Mauricio Macri se metió en la polémica por la inmigración y se diferenció de los dichos del jefe de los senadores peronistas, Miguel Pichetto, quien se despachó en contra de la llegada de ciudadanos de países vecinos.
El Presidente aprovechó un acto en Córdoba junto al gobernador Juan Schiaretti y marcó distancia del discurso del rionegrino. "Córdoba fue regada por esta inmigración piamontesa, que generó esta locura por el hacer en cada rincón, pero esto mismo pasa en todo el país, con distintas corrientes inmigratorias que tuvimos después de la Segunda Guerra”, destacó Macri.
Días atrás, Pichetto pidió el endurecimiento de la ley migratoria y sostuvo que "hay que controlar porque hay una migración muy compleja y no hay ningún tipo de reciprocidad" y dijo que “tenemos que dejar de ser tontos: el mundo está cambiando, es un mundo que se cierra”.
“El problema en Argentina es la cultura igualitaria”, advirtió el senador por Río Negro y añadió que nuestro país es funcional al “ajuste social de Bolivia y al ajuste delictivo de Perú, que resolvió su problema de seguridad y transfirió todo el esquema narcotraficante: las principales villas de la Argentina están tomadas por peruanos; y la Argentina incorpora toda esta resaca".
Esas declaraciones, elogiadas por el líder neonazi Alejandro Biondini, generaron duras críticas de las comunidades peruanas y bolivianas, y provocaron que el Inadi abriera una investigación contra el senador rionegrino.
Tras eso, Pichetto dobló la apuesta y afirmó que “el Hospital Rivadavia está ocupado por paraguayos todo noviembre". Además, calificó de "absurdas" las denuncias en su contra, pidió más controles fronterizos y que haya compensaciones de los países limítrofes al Estado.
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Tanto ayer como hoy, detrás de la rabia desde abajo y el odio inducido desde arriba está la destrucción financiera. Los que perdieron con la crisis, para que pudiera ganar el capital corporativo fueron ofrecidos chivos expiatorios (inmigrantes)y fueron enseñados a aferrarse a lo único que les quedaba: su identidad.
Cambian las modalidades y métodos; impera la misma lógica de la modernidad, pero con un twist.
Después del Holocausto, el discurso científico racial está desacreditado; lo biológico queda sustituido por lo cultural y la guerra racial se da apelando a prejuicios civilizatorios
La guerra racial de hoy, como la de ayer ?aparte de querer recluir/expulsar/exterminar al enemigo? sirve para transponer las contradicciones del capital al cuerpo del Otro: ayer un judío, hoy un inmigrante. y cómo la xenofobia se vuelve el nuevo racismo occidental, un mecanismo sistémico y cortina de humo que tapa la única guerra que importa: la lucha de clases.