
Por tercera vez en el año, fuentes oficiales volvieron a filtrar esta semana que en materia técnica el acuerdo con el FMI está cerrado y lo que resta son definiciones polÃticas para ponerle fecha al anuncio. Desde el Ministerio de EconomÃa, definen incluso las cuestiones "geopolÃticas" pendientes: que el Fondo acceda a reducir las sobretasas de interés y que firme la creación del Fondo de Resiliencia, un instrumento promovido por el ministro que apunta a fortalecer las finanzas internacionales destinando Derechos Especiales de Giro a los paÃses emergentes y pobres. O sea, son "pendientes" que exigen cambios de impacto global en el FMI.
La filtración de un acuerdo "técnico" cerrado a la espera de un visto bueno polÃtico no es nueva. EconomÃa dejó correr esa versión alrededor de abril de este año y lo volvió a hacer en agosto pasado. Nunca esas versiones recibieron un guiño del FMI. Por el contrario, cada vez que un técnico del organismo habló públicamente, marcó las inconsistencias macro de la economÃa argentina.
En el mercado estas declaraciones se vuelven contraproducentes: el riesgo paÃs volvió a los 1.652 puntos básicos, su máximo histórico desde el cierre del canje de la deuda externa con los privados. Y analistas consultados por LPO creen que la dilación de definiciones conlleva el riesgo de hacerlo subir bastante más.
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Si bien la apuesta de Guzmán a postergar el acuerdo hasta tanto el Fondo revise -conforme a las obligaciones de 2021- sus tasas de interés consiguió el aval del G20 la semana pasada, la movida depende casi exclusivamente de las posiciones que adopten Estados Unidos y Alemania en la Junta Directiva del organismo. Como adelantó este medio, estas tasas adicionales significan una disputa por unos 6.900 millones de dólares en el transcurso de los próximos 10 años.
Mientras tanto, las fuentes oficiales aseguran que no habrá condicionalidades como la compresión de la brecha cambiaria en el corto plazo para dinamizar las exportaciones a tipo de cambio oficial -lo que podrÃa significar que el número de pobres se incremente en más de 2 millones de personas en unos pocos meses- y que tampoco habrá reformas estructurales condicionantes. Tampoco habrá imposiciones para reducir el déficit, la tercera de las cuatro condicionalidades habituales del FMI, sino que se seguirá una convergencia gradual. Y tampoco se le exigirá al paÃs tomar medidas monetarias drásticas para frenar la asistencia monetaria al Tesoro para desarmar las expectativas de inflación.
En otras palabras, este acuerdo con el FMI no tendrÃa ninguno de los cuatro elementos tradicionales de los programas históricos del Fondo a diez años -el máximo plazo disponible-, de acuerdo a las fuentes consultadas por LPO.
No obstante, aún tomando el promedio de 2.000 millones de dólares al año de superávit cambiario que arroja un buen año para los commodities según los cálculos de Miguel Kiguel, no parece ser suficiente para el repago de las deudas con el FMI en el plazo de 10 años que maneja el Gobierno. TodavÃa resta devolverle 42.100 millones de dólares remanentes del préstamo Stand-By que tomó Macri.
Como sea, en el mercado tomaron el tercer anuncio del acuerdo con el FMI como "humo" para las elecciones y una forma de sostener las expectativas con un "relato" puertas adentro. Puertas afuera, el resultado del último viaje de Guzmán a Washington se tradujo en la suba del riesgo paÃs más alta desde el cierre del canje de deuda privada.
"Hay una desconexión entre lo que plantea el Gobierno para un acuerdo con el FMI y lo que el FMI considera necesario; y no ha dado muestras de algún cambio para cerrar un acuerdo. Esto no es nuevo y ha llevado a que la negociación se extienda de manera considerable. Por ende, es de esperar que la polÃtica de postergar lo más que se pueda del Gobierno se mantenga y, en el mejor de los casos, se demore considerablemente (más que marzo del año que viene) en llegar a algún acuerdo", consideró en diálogo con LPO el economista Gabriel Zelpo, de la consultora Seidó.
Puntualmente, este mismo jueves el Fondo volvió a recomendó a todos los paÃses de la región que emprendieran polÃticas monetarias y de suba de tasas de interés para contener la inflación. Asà ya lo habÃan hecho Uruguay, Chile y Brasil. En cambio, Argentina optó por el control de tarifas y el congelamiento transitorio de precios de los bienes de la canasta básica.
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"Hay un gran dilema en el Gobierno que para hacer lo que se necesita para alcanzar el acuerdo, necesitan peso polÃtico para tomar medidas como subir tarifas, devaluar, subir tasas, hacer reformas estructurales, que son difÃciles de lograr sin un gran poder polÃtico. Un gobierno desgastado, es difÃcil que las lleve adelante", agregó Zelpo.
Como recordó en su último reporte la consultora ACM, la dilación en el acuerdo para ir en busca de la baja de tasas le habrá costado a las reservas del Banco Central 4.006 millones de dólares para fin de año. Y de extenderse hasta marzo que es el lÃmite estipulado con el Club de ParÃs - y a la vista de que el acuerdo necesitará ratificación doble de parte del Directorio del FMI y del Congreso nacional- llegará a sumar 7.605 millones de dólares.
Para esta consultora hay sobrados motivos teóricos e históricos para que el organismo revea su polÃtica sobretasas y sus números le indican que podrÃa significarle al paÃs un ahorro de "hasta 1.252 millones de dólares en los primeros años", una cifra de relevancia para la sostenibilidad macroeconómica. Asà y todo, por la pérdida de reservas y el impacto que puede tener en la economÃa el año que viene, la dilación del acuerdo constituye un error de polÃtica por los riesgos que acarrea.
"A la luz de la validez de reclamar mejores condiciones financieras a la hora de reestructurar la deuda con el FMI a partir de alcanzar un nuevo acuerdo, surge claro que en caso de haberse llegado a un acuerdo en el último trimestre del año pasado, aún bajo las condiciones actuales, se hubieran podido lograr ahorros importantes en términos de reservas internacionales. De este modo, haber dilatado las negociaciones representa un error casi irrefutable. Resulta claro que el escenario de haber alcanzado un acuerdo EFF con el organismo en la última parte de 2020 hubiera redundado en un escenario más benigno que el actual", concluyó.
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Es una estrategia discursiva pre electoral.
A mí uds. No me joden ni a palos.