Educación
Un debate ejemplar para el futuro
Por Mariela Coletta
Luego de las elecciones en el país y en la ciudad, es nuestra tarea retomar un debate que se comenzó a dar en un contexto complejo: La Escuela Secundaria del Futuro.

La reciente reforma educativa para la Educación Media presentada por el Ministerio de Educación de la Ciudad a través de los medios de comunicación trajo polémicas. Celebramos la intención de adaptar la escuela a mejores prácticas y a los tiempos que corren, aunque, creemos que cabe detenerse a poner el foco en que una reforma de tal tamaño no se puede realizar sin un profundo ejercicio de diálogo con la comunidad educativa.

La ausencia de un anuncio oficial se mantuvo hasta el 11 de septiembre cuando el Ministerio de Educación de la Ciudad publicó una presentación de sólo 2 páginas que trajo mayores dudas sobre los ejes mencionados, a esa altura crecía a más de una decena la cantidad de secundarios tomados en contra de una reforma de la que apenas se conocían algunos puntos.

Con posterioridad, se publicó otro documento titulado "La escuela que queremos, profundización de la NES" donde se explica que la reforma es una profundización y actualización de la Ley de Educación Nacional (LEY N° 26.206). En este sentido, se sostiene que "la obligatoriedad requiere garantizar el derecho a la educación entendido centralmente como derecho al acceso al conocimiento y la cultura, la formación para la ciudadanía y el mundo del trabajo. En este sentido, implica revisar una escuela pensada en otras condiciones y con otra función". Luego de un mes de conflictos, la ministra Soledad Acuña accedió a dialogar con chicos y docentes y las clases se reiniciaron.

Más allá del lamentable hecho de haber tenido 30 escuelas tomadas, la reforma del secundario sirve para poner atención en el modo en que se instala una política pública que deberá regir el futuro de miles de chicos y, a largo plazo, de la sociedad en su conjunto.

La ministra admitió que el proyecto de reforma fue producido y presentado sin una convocatoria previa a especialistas, ni docentes en general, y solo se presentó a algunos supervisores de áreas y directores de escuelas. Una política pública tan abarcativa y compleja que tiene como objetivo modificar la instancia de aprendizaje de los chicos y su marco (ya que se introducirán numerosas modificaciones en las aulas y en los elementos de estudio), debería haberse discutido ampliamente en todos los ámbitos para lograr el mayor consenso posible y que las transformaciones perduren en el tiempo.

Que no se malinterprete, celebramos la adaptación de la escuela a mejores prácticas y a los tiempos que corren. Pero creemos que cabe preguntarse, como lo hizo el equipo de legisladores de Evolución por qué si la nueva reforma es de vital importancia para el futuro de la Ciudad y sus habitantes, no existe aún una Ley de Educación porteña que adecúe al distrito los postulados nacionales. En este tono se propuso el 21 de septiembre pasado un proyecto para empezar a discutir una Ley de Educación en la Ciudad de Buenos Aires.

Otro aspecto a señalar para debatir en una reforma es cómo cerrar la brecha entre el Norte y el Sur: el mayor índice de estudiantes repetidores en nivel secundario se encuentra en la Comuna 4 (11,8%) mientras que los porcentajes más bajos de alumnos repetidores en el nivel secundario se encuentran en la Comuna 13 (4,8%). El promedio general de años de escolarización en la CABA es de 13 años, aunque si analizamos el desagregado vemos que en las Comunas 13, 14 y 2 el promedio es de 14,8 años, mientras que en las Comuna 8 el promedio es 10,3 años. Esta situación nos preocupa, y si se va a implementar una nueva política pública queremos que proponga caminos que resuelvan la gran desigualdad entre el Norte y el Sur de la Ciudad.

En 1984 el Dr. Raúl Alfonsín convocó, 100 años después del primero, al II Gran Congreso Pedagógico Nacional, para poner luego de la Dictadura "a la educación en el centro de nuestras preocupaciones públicas". Sin dudas la educación ocupa ese espacio, y por lo tanto, las políticas educativas, además de incorporar valores creativos e innovadores, deberían ser debatidas y articuladas transversalmente por la comunidad educativa, la sociedad civil, y los distintos sectores políticos para que el enfoque pensado logre trascender a los gobiernos y alcanzar finalmente los objetivos trazados al momento de diseñar la política pública, la cual sin dudas se enriquece con los aportes que desde diversos sectores se realicen. Las elecciones ya pasaron, ahora es el tiempo de dar un debate ejemplar para el futuro.

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