Caso Ciccone
La UCR le pediría a Boudou en el Senado que abandone la vicepresidencia
Lo planteó Ernesto Sanz, jefe del partido. El martes definirán cómo actúa el bloque. El dilema de darle poder a Zamora.

Los senadores radicales se reunirán el martes para definir cómo y cuando le piden a Amado Boudou en su propia nariz que abandone la vicepresidencia de la Nación, por haber recibido un pedido de indagatoria para explicar su vínculo con la quiebra de Ciccone Calcográfica.

La postura del partido la adelantó temprano Ernesto Sanz, presidente de la UCR y uno de los líderes del bloque que preside Gerardo Morales.

“Hay una investigación firme, un llamado a indagatoria y un cúmulo de situaciones confusas y poco transparentes. Creo que es urgente un pedido de licencia de Boudou. Eso le hará bien al país, al gobierno y a la justicia”, planteó temprano el mendocino.

No podía quedarse atrás, porque ya había tenido expresiones similares Julio Cobos, su rival en la interna radical.

La incógnita es cómo lo plantearán en el recinto donde, con una sana convivencia, Boudou logró hasta ahora evitar que la oposición abunde con el caso Ciccone durante las sesiones. Tal vez la haga valer mesurando este planteo cuando la Cámara vuelva a sesionar, pero difícilmente pueda evitarlo.

“Con una indagatoria la cosa es distinta. El martes veremos si hacemos algo”, respondió a LPO Manuel Cimadevilla, el senador radical que integra el Consejo de la Magistratura y suele ser inflexible en temas de corrupción.

Cimadevilla, el entrerriano Arturo Vera (que ya no está) y Laura Montero rechazaron en 2012 a Alejandra Gils Carbó como procuradora en reemplazo de Esteba Righi, desplazado por Amado Boudou cuando estalló el caso Ciccone. Montero responde a Cobos.

“Basta de seguirle la agenda a Clarín y a La Nación”, solía chicanear Boudou en las reuniones de labor parlamentaria, cada vez que le preguntaban por el caso que lo tenía a maltraer.

Con su estilo logró al menos que el tema no se repita más de la cuenta en el recinto, donde los radicales suelen pedir cuestiones de privilegio al inicio sólo para hablar frente a las cámaras, porque sabe que no tienen mayoría para imponerse.

De hecho, fuentes del bloque aseguraron a LPO que en las reuniones de la bancada jamás se planteó la idea de exigirle la licencia por la investigación judicial que estaba en curso, aunque sí hubo dudas sobre cómo actuar si era llamado a indagatoria, como sucedió. 

Quienes recorren el Senado aseguran que el vicepresidente logró una buena llegada a los radicales sobre todo a través de la gestión de Juan Horacio “Juanchi” Zabaleta, secretario administrativo.

Zabaleta atendió las urgencias de los 72 senadores con mucha más efectividad que su antecesor, que por estar ligado a Julio Cobos sufría a diario problemas de caja. Su oficio quedó a las claras cuando logró la creación de la Universidad de Hurlingham.

Otros interrogantes 

En el recinto, el vicepresidente prefiere a veces la generosidad con la oposición para compensar sus duelos con Miguel Pichetto, jefe del bloque oficialista, a quien le llegó a quitar la palabra para dársela a los radicales.

Boudou nunca le perdonó haber boicoteado la búsqueda de votos para nombrar a Daniel Reposo como procurador, en complicidad con Carlos Zannini.

No alcanzó la sobreactuación del rionegrino cuando tuvo que defender la estatización de la ex Ciccone, la salida que buscó Cristina para ponerle un freno parcial al escándalo.

El dilema de la UCR es que bajar a Boudou sería darle la primera línea de sucesión a Gerardo Zamora, un radical converso odiado por sus ex correligionarios.

Impuesto por Cristina Kirchner, llegó al cargo con la resistencia del oficialismo y el rechazo explícito de la UCR, que hasta le recriminó no haber devuelto el Comité histórico de Santiago del Estero.

Pero en estos meses Zamora logró hacer olvidar los resquemores. “No se mete en nada y cuando Boudou viaja firma lo que le den, a diferencia de Rojkés (su antecesora y esposa del gobernador tucumano), que siempre hacía problema por cualquier cosa”, destacan en la Cámara alta.

El resto de los bloques tampoco tendrá tan fácil adentrarse en la denuncia. El PRO deberá explicar porque Mauricio Macri no se apartó del cargo mientras estaba procesado, un atajo que el propio Boudou usaba hace dos años para justificarse.

El Frente Amplio Progresista podría sufrir embates sobre la escalada de narcotráfico en Rosario, que ya fue motivo de duros cruces entre Pichetto y Rubén Giustiniani, quien hábilmente le recordó que en la provincia de Buenos Aires no todo era color de rosa y aún así el rionegrino caminaba junto a Scioli.

En el peronismo federal los avances judiciales no son bienvenidos por una sencilla razón: varios están asfixiados por procesos en sus provincias, como Carlos Reutemann y el salteño Juan Carlos Romero, quien no dudó en rechazar el escarnio público al vicepresidente cuando se debatió al estatización de Ciccone”.

“No creo que deba haber impunidad. Hay que dejar a la Justicia que investigue tranquila. Dejemos de tirarnos con ex presidentes y con denuncias. Miremos un poco la historia y sepamos que en las épocas de las guerras civiles terminar un mandato significaba la muerte, un poco más adelante terminar un mandato significaba el exilio y hoy terminar el mandato significa una pila de causas judiciales”, dijo esa vez el salteño.

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