La larga relación polÃtica y personal entre MartÃn Llaryora y Sergio Massa está suspendida. Ambos se conocen desde la primera juventud, cuando militaban cerca de Palito Ortega. Sin embargo, la decisión del gobernador cordobés de mostrarse como un opositor férreo ante la llegada del flamante ministro de EconomÃa, confirma que el vÃnculo entre ambos seguirá en esa condición.
"La estrategia nacional la dirige Juan Schiaretti, y MartÃn no se moverá ni un centÃmetro de la ruta polÃtica que trace el gobernador", dijo Juan Manuel Cid, lugarteniente de Llaryora en la Legislatura provincial e integrante de la mesa chica del intendente, al confirmar que la puesta en escena de Hacemos por Córdoba seguirá el guión de no mostrarse cerca del Frente de Todos.
Primeros signos de tensión entre Llaryora y Schiaretti por la campaña
En el Frente Renovador cordobés, que está en proceso de formalización en la Justicia Federal, el plan es otro: buscan integrarse al llaryorismo, alejándose del Frente de Todos en el plano provincial. No es algo nuevo en Córdoba: como se recordará, en esta provincia el Movimiento Evita es parte de Hacemos por Córdoba y se muestra crÃtico del kirchnerismo.
Al partido del tigrense lo conduce en Córdoba Fernando Caubet, un "massista ortodoxo" hijo de Jorge, concejal de Tigre entre 2013 y 2017, cuando Massa lideraba el post kirchnerismo. La "histórica relación" entre Massa y Llaryora "necesita de un acuerdo polÃtico para plasmarse", dice Caubet hijo, quien confÃa en que el "ADN acuerdista de Sergio" lo haga confluir en un futuro cercano con la estructura que arma Llaryora para disputar la Gobernación con (probablemente) Luis Juez.
Dos hechos públicos demuestran la "relación generacional" entre Massa y Llaryora: cuando enfrentó a Schiaretti en la interna de 2013, Llaryora compitió bajo el lema Frente Renovador; y el 3 de enero de 2019, el por entonces vicegobernador de Córdoba y diputado nacional ordenó abrir San Francisco, su ciudad, para que Massa dé sus primeros pasos de candidato a presidente.
La carta de presentación para limar la resistencia interna serÃa "la gestión", particularmente la del Ministerio de Transporte de la Nación, donde hay varias terminales del peronismo cordobés. En ese organismo -por donde pasan los subsidios, una de las banderas de Llaryora- está Marcos Farina, un exdelasotista que pasó tempranamente al Frente Renovador y ostentaba hasta el reordenamiento en Transporte la silla de secretario de Articulación Interjurisdiccional.
"En este nuevo desafÃo seguiremos trabajando juntos. Vamos a ocuparnos de sacar el paÃs adelante", escribió Farina para celebrar la llegada de su jefe polÃtico a EconomÃa.
Ocupan lugares importantes en la estructura de Transporte Laura Labat (legisladora provincial de RÃo Tercero, ahora de licencia), Juan Manuel Escudero (en Obras del Transporte), Alejandro Storello (Transporte de Pasajeros) y la abogada Mariela Mariano, los tres últimos, junto a Farina, de RÃo Cuarto, donde pisa fuerte la madrina de este grupo: Adriana Nazario, última pareja de José Manuel de la Sota
Sin romper con Hacemos por Córdoba, Nazario mantiene su plan de recostarse en el Frente Renovador para hacer músculo en el peronismo cordobés. Caubet confirma que el plan del massimo es "acompañar" a la viuda del exgobernador si decide competir por la intendencia de RÃo Cuarto, en 2024. "Nosotros trabajamos para Córdoba", dice Franco Miranda, legislador por el departamento RÃo Cuarto y soldado de Nazario, al poner una distancia con el massimo.
En la agenda inmediata de la "gestión" aparecen dos puntos conflictivos en la relación Córdoba-Nación, o Schiaretti-Massa: la re-discusión de los subsidios al transporte, donde el gobernador cordobés reclama un "reparto federal" que implica un recorte para el Amba, y la siempre tensa cuenta de los giros de la Anses para cubrir el rojo de la Caja de Jubilaciones de Córdoba, una cuenta millonaria y desfasada por la alta inflación, ya que los giros se calculan sobre el déficit de 2019. A mayo, Córdoba le reclamaba a MartÃn Guzman casi 50 mil millones de pesos extra.
En este marco, la relación Massa-Llaryora parece condenada a la clandestinidad, como ocurre con otros dirigentes del kirchnerismo que ocupan cargos secundarios y poco visibles en la Municipalidad capitalina. La "polÃtica del entendimiento" que postula Massa para Córdoba no logra por ahora saltar el cerco con el que Schiaretti alambró al peronismo cordobés, y del cual Llaryora no planea moverse.
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Y tengo mucho, miedo.-