Ganancias
El Gobierno se quedó esperando un apoyo de los gobernadores que nunca llegó
Apenas pudo torcer un puñado de voluntades. Apuesta a la misma estrategia en el Senado, con panorama complicado.

El Gobierno de Mauricio Macri jugó todas sus fichas a que los gobernadores le frenen la reforma de Ganancias, pero se quedó sin nada. El milagro de última hora -cuando ya el grueso de la oposición había anunciado su proyecto consensuado- no sucedió para la Casa Rosada, que esta vez prefirió evitar las negociaciones con los bloques de Sergio Massa y Diego Bossio, y apostó sin éxito a que el bolsillo de los mandatarios provinciales termine inclinando la balanza.

Fue una derrota dura para el oficialismo, que intentó mostrarle los dientes a Massa y Bossio y lograr una victoria sin su apoyo, pero fracasó. La presión a los gobernadores apenas logró torcer un puñado de voluntades, la mayoría a través de abstenciones y ausencias, y Cambiemos quedó lejos incluso de los 100 votos que decía tener en la previa. Logró 86, algunos insospechados de propios como el del recién asumido Juan Carlos Giordano, de la Izquierda Socialista.

La presión de la Casa Rosada sobre los gobernadores apenas logró torcer un puñado de votos, sólo Uñac, Passalacqua, Casas, Lifschitz y Schiaretti, sólo aportaron la módica cifra de once diputados alineados con la estrategia oficial.

Entre lunes y martes la Rosada jugó fuerte su carta con los gobernadores (incluso durante la sesión Graciela Camaño denunció presiones de Peña) y lo que consiguió fue casi nada, lo que revela también otro problema político: la luna de miel con los jefes territoriales del PJ parece haber terminado, como sugirió el traspié con la reforma política.

Los únicos peronistas que le aportaron algo a Macri fueron Sergio Uñac, Hugo Passalacqua, Sergio Casas y Juan Schiaretti. También lo hizo, en parte, el socialista Miguel Lifschitz.

El sanjuanino cooperó con los votos negativos del recientemente asumido Alberto Tovares y de la bloquista Graciela Caselles, cercana al oficialismo provincial. En cambio, José Luis Gioja y Daniela Castro votaron a favor del proyecto opositor, y sólo se abstuvieron en el artículo que repone las retenciones a las mineras.

El misionero Passalacqua sí logró bajar a los suyos. Jorge Franco y Silvia Risko se abstuvieron, mientras que Maurice Closs estuvo ausente. Fue la misma estrategia de los riojanos Teresita Madera y Luis Beder Herrera, también interesados en defender la minería.

Schiaretti y Peña en el encuentro de este lunes.

El caso Schiaretti es paradigmático del fracaso del gobierno. Macri mandó el lunes de urgencia a Marcos Peña a mostrarse con el cordobés, que salió a defender públicamente el proyecto oficial. Pero sólo la diputada Blanca Rossi votó en contra y María Brezzo estuvo ausente. Los otros cuatro diputados de UNA, más cercanos a De la Sota, apoyaron el proyecto opositor.

En el caso de Lifschitz, el santafesino estuvo en la Rosada en los últimos días y apoyó el proyecto oficial, pero apenas logró forzar la abstención de Hermes Binner y Lucila Duré. El resto del bloque socialista (Alicia Ciciliani y Gabriela Troiano) votó a favor, al igual que sus aliados del progresismo.

Del resto de los gobernadores apuntados, Macri tampoco consiguió nada. El entrerriano Gustavo Bordet se reunió con Peña, también apoyó al Gobierno, pero no pudo aportarle ningún voto. La fueguina Rosana Bertone (su diputada Analuz Carol votó a favor) y el salteño Juan Manuel Urtubey (los tres del Bloque Justicialista se plegaron a la oposición), de los más cercanos a la Rosada, tampoco pudieron complacer a la Rosada.

Das Neves en la conferencia del martes cuando anunció su apoyo al proyecto opositor.

Cambiemos ni siquiera pudo contar con los seis votos habituales que le aporta el santiagueño Gerardo Zamora, cuyos diputados esta vez votaron la oposición. En tanto, los neuquinos del MPN de Omar Gutiérrez, otro aliado a Macri, pegaron un sugestivo faltazo. Para completar la faena, Macri se peleó en los últimos días con Mario Das Neves, que ordenó a sus legisladores votar contra el oficialismo.

La pelea en el Senado

Ahora las opciones de Macri son dos: o el Senado frena el proyecto o deberá vetar la ley. En otras palabras, o los senadores peronistas pagan el costo político de frenar una norma que favorece a los trabajadores o la paga el Gobierno. Parece difícil lo primero y las primeras reacciones de la Rosada dan a entender cierta resignación.

Las duras críticas de Peña a los gobernadores y el discurso antiperonista que empieza a bajar el Gobierno dan cuenta de eso. Es algo llamativo porque se sabe que los mandatarios del PJ tienen la llave del Senado para trabar o destrabar cualquier proyecto y Miguel Pichetto actúa como un delegado de ellos. Lejos de seducirlos, Macri y Peña eligieron el látigo.

Para convertir en ley el proyecto de Ganancias de Diputados, en el Senado se necesitan 37 votos. Pichetto sólo maneja un bloque de 36 peronistas, al que el Gobierno este miércoles hostigó.

Para ratificar la reforma de Ganancias se necesitan 37 votos. El bloque de Pichetto tiene 36 propios (de los cuales la mayoría responde a los gobernadores) y aliados como los dos pampeanos de Verna y la salteña Fiore. 

De seguir la línea de lo que pasó ayer en Diputados, a ellos podrían sumarse el cordobés Caserio (mano derecha de De la Sota), la fueguina Miriam Boyadjian, el chubutense Alfredo Luenzo (los tres aliados a Massa); la misionera Sandra Giménez; los progresistas Pino Solanas, Magdalena Odarda y Jaime Linares; el santiagueño Zamora y sus dos aliados; y posiblemente Guillermo Pereyra, dirigente petrolero, uno de los gremios más castigados por Ganancias. Habrá que ver que posición toma Adolfo Rodríguez Saá, que ayer mandó a los suyos a faltar a la votación.

El Gobierno se quedó esperando un apoyo de los gobernadores que nunca llegó

Se trata de un universo de casi 50 senadores que podrían inclinarse a ratificar el proyecto, al menos 47 si sigue la tendencia de lo votado ayer, pero claro que podría modificarse sobre todo en algunos casos como el de Zamora. El Gobierno deberá torcer no menos de 13 voluntades y los diputados que ayer le aportaron algo no aseguran ese número.

Un dato encendió la preocupación de la Casa Rosada, cuando LPO lo reveló este martes: Pichetto envió a un técnico a supervisar la redacción del dictamen que acordó la oposición en Diputados, como parte del acuerdo que ayer se selló con los gobernadores.

Como se dijo, Caserio responde a De la Sota y no a Schiaretti y los otros cordobeses son de Cambiemos. Tampoco Lifschitz tiene suyos. Passalacqua podría aportar a Salvador Cabral, pero más difícil lo tiene con Giménez y Juan Irrazabal. Los senadores peronistas de San Juan y La Rioja no responden a Uñac y Casas, pero el tema minería podría influir en ellos.

El salteño Urtubey esta vez sí podría darle algo a la Rosada con su hermano Rodolfo, su primo Dalmacio Mera y Cristina Fiore. 

Los gobernadores que quedan en carpeta para el Gobierno son el tucumano Juan Manzur (con dos senadores aliados), Bertone (uno), Bordet (dos), el chaqueño Domingo Peppo (dos), y el formoseño Gildo Insfrán (dos).

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  • 3
    Enrique ECHALAR
    07/12/16
    23:30
    Señor Presidente: Muchos de los gobernadores son peronistas y con eso ... está todo dicho !!!!! Qué puede esperar usted de un Gildo Insfran, de una Zamora o de un Capitanich, por nombrar algunos ...!!! Usted no debe pecar de ingenuo creyendo en las personas de sonrisa fácil cuando están frente suyo. Recuerda cuando los Kirchner le sobaban el lomo a Menem alabándolo a los 4 vientos como que era el mejor presidente que tuvo Argentina en toda su historia ??? o como cuando lo tildaron de traidor a Duhalde después de haberse apoderado de la presidencia gracias a él ???? Tenga cuidado ...y abra bien los ojos. Lo que le pasó a Julio César con César Bruto puede llegar a ser un poroto con lo que a usted quisieran hacerle ...
    Responder
  • 2
    Jose Colella
    07/12/16
    14:40
    Se acabo el cheque en blanco, Macri
    Responder
  • 1
    aldus
    07/12/16
    14:40
    Es que hay varios casos en que los legisladores no reportan directamente al gobernador. Por ejemplo, Schiaretti es un cuatro de copas para los diputados y senadores cordobeses, que mayormente le responden a De la Sota, aliado de Massa.
    Responder
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