La victoria del chavismo en las elecciones legislativas de diciembre y la recuperación del control de la Asamblea Nacional llevó a una encerrona a la oposición conducida por Juan Guaidó. Desgastada por la falta de resultados de la estrategia insurreccional, el mantra del "cese de usurpación, gobierno de transición y elecciones libres" quedó solo como una consigna que logró reunir apoyos internacionales que no fueron suficientes para cambiar el escenario interno. 

El alineamiento de Guaidó con Donald Trump lo dejó condicionado a la idea de que la presión internacional haría lo suyo pero terminó como líder desinflando de un proyecto que nunca tuvo la fortaleza para torcerle el brazo a un gobierno entrenado para la pelea política en tiempos de crisis. 

El 19 de enero, el dirigente opositor y dos veces candidato a presidente Henrique Capriles escribió un artículo de opinión en el diario El País de España en que el planteó que "la oposición es una confusa mezcla que genera una incertidumbre que solo le conviene a quienes tienen el poder. Esos que son capaces de decir, con indolencia y crueldad, que solo hay 4% de pobreza extrema".

Maduro se impuso a Diosdado y se queda con el control de la Asamblea Nacional 

Capriles sostuvo que "hay que construir una agenda que supere la retórica y le dé a los venezolanos posibilidades reales de transformación en tres vías: la situación humanitaria, el Covid-19 y la reinstitucionalización del país", una hoja de ruta que propuso abordar "sin politiquería", en una critica abierta a sus colegas. 

"Nosotros tenemos que estar alineados y preparados para cualquier escenario, incluyendo el electoral. Y en eso tenemos que convocar a todos los liderazgos y organizaciones. No podemos esperar hasta que haya un acuerdo final para hacer la tarea de organización. El poder regional y local también cuenta, si no basta con preguntarle a nuestra gente que vive en la provincia", añadió en una explícita defensa a la participación opositora de las elecciones regionales de este año en el país.  

Hay que construir una agenda que supere la retórica y le dé a los venezolanos posibilidades reales de transformación en tres vías: la situación humanitaria y el covid-19, la reinstitucionalización del país

Capriles se distanció del G4 e inició un diálogo con Maduro que permitió liberar un centenar de presos políticos pero no alcanzó para generar las condiciones para que su espacio participe de las últimas elecciones parlamentarias. 

LPO conversó con un dirigente cercano a Capriles quien dijo que "el camino electoral es el que está eligiendo toda la oposición a excepción de Guaidó. No decimos solo nosotros que tiene que cambiar la estrategia, Europa declaró que tiene que modificar el rumbo". "Igualmente, todos están atentos a la posición de Estados Unidos, más allá de Biden, los congresistas y cabilderos", agregó la fuente. 

Este sector de la oposición confía en que la posición de Estados Unidos será igual a la de Europa y terminará no reconociendo a Guaidó como presidente legítimo del país. "¿Quién sigue la estrategia de Guaidó con la Asamblea paralela", preguntó LPO: "Solo él", respondió entre risas pero aclaró que la única fuerza que tiene ese espacio es seguir teniendo acceso a los bienes de Venezuela en el exterior. 

Por otra parte, el ex secretario ejecutivo de la Mesa de Unidad Democrática que supo aglutinar a todos los partidos opositores, Jesús "Chúo" Torrealba, dijo en una entrevista con el sitio venezolano Efecto Cocuyo que "hay amplias posibilidades de un retorno a la política" y explicó que "existen dos vías para lograrlo, como acuerdos para tratar problema sociales, como la crisis de salud; el otro es lograr la convivencia política, un esquema de funcionamiento que se desescale en el esquema actual y se busque la concordia".

Torrealba aseguró que "la salida de Trump de la Casa Blanca eliminó la mentira de que ‘todas las cartas están sobre la mesa', pues nunca hubo tal mesa. La salida de la invasión, de la fuerza, nunca existió...ahora hay que volver a la política". 

El dirigente que supo ser el interlocutor de la mesa de diálogo de 2017 en República Dominicana expresó  que hay un "liderazgo confundido y queda de parte de los ciudadanos presionar para que sean escuchadas las propuestas populares y se cumplan los mandatos que ha exigido el electorado" y propuso elecciones primarias para escoger a los candidatos de este año. 

La salida de Trump de la Casa Blanca eliminó la mentira de que ‘todas las cartas están sobre la mesa', pues nunca hubo tal mesa. La salida de la invasión, de la fuerza, nunca existió...ahora hay que volver a la política 

El sector privado también quiere jugar un rol en la resolución de la crisis empujada la necesidad de la reconstrucción económica de un país que arrastra una casi una década de recesión e hiperinflación. 

Es por eso que los empresarios comenzaron a dialogar con el gobierno. El presidente de Federcamaras, Ricardo Cussano planteó en un reciente acto púbico que  "hay que abrir una comunicación sincera y directa para y por la nación. Hay que buscar soluciones al drama humanitario y a la situación de la pandemia". "El dialogo y la negociación no puede ser satanizado", resaltó.

Jesús Torrealba.

El gobierno actuó rápido en este sentido y posicionó al presidente de la Asamblea Nacional y hombre de confianza de Nicolás Maduro como interlocutor con los hombres de negocios. En la misma línea se refirió Diosdado Cabello quien celebró la instancia de conversación con el sector productivo. 

Si bien Guaidó rechazó ese diálogo, Carlos Berrizbeitia, diputado opositor y uno de los tres miembros de la directiva del Parlamento electo en 2015 que lideró Juan Guaidó, respaldó que haya conversaciones de corte político en Venezuela, pero pide identificarlas "sin complejos" como una negociación. 

 Las últimas encuestas de Datincorp reflejan que 88% de los venezolanos no confía en la dirigencia política, y que entre 82% y 88% de los ciudadanos rechaza el desempeño de Maduro y Guaidó.

"La palabra diálogo, sin complejos, hay que cambiarla por negociación. Hay que ser sincero con el país y a la comunidad internacional. Debemos entrar en un proceso de negociación poniendo primero al país", manifiestó el dirigente nacional del partido opositor Proyecto Venezuela. 

 Las últimas encuestas de Datincorp reflejan que 88% de los venezolanos no confía en la dirigencia política, y que entre 82% y 88% de los ciudadanos rechaza el desempeño de Maduro y Guaidó.

El gobierno de Maduro se sostiene con el tercio de votos leales al chavismo y en las Fuerzas Armadas, espera un cambio de postura de la comunidad internacional, recuperó el control absoluto del poder de las instituciones del estado e inició un proceso de conversaciones con el poder económico. El desafío de la oposición es convertirse en un actor de peso en esa mesa y recuperar una representación electoral perdida por insistir en el camino propuesto por Guaidó que ahora muchos quieren modificar.