"Nosotros éramos un partido de centro, moderado, con capacidad de pactar a derecha e izquierda", dice a LPO María José Ros Olivo, coordinadora de Ciudadanos en la Región de Murcia. La dirigente quedó a cargo de la formación tras la dimisión de las autoridades locales por la fallida moción de censura contra el PP, entonces socio de coalición. Era marzo de 2021 y el transfuguismo derribó a último momento la jugada de los naranjas en territorio murciano. De alguna manera, el intento frustrado aceleró el declive electoral del partido liderado por Inés Arrimadas. 

Ciudadanos se encuentra inmerso en un proceso de renovación, que podría terminar con la conducción de Arrimadas, que recibió críticas de parte de las bases, los cargos orgánicos y figuras reconocidas del partido - algunos, como Ignacio Aguado y Antonio Espionosa, pidieron su renuncia mucho antes de las elecciones en Andalucía- y hasta implicar un cambio de sigla. La formación liberal llegó a ganar 57 bancas en el Congreso en las generales de abril de 2019 y hoy la bancada se reduce a 9 diputados. Lo mismo ocurrió en el Parlament catalán y más tarde en Madrid y Andalucía. En Castilla y León solo Francisco Igea logró quedarse con su acta.

El PP ha intentado quedarse con los votos y los dirigentes de Ciudadanos que se fueron por la implosión electoral. Sin embargo, los que se quedaron aún consideran que pueden revivir un espacio de centro competitivo. La nueva oferta de Ciudadanos deberá estar lista y refrendada antes de las municipales de mayo. "Tenemos que rediseñar el proyecto político y que la gente vuelva a creer en nosotros", asegura Ros Olivo.

El intento de moción de censura en Murcia marcó este ciclo adverso para Ciudadanos en las urnas. ¿Qué lectura haces de ese momento y de lo que vino después?

No pienso que fuera la moción de censura el punto de inflexión. En Murcia empieza mucho antes que las elecciones de noviembre de 2019. Mucha gente interpreta que a nivel nacional el gobierno de Pedro Sánchez debería haber sido entre Ciudadanos y el PSOE. En ese momento, Albert Rivera debería haber visibilizado esa mano tendida a Sánchez, como lo hemos hecho en otras ocasiones y que él ha rechazado. Pero el error fue en mayo de 2019, durante las elecciones autonómicas y municipales, y desde la dirección nacional se marcó que había un socio preferente, el PP. Ahí arranca la desafección y el malestar de muchos de nuestros votantes. En Murcia llevamos 27 años gobernados por el PP en mayoría absoluta, salvo el año y pico que estuvieron gobernando en coalición con nosotros. Nosotros abogábamos siempre por regenerar en los territorios esos gobiernos que estaban arraigados y solidificados, como ocurrió en Andalucía. Allí lo hicimos muy bien y regeneramos con un PP que venía nuevo y se hizo un muy buen trabajo. En Murcia se debería haber hecho lo mismo, pero a la inversa. A nivel autonómico, en ese mayo de 2019, si sumábamos con el PSOE era la oportunidad para regenerar las instituciones y terminar con el clientelismo de amiguetes. Cuando los partidos del bipartidismo, tanto PSOE como PP, están muchos años gobernando, al final las prácticas pseudo mafiosas, las redes clientelares, la opacidad en la administración y los casos de corrupción afloran. Le dimos todo el poder al PP y sabemos que cuando los presidentes de las comunidades autónomas son del PP han canalizado toda la buena gestión de nuestros compañeros gobernando en esas instituciones. Nuestros compañeros han estado gestionando todo el día y haciéndolo muy bien, porque en las consejerías que gobernábamos en todas las comunidades autónomas no ha habido un solo caso de corrupción. Se han levantado los índices de empleo y la eliminación de trabas burocráticas, pero el PP le ha comido la tostada a Ciudadanos, porque ha hecho política y mucha menos gestión. Deberíamos habernos quedado con presidencias en las negociaciones y no hubiera pasado lo que pasó en Castilla y León o Madrid.

¿Estas alianzas con el PP no terminaron borrando la identidad liberal y de centro de Ciudadanos?

El PP es un partido conservador 100 por 100. Está en el grupo conservador en el Parlamento Europeo. Pero ellos dicen que son liberales porque bajan un poquito los impuestos. No se puede ser liberal un poquito. Ser liberal de verdad es serlo en todo: en bajada de impuestos y en defender los derechos individuales y la igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos. Ser liberal no es hacer lo que tú opinas que se debe hacer, prohibiendo el matrimonio gay o la eutanasia. Con el bipartidismo vemos que en cuanto a libertades individuales es todo prohibir. Nosotros abogamos por que cada uno sea dueño de sus decisiones. Como político tienes que dejar a cada uno que se exprese y haga uso y derecho de sus libertades. El PP nunca ha sido liberal. Nos hemos dado cuenta, y es una de las cosas que estamos viendo en la refundación, de que en esas coaliciones el socio pequeño era Ciudadanos, y al final el cabeza, tanto en los ayuntamientos como en las comunidades autónomas, es el que se lleva el rédito político de la gestión de las consejerías o las concejalías, en el caso de los municipios. Es un reflejo de lo que ha pasado en Andalucía. El presidente de la comunidad autónoma es el que termina apuntándose los tantos de las consejerías de Ciudadanos, porque se visibiliza, es el que está ahí inaugurando, en las ruedas de prensa, y la gente muchas veces no sabe que a lo mejor en esa comunidad autónoma o en ese ayuntamiento hay tres o cuatro concejalías de Ciudadanos. Cometimos ese error en las negociaciones. Y en Andalucía han apelado al voto útil. El papel de Ciudadanos es de fiscalizador, de buena gestión, de hacer transparentes las administraciones y gestionar el dinero público de manera responsables. Eso no se ha valorado. 

Nuestros compañeros han estado gestionando todo el día y haciéndolo muy bien, pero el PP le ha comido la tostada a Ciudadanos, porque ha hecho política y mucha menos gestión

La situación que atraviesa el partido ya le ocurrió en algún momento a Podemos e incluso ahora Vox. Pero lo que se ve en el caso de Ciudadanos es que el nivel de cuadros que se van o de pérdida de votos es más grande. ¿Por qué crees que Ciudadanos llegó a este punto?

Cuando Ciudadanos dio el paso a nivel nacional en 2015, la situación no era nada comparable a ahora. Teníamos a un PP con corrupción, una sede nacional pagada con dinero negro, y una situación política en la que la gente estaba harta. Ahí aparecieron Ciudadanos y Podemos con mucha fuerza. Es verdad que cuando hay un partido político que sube muy rápido hay mucha gente interesada, no en el proyecto, sino por intereses personales, que se apuntan al carro. Las encuestas nos dan peor y por eso vamos a un proceso de refundación. Automáticamente hay gente que se ha ido a otros partidos, que es la que quiere seguir viviendo de la política. Pero una cosa es la situación interna y otra la externa. Ahora mismo el contexto está muy polarizado. Veo una vuelta al bipartidismo y quizás nosotros no estamos sabiendo reconectar con la gente y volver a ilusionarla. Cometimos errores, pero no cometimos delitos. El hándicap es que la gente que vota a Ciudadanos no es gente que vote al partido por interés, sino porque siente seguridad o cree en el proyecto. El nuestro es un voto prestado. No es el voto de quien tiene a un familiar trabajando, o que sea como el PP o el PSOE, que viene desde nuestros abuelos. Nuestro votante es más informado, más crítico y más exigente. Eso es bueno, pero es verdad que cuando hay algo que no entienden o el partido toma una decisión que no se ha explicado bien o están en desacuerdo, nos han retirado su voto. El contexto polarizado también ha hecho mucho. Estamos volviendo a un momento de confrontación y los partidos del bipartidismo se están apoyando tanto en los populistas de extrema derecha como de extrema izquierda, que son Vox y Podemos. El centro, que es el catalizador del consenso, es el que llega a acuerdos con los dos lados y es útil. El frentismo con ideas sectarias hace que estos dos partidos nunca se pongan de acuerdo. A nivel europeo, el liberalismo ha pasado por ciclos en que han salido de las instituciones, pero se han repuesto.

Pienso en el Partido Democrático Libre de Alemania. La pregunta es si Ciudadanos está dispuesto a tener un papel más pragmático y apoyar desde el Parlamento a un gobierno de centroderecha o centroizquierda por igual.

Apoyamos la reforma laboral, pese a que no era la reforma defiende Ciudadanos. Pero sí que tenía algunos puntos positivos que mejoraba la anterior. Si no salía adelante con nuestro voto, ERC, Bildu y los nacionalistas iban a meter la tijera y resultaría una reforma perjudicial para los españoles. Ciudadanos siempre ha tendido la mano a los partidos mayoritarios para llegar a acuerdos en función de su programa. Nosotros priorizamos las decisiones en función del interés general y no de nuestros partidos. Inés Arrimadas ha dicho que el apoyo tanto a la prórroga de los estados de alarma y la reforma laboral era por el bien de los españoles. Hay mucha gente que piensa que a este gobierno nunca se le debe apoyar por sistema y que hay que bloquearle permanentemente. Si la reforma o la propuesta beneficia a los españoles, nuestro partido siempre antepondrá los intereses de los ciudadanos, aunque luego no se entienda, aunque haya partidos que quieran tergiversar nuestros posicionamientos. Cuando lleguen las elecciones municipales y autonómicas estaremos allí para hablar de programa, programa y programa. Haremos pactos en función de nuestros programas y principios, no en función de los partidos. No es gobernar a toda costa.

Ese programa político está en pleno proceso de reformulación. ¿Cómo están ahora los ánimos entre las bases y los cuadros intermedios?

Es una evidencia. Cada vez que hemos ido a las urnas hemos perdido votos. Vamos, eso genera en las bases y en los afiliados una preocupación. Antes de los resultados de las andaluzas, se había puesto en marcha una reforma profunda a mediano y largo plazo, para poner en crisis el proyecto político de Ciudadanos y ver en qué habíamos fallado. Con unos resultados tan malos es cuando la cosa se acelera. Lo positivo de este proceso de refundación es que no solo estamos preguntando a las bases internas y a los cargos, sino también a la ciudadanía. A la gente que nos votó y ahora es reticente a darnos su voto. Siguen creyendo en que ese espacio de centro, liberal, reformista y valiente que ahora no encuentran en otros partidos políticos, es necesario. Por eso el proceso de refundación está rediseñando la herramienta política que le dé a esa gente la confianza para poder votar y llevar a cabo las reformas que necesitan las comunidades autónomas y la honestidad de los políticos que se ha perdido. Estamos en un proceso de escucha de toda la afiliación. Se han apuntado dos mil afiliados a este proceso. Los cargos fuimos a Madrid a dos sesiones de trabajo hace dos semanas. Este proceso pone en crisis el liderazgo y las propuestas, salvo el dogma de la libertad. Estamos escuchando a nuestras bases, a nuestros cargos orgánicos e institucionales y, paralelamente, estamos haciendo un proceso de escucha a ciudadanos desde fuera y a través de la Fundación Liberal que coordina Guillermo Díaz se pondrá en marcha el proceso de escucha para la gente relevante y de la sociedad civil y colectivos a nivel nacional y autonómico que no quieren participar de manera visible en un proyecto político, pero sí que están interesados en que Ciudadanos sea un proyecto útil en el que la gente confíe. 

Lo que está pasando no es culpa de Inés. Un partido no pierde votos en cada urna por una sola persona. Es imposible. Pero sí que es verdad que todo el mundo mira a la líder a la hora de pedir dimisiones

Se habla de un cambio de nombre, de una revisión total del programa e incluso de los liderazgos. Inés Arrimadas fue muy criticada por ciertos sectores del partido. ¿Apoyas su conducción?

Cuando Albert Rivera y su equipo más cercano dimitieron tras las elecciones de noviembre de 2019, la decisión de que fuera Inés la que cogiera las riendas de este partido era unánime. Lo hizo en un momento complicado. Complicado porque los resultados de las nacionales habían sido muy malos y nivel personal, porque había estado embarazada. Lo que está pasando no es culpa de Inés. Un partido no pierde votos en cada urna por una sola persona. Es imposible. Pero sí que es verdad que todo el mundo mira a la líder a la hora de pedir dimisiones. Inés, el equipo de la permanente y el equipo de la ejecutiva han puesto sus cargos a disposición. El equipo que trabaja en el proceso de refundación es paralelo a la ejecutiva del partido. Tiene su autonomía para trabajar. Las propuestas de este proceso de escucha que se lanzan desde los territorios, si es necesario un cambio de nombre y el liderazgo de Arrimadas, todo será refrendado por los afiliados. Lo que tiene que salir a final de año o a la mucho al principio del que viene, debe ser nuevo, unido, y que tengan muy en claro nuestras ideas fuerza y nuestras banderas. Tenemos que salir a decir las cosas de manera mucho más valiente y sin complejo, porque no somos el bipartidismo que no trata ciertos temas o que promete reformas que nunca llevarán a cabo si son gobierno. Tenemos que ser un proyecto valiente, liberal, de defensa a ultranza de las libertades y los derechos de los individuos. El proyecto tiene que salir unido y refundado. Para que eso sea así, la afiliación tiene que refrendar cada uno de los cambios que se vayan a proponer. Ahí se verá si Inés continúa de líder.

Inés Arrimadas y Edmundo Bal; Ciudadanos se encuentra en pleno proceso de refundación. 

Europa Press

Un cambio que se está planteando en Ciudadanos es un giro hacia el municipalismo, algo inverso a lo que se hizo hasta acá. ¿Cómo se preparan para competir en cada uno de los territorios de cara a las municipales de mayo?

Mucha gente dice que Ciudadanos está muerto o que ha desaparecido. Bueno, Ciudadanos está gobernando en la región de Murcia, con un millón y medio de habitantes, para 800 mil murcianos, porque estamos gobernando en las ciudades más importantes y en muchos municipios de la región. Esa apuesta por el municipalismo no se tuvo tanto en consideración en un primer momento, cuando el partido se expandió a nivel nacional. Ahora debemos apostar por él porque en los pequeños municipios donde la política es mucho más cercana, donde la gente conoce los perfiles de quienes tienen la responsabilidad de gobernar, Ciudadanos está andando muy bien. A nivel local, la gente está valorando los gobiernos de coalición de Ciudadanos. Esa apuesta tiene que hacerse ya. En mayo hicimos una convención regional en Murcia volcada al municipalismo para poner cara a todos nuestros compañeros que gestionan municipios. Hay reformas y políticas totalmente modernas de reducción del déficit público, y la gente que sí los conoce, está valorando el trabajo. En mayo del año que viene nos la jugamos. La gestión municipal tiene que ser nuestra punta de lanza ahora mismo. 

Esa apuesta por el municipalismo no se tuvo tanto en consideración en un primer momento, cuando el partido se expandió a nivel nacional. Ahora debemos apostar por él porque en los pequeños municipios donde la política es mucho más cercana

Siendo realista, ¿crees que sigue habiendo lugar para un espacio liberal en la política española?

Ahora mismo lo vemos difícil, pero tenemos más claro que nunca el papel que tiene que tener nuestro proyecto. No vamos a ganar por mayoría absoluta ni buscamos un 25 por ciento de intención de voto, o un 20 o un 18. Vamos a intentar crecer y reconectar con la gente para que nos dé su confianza. Al final, este espacio es necesario. No quiero volver a las mayorías absolutas de derechas o de izquierdas. Todos tienen el mismo objetivo: mantenerse en el poder de manera indefinida. Mucha gente se define de centro y quiere que los políticos lleguemos a acuerdos. Es nuestra función principal. La tenemos difícil, pero vamos a intentarlo todo.