En el último Congreso internacional contra el narco, Argentina quedó fuera de toda consideración de las agencias americanas y europeas que se dedican profesionalmente a la lucha. |
Al reciente y muy profesional III Congreso Internacional de Lucha contra las Drogas, que se realizó en la ciudad de Cartagena, Colombia, concurrieron más de 240 personalidades y policÃas de América y Europa, entre los que tuvo la suerte de ser invitado por Argentina. Sin embargo, no habÃa ningún funcionario del gobierno argentino en esta cumbre en la que se trataron los nuevos paradigmas para llevar adelante la lucha, que consiste en lo que se dio en denominar el "código Esmeralda".
Se trata de un nueva forma de atacar las actividades ilÃcitas del narcotráfico y sus rentas criminales a nivel internacional, en la conjunción de actividades de organismos trasnacionales, apoyándose unos a otros en operaciones e inteligencia delictual.
Estar sentado allÃ, nutriéndome de los nuevos paradigmas e informes de inteligencia del narcotráfico internacional, y a la vez, al mismo tiempo, observar en mi teléfono lo que sucedÃa con una cocaÃna adulterada en la localidad de San MartÃn, Gran Buenos Aires, me obligaba a vivir dos realidades distintas: la profesional por un lado, y, por el otro, la chapucerÃa.
Diego Molano, ministro de Defensa y Seguridad de la república de Colombia nos imponÃa el conocimiento de que la PolicÃa nacional y otras fuerzas de Colombia habÃan secuestrado la suma de 1.010.016 millón de kilogramos de cocaÃna, 1.062.932 de marihuana en los últimos cuatro años en diversos operativos dentro del paÃs y en las costas y espacio marÃtimo; y la destrucción en selva y ciudad de 8625 laboratorios, siempre en los últimos cuatro años.
Qué más decir que cada dÃa se hace más difÃcil para los paÃses y sus fuerzas de Seguridad, encarar y determinar las mejores formas de combatir este flagelo. Hoy, solamente a nivel de Colombia -vaya a saber uno cuánto en Argentina- se mueven más de 315 millones de dólares en la dark web o internet oscura, en cuanto a comercialización de droga.
Allà tomamos conocimiento que además de la poderosa Dirección Nacional Antinarcóticos de Colombia, corriendo narcos por tierra y aire secuestrando cocaÃna, se acopló la Dirección de Transito y Transporte de la PolicÃa Nacional ("Camineros" como los conocemos por aquÃ), quien, en proporción en las calles y vÃas del paÃs, secuestró varias toneladas del polvo blanco, sin ser esa su función principal. Es lógico, el producto ilÃcito se transporta y se lo hace en forma aérea o en forma terrestre. Y allà mordieron y tuvieron éxito.
¡Cuán lejos estamos de ser serios en Argentina, y presentar realidades en la lucha contra el narco, si las estadÃsticas de los dos ministerios de Seguridad más importantes, Nación y Provincia de Buenos Aires, son de un oscurantismo total!
Mientras tanto, el adicto consumidor aspira... y la corrupción mata
Los funcionarios asustados, la sociedad movilizada, la policÃa cubriéndose del manto de sospecha y corrupción cuando como moscas comienzas a caer muertas -prácticamente en el mismo sector geográfico- más de veinte personas. SerÃan en total 24 en zona de San MartÃn, Hurlingham, Morón por el consumo de alguna droga que a ojos de experto habÃa sido mal cortada (o mal cocinada) dando como resultado algo de color rosado que se llevó a esos 24 y dejó postrados a otros 90.
Cundió el miedo entre los funcionarios nacionales y provinciales. Todos sabemos -y ellos lo saben también- que el narcomenudeo paga muy bien la posibilidad de trabajar tranquilo. Las papas quemaban para el ministro Sergio Berni, que sabe lo que sabe, que sabe que no maneja a su policÃa, y que sabe que la actividad del narco en el Gran Buenos Aires está desmadrada, ya que su policÃa, esa que él debe controlar desde el ministerio, está prendida en el negocio.
Los narcos en chancletas no solamente están en Rosario, pasean sus pies cuarteados con bolsillos llenos de dinero por el Gran Buenos Aires también.
Ensayó el funcionario la inverosÃmil excusa de que esto habÃa sucedido en el marco de una lucha entre bandas por el control territorial de la zona, donde una le habÃa hecho llegar a la otra, por canales ilegales, un producto que era imposible de consumir, casi veneno.
Como intuimos, a quien le pusieron el sayo de culpable, el "PaÃsa" Aquino, según fuentes el narco más buscado del paÃs desde hacia un par de años, fue rápidamente capturado. La comisarÃa local y Berni no podÃan cargar con la muerte de tantas personas sin dejar de ver que esa policÃa estaba cruzada por la corrupción. Malo para la institución policial, malo para las aspiraciones polÃticas del ministro.
"Payaso, mercenario", le decÃa el ministro nacional al ministro de la provincia, desvinculándose de su responsabilidad en la materia -una actitud impresentable-. Este último en su afán de cámaras repetÃa que habÃa que descartar la droga comprada en las últimas 24 horas. Toda una sopa inglesa de varios ingredientes, en donde lo que quedaba claro era la falta de profesionalismo y la sobrada corrupción en la policÃa de la provincia de buenos aires y el poder polÃtico.
Mientras tanto, en Colombia hicimos un estudio sobre 400 muestras del componente o estiramiento de la cocaÃna que se les vendÃa a los jóvenes en distintas ciudades como Bogotá, MedellÃn, Cali, Barranquilla. En algunas se encontró 77% de cafeÃna, en otras 53% de ferracetina (analgésico), en demás muestras un 22% de levamisol, lidocaÃna, desparasitarlos, ketamina, etcétera.
Aprovechando el desconcierto polÃtico, anteriores ministros de Seguridad como Ritondo decÃan que su gestión habÃa sido exitosa en la lucha contra el narco porque habÃa derribado 150 búnkers de droga (falso Ãndice de éxito). A lo que otro ministro -no menos actor- le decÃa a Ritondo que busque la droga que faltaba, y que la habÃan comido las ratas: Ritondo no pudo, no supo, no tenÃa equipo profesional para llevar adelante esa lucha que la exgobernadora quiso realizar seriamente (me consta). El histriónico Berni carece directamente del conocimiento debido para hacerlo, y de una policÃa capaz de hacerlo.
Como si fuera poco, un ex subjefe de policÃa de la provincia de Buenos Aires, Salvador Baratta, aparentemente cercano a funcionarios del PRO del ministerio de Seguridad de este momento en Ciudad de Buenos Aires consideró propicio salir a plantear obviedades. Tales como que todos reciben su sobre en este momento, polÃticos, justicia y policÃa, comentando situaciones que le tocaron vivir en la década de 2000, en esa misma zona de San MartÃn. No sumó.
Como lo escribà hasta el hartazgo, ningún ministro de seguridad de los últimos treinta años de la provincia de Buenos Aires dejó al término de su función una mejor policÃa o Seguridad publica que la que recibió.
Ver en el mapa de América las rutas internacionales del narcotráfico que parten de Colombia, y observar cuantas de ellas, como si fueran de lÃneas aéreas, atraviesan el suelo argentino, le darÃa al neófito en estos temas la claridad de porqué estamos como estamos,. Y el porqué conviene a algunos tener los ojos bien cerrados y los bolsillos bien abiertos.
Escuchar a los representantes españoles ante la UNDOC, Lorenzo MartÃnez Fernández y Sergio Naranjo, decir que "el ingreso de drogas y estupefacientes en esta zona geográfica del continente, bien al sur, se da más por la amplia corrupción de funcionarios polÃticos y policiales, que por los controles laxos que se imponen para impedir su ingreso" también es doloroso.
Ni que decir al escuchar a Pedro MartÃnez Gimeno, director de FRONTEX, agencia europea de control de ingreso de drogas al viejo continente. Palabras mas palabras menos, en forma cruel y directa, dijo que no reciben de Argentina ningún alerta o aviso de actividades de narcotráfico que indiquen que está saliendo cocaÃna desde nuestro paÃs hacia allà para poder actuar en consecuencia y desmantelar bandas internacionales y secuestrar toneladas provenientes de Argentina.
Ciudad de Santa Fe, Rosario de Santa Fe, Gran Buenos Aires, todos hoy o superaron la cantidad de homicidios cada 100 mil habitantes que tiene actualmente MedellÃn, o están a punto de superarlo. Estos funcionarios nuestros son funcionarios funcionales a sus aspiraciones polÃticas, y no servidores públicos como debieran ser. El profesionalismo pasa por otros lados, la lucha seria y tenaz contra el narcotráfico está lejos de Argentina, aquà solo hay chicanas polÃticas y el barro del chiquero donde nuestros dirigentes polÃticos se mueven.
Agujero negro, allá vamos.
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