada “Consecuencias económicas de la soja transgénica”.

“Con las licencias de comercialización de las Semillas Genéticamente Modificadas, Monsanto logró establecer un verdadero monopolio”, decía Rodríguez, y señalaba que “hay un paulatino pero resistente avance de las empresas privadas sobre el sector agroindustrial desplazando la acción del Estado”.

“La soja también afectó a otras producciones, tales como el cultivo de frutales, el maní en Córdoba y la producción de lentejas y arvejas en Buenos Aires. También se sustituyó otras producciones extrapampeanas, como el algodón y el arroz”, razonaba Rodríguez.

“La innovación en un producto puede encarecer el precio de los otros productos, y ello puede afectar negativamente al conjunto de la población”, concluía el secretario de Emergencia Agropecuaria en un razonamiento que contradice todo aporte de tecnología al campo.