Giorgia Meloni se siente cada vez más cerca de liderar el próximo gobierno de Italia. Pero la presidenta de Fratelli d'Italia, un partido que proviene de la tradición neofascista, tiene que apurar primero la "desdiabolización" de su espacio para convencer a los indecisos y, sobre todo, calmar a los funcionarios en Bruselas. Por eso Meloni se mira en el espejo de Marine Le Pen, la dirigente de extrema derecha que más lejos ha llegado dentro del G3 -Alemania, Francia e Italia- europeo.

La diputada francesa se acercó a Emmanuel Macron en la segunda vuelta de las presidenciales de abril y más tarde convirtió a su fuerza, Agrupación Nacional, en la bancada más numerosa de la oposición en el Parlamento. Sin embargo, Le Pen quedó a las puertas del Elíseo porque no pudo deshacerse a tiempo de las sospechas que la acompañaron a lo largo de su carrera política. Meloni, en cambio, está mejor posicionada para el 25 de septiembre.

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"Leí que la victoria de los Hermanos de Italia en las elecciones de septiembre sería un desastre que conduciría a un punto de inflexión autoritario, la salida de Italia del euro y otras tonterías. Nada de esto es cierto", aseguró Meloni en un video difundido por su equipo de campaña, en tres idiomas -inglés, francés y castellano- y destinado al público internacional. En su mensaje apunta al "poderoso circuito mediático de la izquierda" por desprestigiarla e insiste en el rechazo "a cualquier deriva antidemocrática". 

Leí que la victoria de los Hermanos de Italia en las elecciones de septiembre sería un desastre que conduciría a un punto de inflexión autoritario, la salida de Italia del euro y otras tonterías

Meloni desmintió el vínculo entre Fratelli y el Movimiento Social Italiano, fundado por seguidores de Benito Mussolini apenas terminada la guerra, al subrayar que "la derecha italiana ha relegado el fascismo a la historia desde hace décadas". "Durante años tuve el honor de liderar el Partido Conservador Europeo, que comparte valores y experiencias con los tories británicos, los republicanos estadounidenses y el Likud israelí", señaló la dirigente cuya intención de voto alcanza el 23%.

Meloni junto al primer ministro de Hungría, Viktor Orbán, en una imagen de archivo.

Francesca Staiano, doctora en Derecho Internacional por la Universidad Sapienza de Roma, dice a LPO que Meloni intenta "sacarse de encima la conexión ideológica" con el neofascismo. "El objetivo del video es demostrar que es una mujer moderna, abierta, que milita desde muy joven y conoce muy bien los idiomas: no es solo italiana, sino europea. También es un mensaje optimista para los partidos europeos afines. Quiere demostrar que su llegada al poder no implicará una ruptura, sino una continuidad con el discurso conservador y los valores occidentales", explica.

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En el video, Meloni no menciona el respaldo a Vox en la campaña andaluza ni la sintonía con el primer ministro húngaro Viktor Orbán, con el que comparte la defensa de los valores cristianos y el cierre de las fronteras nacionales. Incluso coinciden en la "teoría del gran reemplazo", una tesis conspirativa sobre la sustitución de la población blanca por migrantes musulmanes, promovida por sectores del trumpismo y el excandidato presidencial francés Éric Zemmour.

Enrico Letta, jefe del centroizquierdista Partido Democrático, dijo que Meloni "no puede decir una cosa a los votantes de Italia, intentando reposicionarse, y expresar otra idea cuando va a hablar con los votantes de Vox en España o en otros países". Se entiende: los de Letta parecen en segundo lugar en las encuestas y buscan debilitar al probable gobierno de coalición de Fratelli, la Liga de Matteo Salvini y Forza Italia de Silvio Berlusconi. 

El objetivo del video es demostrar que es una mujer moderna, abierta, que milita desde muy joven y conoce muy bien los idiomas: no es solo italiana, sino europea. También es un mensaje optimista para los partidos europeos afines. Quiere demostrar que su llegada al poder no implicará una ruptura

"La Liga nació como un partido secesionista del norte desarrollado, antieuropeísta y con una mirada pseudo criminal por intentar subvertir el orden jurídico. Ahora están muy presentes en el sur, es decir, la matriz cambió. En cambio, Forza Italia es la personificación de Berlusconi y representa el sueño del empresario rico. La derecha se propone como un frente unido, cosa que la izquierda no logra desde hace muchos años. Y la gente se siente más segura votando por la derecha", asegura Staiano.

Con todo, la analista política subraya que Fratelli, la Liga y Forza Italia comparten "una modalidad de ejecución unilateral, que es un método muy fascista, es el no diálogo". "No se trata solo del saludo romano, que Meloni justificó de forma rocambolesca, sino de los discursos y los modos de pronunciarlos, que se compara con los de Mussolini", considera. La líder de Fratelli sabe que no puede esconder sus orígenes, por lo que ha elegido resaltar otros lineamientos más digeribles para la UE, como una "política exterior con un atlantismo exasperado y el fortalecimiento de la OTAN como política de seguridad".

Meloni, Salvini y Berlusconi, los tres líderes de derecha que podrían gobernar Italia.

A poco más de un mes para las elecciones, Meloni quiere dejar en claro que la extrema derecha que representa no es euroescéptica. Si bien admitió que le gustaría cambiar las leyes de la UE -como lo expresó más de una vez Le Pen y el propio Orbán, se comprometió "mientras tanto" a respetar la legislación actual. Para la líder de Fratelli los funcionarios europeos ya no son burócratas, el alineamiento con Occidente es incuestionable y el compromiso con Ucrania está fuera de toda crítica.

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Esta última aclaración era importante para Bruselas, en particular por la oposición de Salvini a enviar armas al ejército ucraniano, un tema que lo enfrentó con el jefe de Gobierno renunciante, Mario Draghi, y su admiración confesa hacia Vladimir Putin. El presidente ruso también disfrutó de la amistad de Berlusconi, no solo durante los años al frente del gobierno de Italia. El empresario visitó a Putin en Yalta, Crimea, en septiembre de 2015, poco después de que Moscú anexara la península que estaba bajo control de Ucrania. 

Aunque el Pacto de Estabilidad estará congelado hasta 2023, y aunque Meloni se oponga a él, la dirigente ultraderechista se comprometió a no aumentar la deuda -que supera ya el 150% del PBI- y a tramitar unas presupuestos con "mucho cuidado" para evitar la insolvencia. Una buena gestión económica, acorde con las recomendaciones de Bruselas, apurará el desembolso de los fondos comunitarios de recuperación. "Meloni dice explícitamente que quiere cumplir con las obligaciones de la UE", dice Staiano. 

Para la líder de Fratelli los funcionarios europeos ya no son burócratas, el alineamiento con Occidente es incuestionable y el compromiso con Ucrania está fuera de toda crítica

La extrema derecha italiana, en sus diferentes versiones, saborea un triunfo que da por descontado. Meloni tiene más votos que Salvini y Berlusconi juntos. Con seguridad, conducirá una gobierno que prescindirá de otras fuerzas más moderadas. Y Meloni no solo quiere ganar, sino que quiere gobernar y mantenerse en el cargo. Un acercamiento a la UE es el primer paso.