Lo que nos enseña la crisis del agua en Jackson, Mississippi, es que los prejuicios raciales son una de las principales causas del problema que afecta a 150.000 personas en una ciudad de mayorÃa negra. La otra lectura, en clave polÃtica, nos muestra como Jackson se transformó en una ciudad abrumadoramente negra, en gran parte pobre, demócrata, aislada dentro de un estado conservador y en consecuencia sin capacidad para resolver una crisis que viene de largo. El alcalde de Jackson es negro y demócrata. El gobernador y la mayorÃa de los legisladores estatales son blancos y republicanos.
En Jackson, hoy en dÃa no se puede beber agua del grifo o tomar un baño pues el agua es tóxica, lo que empuja a los habitantes de esta empobrecida ciudad al sur de los Estados Unidos a depender del agua embotellada.
El alcalde Chokwe Antar Lumumba dice que reparar el sistema de agua costarÃa más de mil millones de dólares. No hay forma de que la reducida base impositiva de Jackson pueda pagar eso. Pero cuando la ciudad le pide dinero al estado, por lo general recibe mucho menos de lo solicitado, si es que recibe algo. Peor aún, el gobernador de Mississippi atribuye los problemas de agua a la mala gestión de la ciudad. Este año firmó el recorte de impuestos más grande jamás realizado en el estado.
El Congreso está investigando la crisis tras la petición de los representantes Bennie Thompson, de Mississippi (del distrito que incluye la mayor parte de Jackson y preside el Comité de Seguridad Nacional del Congreso), y Carolyn Maloney, de Nueva York, quienes cuestionaron cómo Mississippi planea gastar $10 mil millones de la Ley del Plan de Rescate Estadounidense y de la Ley de Infraestructura Bipartidista, y $429 millones "especÃficamente asignados a mejorar la infraestructura de agua del estado".
"We must show millionaires like Bezos that workers in America have power"
LPO visitó Jackson acompañando a Joshua Dedmond, el director de operaciones de Cooperation Jackson, una asociación local que trabaja para el desarrollo comunitario sostenible, la democracia económica y la propiedad comunitaria.
¿Qué ha pasado en Jackson?
Es una ciudad vieja con problemas con el agua desde hace más de 100 años. A la gente que se fue de Jackson a las afueras, la llamamos el vuelo blanco, abandonaron la ciudad dejándola en crisis. El valor de la propiedad cayó y los que nos quedamos, mayormente afroamericanos, sufrimos las consecuencias. Nuestra resiliencia ha sido a sabiendas que el sistema del agua está fallido.
¿Por qué hablamos de racismo en esta crisis del agua?
Solo por el hecho de existir, uno deberÃa poder disponer de un espacio salubre con agua limpia y potable, pero al estar controlado por un estado supremacista, respaldado por el capitalismo, aquà se le quita a unos para dárselo a otros pocos. Hay una interseccionalidad entre la justicia medioambiental y la justicia racial, y en este momento en la ciudad de Jackson, si esta crisis no deja de suceder, seguiremos peor en invierno cuando se congelen las cañerÃas que tienen más de 100 años y acaban reventando. Es un indicador que el estado usa la privación sistemática para mantener y hacer rica la autocracia existente.
¿Qué objetivo tiene vuestra asociación?
Nuestra visión a largo plazo es desarrollar una red cooperativa con cuatro instituciones interconectadas e interdependientes: una federación de cooperativas de trabajadores locales, una incubadora de cooperativas, un centro de educación y capacitación cooperativa y un banco cooperativo. Lo que hacemos aquà también es señalar esta contradicción masiva, que el estado no nos va ayudar, para presionar también para que hagan lo que es correcto para la gente. Esta realidad nos invita a trabajar en alternativas polÃticas y estructuras alternativas para la gente.
El problema en Jackson va más allá del agua...
Hay voluntad de mantener a la gente negra en esta situación. Estamos delante de un estado que sigue sin expandir la cobertura médica por ejemplo. No se trata solo de una crisis ambiental, lo es también de infraestructura. Hay que sumarle una crisis sanitaria endémica en la que no tenemos agua potable. También el estado les quita la autonomÃa de su propio cuerpo a las mujeres. Y después nos preguntamos por qué sube el crimen. Son ciclos que van más allá de una crisis del agua. El agua señala la vida, y el estado está diseñado para cortar recursos e infradesarrollar ciertos espacios donde vive la gente.
Apuestas por el activismo para resolver un problema endémico en USA del que Jackson sirve como perfecto ejemplo.
Necesitamos gente en los lugares de toma de decisiones pero ese empuje es fuerte solo si la comunidad les hace la demanda. Tenemos que hacer un mejor trabajo para que nuestra comunidad esté educada. Después de lo que hemos visto con esta crisis del agua, tenemos que explicar en términos simples el porqué no tenemos los recursos federales que merecemos y asà la comunidad informada debe hacer que se oiga su voz y tener representantes polÃticos. Soy optimista viendo que hay más radicalización en las nuevas generaciones y eso me da esperanza. Hemos visto profundos movimientos sociales en escena como resultado de la organización pero también por reacción espontánea. Estoy orgulloso de ver lo que pasó en 2020 y cómo pararon el mundo.
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