“Chicos estamos en Harvard, no estamos en la Universidad de La Matanza”, dijo Cristina Kirchner en la prestigiosa casa de estudios de Boston, mientras sufría un intenso cuestionario de los estudiantes.

El chiste le costó caro a la Presidenta. Furiosos, los estudiantes de la Universidad de La Matanza le recordaron que su crecimiento exponencial la convirtió en la segunda más grande de la provincia de Buenos Aires.

Y ostenta un símbolo de ascenso social que el intendente Fernando Espinoza usa para florearse, aunque poco tenga que ver con su gestión. Creada por impulso del ex presidente de la Cámara de Diputados durante el menemismo, Alberto Pierri, hoy la mayor parte de su alumnado son hijos de no profesionales.

Sergio Massa advirtió el prestigio de la Universidad y logró reunirse con su rector Daniel Martínez. Ahora, planea pasear por la casa de estudios una tarde de los próximos días y hablar con los alumnos que debieron explicarle a Cristina las virtudes del lugar que ella ninguneó en Harvard.

Martínez, que este año fue noticia por sufrir el secuestro virtual de su hija, no mostró intenciones de competir por cargos electorales pero en el Frente Renovador no descartan que Massa le ponga una ficha.

“Por el crecimiento que tuvo, su Universidad es lejos la institución más respetada de La Matanza y la región. Puede ser un golpe electoral pero también simbólico para Cristina”, advierten en el Frente Renovador.

Es que si bien el Gobierno no pierde ocasión de tomar a las universidades como emblema de la década ganada, privilegia a las creadas durante su gestión como la de Florencio Varela, Avellaneda o José C. Paz. 

Justamente, uno de los temas que Martínez habló con Massa fue la baja asignación presupuestaria a muchas universidades que aumentaron su alumnado. Una charla que puede seguir con otros temas.