Martín Llaryora, intendente de Córdoba y candidato a gobernador del peronismo, inició su campaña blanda por el interior de la provincia, donde debe descontar la ventaja que Luis Juez lleva en posicionamiento. Mezclando la agenda institucional con las actividades políticas, Llaryora desembarcó en el sur provincial, justamente donde -por la penetración de la televisión nacional- tiene mejores números.

La estrategia, acordada con Juan Schiaretti, mostró una "sintonía fina" entre Llaryora y los ministros. Los funcionarios de confianza del gobernador centralizaron la coordinación de las actividades y le abrieron al candidato puertas clave, como empresarios e intendentes. Los ministros Facundo Torres (Gobierno), Paulo Cassinerio (Vinculación Comunitaria) y Carlos Massei (Desarrollo Social) son el tridente ofensivo que destinó Schiaretti para esta tarea. En esta primera incursión de Llaryora como candidato, también jugaron fuerte Eduardo Accastello (Industra), Sergio Busso (Agricultura) y Julián López (Justicia).

Todos provienen de distintos espacios del peronismo cordobés, pero confluyeron en el operativo para apuntalar al candidato. "El discurso es mostrar que habrá con Martín una continuidad del ‘modelo Córdoba' de Schiaretti y un plus de innovación, vinculado a la modernización del Estado y la economía circular", dice un operador del intendente, quien se anima a dar porciones de la fórmula: "80 por ciento de continuidad y 20 por ciento de innovación".

En este marco, fue vital para la estrategia la reunión reservada en cuanto a los términos entre Roberto Urquía, comandante del pool que lidera Aceitera General Deheza, y Llaryora. El encuentro fue en la oficina del exsenador nacional y uno de los empresarios que apostó fuerte por Alberto Fernández. "Martín dejó claro ante un referente del círculo rojo como es Urquía que irá por el mismo camino que Schiaretti construyó con el campo, por lo que apostamos a exhibir este diferencial", agregaron en el PalacIo 6 de Julio, sede la municipalidad capitalina.

A Torres, de aceitados lazos con los intendentes, se le asignó la tarea de afinar la llegada de Llaryora al interior provincial, quienes jugarán un rol central en esta primera etapa de la campaña: "Martín tiene que ser conocido en toda la provincia, y para eso necesitamos presencialidad y que la dirigencia local lo respalde", agrega el colaborador del intendente.

Hay una visión similar en El Panal, la sede del Gobierno provincial: "Los intendentes van a bendecir a Llaryora, y es una dinámica nueva: hasta ahora, eran De la Sota o Schiaretti quienes le levantaron el brazo al referente local; ahora el proceso será inverso".

Coinciden en la Municipalidad: "El esquema funcionó en este primer aterrizaje. La única forma de que Martín sea conocido es que haya presencia y territorialidad. Él gobierna, no puede dedicarse a las giras cualquier día, como puede hacer Juez, por eso es importante que sean los líderes locales quienes lo presenten a sus vecinos; hoy más que nunca la relevancia del jefe político local será muy importante", agrega el colaborador de Llaryora.

Son los intendentes los que mueven los engranajes del hasta ahora poderoso aparato del peronismo cordobés, que le dio a ese partido casi todos sus triunfos por el rechazo electoral que tuvo históricamente el vecino de la ciudad de Córdoba.

Tampoco fue casual el explícito respaldo de Llaryora a la candidatura nacional del gobernador. Se especula que la proyección de la marca Schiaretti también incidirá en la campaña local. "Creo que estamos en un momento histórico para que los cordobeses no sólo cuidemos el modelo Córdoba, sino también para que impulsemos a un presidente de la talla de Schiaretti para dar las certezas que el país no tiene", dijo Llaryora tras reunirse con Urquía.