“Por favor bajen las banderas así los compañeros pueden ver, la consigna de hoy es que haya solo banderas argentinas”, repetían los locutores del acto que encabezaron Hugo Moyano y Luis Barrionuevo ayer en Plaza de Mayo.
Ese pedido hubiera sido impensado un par de años atrás, luego de la ruptura de Moyano con el Gobierno de Cristina Kirchner, cuando el ahora líder de la CGT opositora todavía pretendía manejar la central obrera como si fuera su sindicato de Camioneros.
La versión conciliadora que Moyano se esforzó por demostrar en lo que va del año para con sus pares del movimiento obrero, le sirvió para sumar a los gremios del transporte, representados en la Fraternidad (maquinistas) y la UTA (colectiveros), que ayer se sumaron a la movilización y fueron los grandes responsables del último paro del 10 de abril, el mayor de la era kirchnerista.
El Gobierno no pudo aislar a los gremios de Omar Maturano y Roberto Fernández del frente que encabezan Moyano y Barrionuevo y difícilmente pueda separarlos de aquí al fin del mandato de Cristina.
La unificación sindical tiene un responsable directo: el Papa. Como explicara LPO, Francisco mantiene un contacto fluido y frecuente con los principales sindicalistas del país a quienes suele recibir en su despacho privado del Vaticano, brindándoles un trato mucho más cercano y confidente que a los políticos.
Desde que fue elegido Papa, Jorge Bergoglio les habla a los sindicalistas de la necesidad de unificar al movimiento obrero.
Con Barrionuevo tiene una relación personal: se conocen desde hace cuarenta años y cerca del gastronómico aseguran que "son amigos".
Algunas acciones lo confirmaron: en junio, a tres meses de la asunción del papa, Barrionuevo se reunió con el presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, monseñor Jorge Lozano.
“Nos interesa conversar sobre el trabajo en negro, de los trabajadores que están sin cobertura ni seguro social”, señaló en esa reunión el líder de los gastronómicos, en relación a uno de los temas que preocupa el Papa. Según los testigos, ese día, Lozano les pidió sus puntos de vista sobre el país y tomó nota de todo.
Por esos días Francisco ya había dejado su marca el ámbito sindical. El legislador Gustavo Vera, con quien tiene un diálogo directo, se sumó a la secretaría de derechos humanos de la CGT de Hugo Moyano. Ayer estuvo en el palco.
Con esas herramientas, Moyano y Barrionuevo crearon una estrategia para acercar a las otras centrales sindicales y en el verano lograron sumar a las de transporte, claves para cualquier medida de fuerza.
En consonancia con los nuevos tiempos cambiaron su actitud. Moyano, para sorpresa de muchos, abandonó su verticalismo habitual y aceptó someter las decisiones al debate. Tras el primer encuentro el 20 de enero, esperó la decisión de la mayoría para reunir a los gremios en la CGT, aun cuando se había atrevido a citarlos para siete día más tarde.
Y cuando después del primer paro Fernández y Maturano no quisieron repetirlo, optaron por un acto en el que no haya banderas sindicales y las consigas fueran la lucha contra la pobreza y la inseguridad. Lejos de aquellos discursos furiosos con reclamos sindicales como el dinero retenido por las obras sociales.
La visita del Papa Hoy, los vicegobernadores de las provincias del norte argentino que fueron recibidos por el Papa el pasado 23 de abril aseguraron que Francisco vendrá a Tucumán en 2016. No hay datos de que vaya a venir antes de las elecciones de octubre de 2015, pese a que quienes lo visitan en Roma especulan con que sí pueda hacerlo.
El acto de ayer terminó con una puesta en escena que parecía dedica a Francisco: subió al escenario un grupo de unos 100 chicos que llevaban remeras blancas con consignas contra la pobreza, la principal preocupación que tiene el Papa sobre Argentina.
Como sea, la tendencia hacia la unidad sindical que el Gobierno no pudo quebrar parece irreversible: desde la CGT de Moyano aseguraron a LPO que pronto habrá “novedades” en el sentido contrario al que apuesta Cristina, insinuando que otros gremios de la CGT oficial podrían imitar antes de fin de año a Maturano y Fernández y sumarse a Moyano y Barrionuevo.
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